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Yerba legal a la vista

Andrés Hoyos
14 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.

Aunque Chris Wallace, el moderador del debate presidencial gringo, estaba sesgado a favor de Trump dado su eficaz estilo bully y no dejó que Joe Biden redondeara la idea, el candidato demócrata alcanzó a sugerir que entre sus planes estaba legalizar (o despenalizar, sutileza más o menos inútil) la marihuana recreativa, opinión ya compartida por dos tercios del electorado americano. Como a estas alturas Biden lleva una ventaja difícil de dilapidar de aquí al 3 de noviembre, es muy posible que el país gire en esa dirección a partir del año entrante. ¿Que Trump todavía puede ser reelegido? Bueno, entonces borren de su mente por cuatro años la premisa más potente del resto de esta columna.

La marihuana es un maleza de las más rudas. Se da en casi todas partes y es dificilísima de matar. Las plantas hembra son más productivas que las macho en THC, el agente activo de la marihuana, de suerte que cualquier plantación sufre de oficio una escabechina de masculinidades. La prohibición ha producido una dañina selección antinatural y las variedades de hoy son mucho más potentes que las de los años 70, cuando empezó a abundar en Colombia y muchos estudiantes la fumábamos en cantidades variables. Algunos se volvieron marihuaneros de por vida; otros la dejamos décadas atrás. Por el camino fue eliminado el utilísimo cultivo del cáñamo, sacado de una variedad de cannabis con muy escaso poder estupefaciente. Tengo por ahí un estupendo sombrero canadiense hecho en esta fibra. Fabricarlo no sería legal hoy en Colombia.

Aparte de Uruguay, Canadá y varios estados americanos, el siguiente dominó que podría caer sería México, una vez se zanje el dilema entre Biden y Trump. AMLO prometió en la campaña legalizar la yerba y “... el líder del partido oficialista Morena en el Senado, Ricardo Monreal, dijo a Reuters que espera que antes de diciembre se apruebe una ley para el uso recreativo de la droga, que permitiría a firmas privadas reguladas venderla al público”. Mmm, lo dicho: eso depende en buena parte de quién gane las elecciones gringas, aunque incluso con Trump a bordo de repente no les quedaría más remedio que cumplir.

Nadie debe engañarse: la fuente doctrinaria y legal del prohibicionismo internacional son los Estados Unidos. Si allá legalizan la yerba, es apenas cuestión de tiempo antes de que sea legal en la mayoría de los países. Hace casi cien años ellos aprovecharon la Gran Depresión para acabar con la nefasta prohibición del alcohol. Pues bien, esta vez la recuperación de una crisis de gravedad comparable podría conducir al menos a la legalización de la yerba, convirtiéndola así en un motor económico, al tiempo que le sustraen al crimen organizado fuentes de recursos vitales. Piénsese solo en la violencia del alto Cauca. Allá lo que cuidan los bandidos son invernaderos de marihuana, no cultivos de coca. Y así, multiplique por centenares los lugares en los que alguna forma de legalización del cannabis sería beneficiosa. Se crearía una industria mundial de primera importancia, que podría valer cientos de miles de millones de dólares al año. Los impuestos de todo tipo que se recaudarían a partir de la yerba también serían muy cuantiosos y alcanzarían no solo para desestimular su consumo y dar tratamiento a quienes abusen —pues nadie sensato dice que la yerba sea buena—, sino que sobraría para muchas otras cosas.

En fin, ojalá a Trump le vaya mal en noviembre.

andreshoyos@elmalpensante.com

 

Atenas(06773)14 de octubre de 2020 - 04:03 p. m.
Uy, uy, uy, qué banano sería q' legalizaran esta vaina, me encanta andar entre las nubes y ver así, por fin, a estos terricolas por encima del hombro. Que cuentos esos de la yerba q' mata, mejor seria ¡ la yerba, qué mata! Pilas q' voy por otro porro.
  • Usuario(51538)14 de octubre de 2020 - 05:39 p. m.
    Hágale, a ver si ve la vida desde otra óptica, quizá más bacana y menos fachistoide, chato.
Jaime(60078)14 de octubre de 2020 - 03:54 p. m.
Certero Mr. Hoyos, como siempre; pero -siempre lo hay-: Ponerle seriedad a la legalización de la "maracachafa", actúa como una cortina de humo para el verdadero problema de la droga en Colombia: El cultivo y procesamiento de la coca, materia prima que alimenta esa ávida y creciente DEMANDA del consumo gringo, motor real del nefasto marketing. Esas complejas legalizaciones deberían ser paralelas.
A(77821)14 de octubre de 2020 - 01:30 p. m.
Bienvenida la legalización. Pero no sea iluso Sr. Hoyos. Con ella bien puede ocurrir que el abastecimiento de yerba a los mercados del norte se haga desde paises como Mexico, Israel, España y el mismo EEUU. La ventaja comparativa de Colombia en estos productos es la ausencia de estado. Por ello somos terreno fértil para lo ilegal. Los invernaderos caucanos terminarían produciendo amapola o coca.
  • Ricardo(68260)14 de octubre de 2020 - 11:54 p. m.
    válido su punto: hemos permitido que se acabe la cultura campesina colombiana y hemos sacrificado a miles de compatriotas, amén de instituciones, para que unos pocos desadaptados de los países ricos tengan que pagar cifras escandalosas para satisfacer su necesidad de meterse porquerías por sus narices. Y de paso darle trabajo a los que trafican y a los que se hacen los que combaten el tráfico.
  • Jaime(60078)14 de octubre de 2020 - 04:08 p. m.
    Cierto, pero se justifica perder ese mercado si se salvan las vidas que el estado ausente y cínico considera "daños colaterales". La cosa es por el lado de racionalizar la legalización de los cultivos de coca; para eso hay excelentes propuestas que habría que analizar sin politiquería. Nota:¿Por qué será que nos preocupan más los efectos adversos en USA, que en nuestro país y nuestra sociedad?
Carlos(21129)14 de octubre de 2020 - 12:20 p. m.
Máas tarde que temprano se legalizará el uso recreativa. Los anacrónicos viejos que existen en la política colombiana se morirán algún día, los mismos que publicitaron el lema la hierba que mata. VIVA LA HIERBA
Usuario(51538)14 de octubre de 2020 - 11:54 a. m.
Que la hierba no es buena? Claro que sí. Lo malo es el exceso, que es otra cosa. El trago es rico, lo malo es el exceso también. Solo esos santurrones que hacen curso en la vida terrenal para merecer el Paraíso encuentran pecaminoso el uso recreativo de ciertas sustancias que están presentes en la naturaleza, obra del Creador... O del viejo Sata?
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