A la sombra del general Rojas Pinilla
Tratando de dejar atrás al gobierno dictatorial del general Gustavo Rojas Pinilla, conservadores y liberales acordaron el Frente Nacional. Sin embargo, tras 12 años de alternarse el poder, su sombra no desapareció. Así fue el ambiente político que antecedió la polémica elección de hace 50 años.
Juan Sebastián Lombo Delgado / @JuanLombo
Hace 50 años, el 19 de abril de 1970, se vivió una jornada electoral que dejó para la historia muchas dudas de fraude. Ese día, se enfrentaron en las urnas el general Gustavo Rojas Pinilla —cuyo mandato entre 1953 y 1957 fue considerado por muchos como dictadura— y el Frente Nacional —esquema de alternancia en el poder ejecutivo entre liberales y conservadores para superar la violencia partidista que había llevado a Rojas a la Presidencia—. Colombia debía elegir entre un movimiento populista de masas, representado por el militar y la ANAPO, y la clase política representada por el candidato conservador Misael Pastrana Borrero.
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Hace 50 años, el 19 de abril de 1970, se vivió una jornada electoral que dejó para la historia muchas dudas de fraude. Ese día, se enfrentaron en las urnas el general Gustavo Rojas Pinilla —cuyo mandato entre 1953 y 1957 fue considerado por muchos como dictadura— y el Frente Nacional —esquema de alternancia en el poder ejecutivo entre liberales y conservadores para superar la violencia partidista que había llevado a Rojas a la Presidencia—. Colombia debía elegir entre un movimiento populista de masas, representado por el militar y la ANAPO, y la clase política representada por el candidato conservador Misael Pastrana Borrero.
Rojas llegó al poder en 1953 a través de lo que el dirigente liberal Darío Echandía llamó un “golpe de opinión”, porque no se derramó una sola gota de sangre y llegó respaldado por sectores políticos de ambos partidos. Sin embargo, se amañó en la jefatura del Estado y el asunto derivó en dictadura. Pero cuatro años después, Laureano Gómez del Partido Conservador y Alberto Lleras Camargo del Partido Liberal, líderes de sus colectividades, se aliaron para sacarlo de la Presidencia y recobrar el orden democrático. A través de los pactos de Benidorm y Sitges, promovieron la resistencia ciudadana y diseñaron las bases del acuerdo bipartidista del Frente Nacional.
El primer presidente bajo ese nuevo esquema fue el dirigente liberal Alberto Lleras Camargo, pero, sin haberse posesionado, en una intentona golpista de algunos seguidores de Rojas Pinilla, se mantuvo la sombra del exmandatario. En contraste, en poco tiempo el Congreso de la República abrió un proceso político en su contra por “cargos de corrupción, uso indebido del poder, enriquecimiento ilícito y abuso de autoridad”.
El general, quien se había exiliado en España, regresó a Colombia el 11 de octubre de 1958 y se puso al frente de su defensa. A los pocos días fue detenido, en parte por el temor de un posible levantamiento popular. Inicialmente fue llevado a una prisión en Barranquilla y luego trasladado a la fragata Capitán Tono. En desarrollo del juicio, en 1959, Rojas optó por el contraataque y se fue lanza en ristre contra la clase política, culpándola de la violencia que vivió el país en los años 50. Al final, no fue a prisión, pero si fue despojado de sus derechos políticos. Sus seguidores lo interpretaron como una forma de sacarlo de la vida pública.
No obstante, antes de lo esperado se creó el movimiento político Alianza Nacional Popular (ANAPO) para defender su legado. La organización fue liderada por María Eugenia Rojas, hija del exdictador y conocida como “La capitana”, quien desde 1962 ocupó un escaño en el Congreso. Fueron tiempos difíciles, a Alberto Lleras lo sucedió Guillermo León Valencia, quien a pesar de su objetivo de acabar con las llamadas “repúblicas independientes”, vio nacer a las Farc en 1964 y al Eln en 1965. Por su parte, la ANAPO logró un significativo avance parlamentario y se consolidó como la fuerza de oposición al Frente Nacional.
En 1966 llegó a la Presidencia el dirigente liberal Carlos Lleras Restrepo, quien emprendió una reforma constitucional integral que fue aprobada, pero que sacó a relucir las rivalidades políticas. La ANAPO desplegó una férrea oposición, además fortalecida por una decisión inesperada: en diciembre de 1966, el Tribunal Superior de Bogotá absolvió a Rojas y el fallo fue confirmado por la Corte Suprema de Justicia. Eso le permitió volver a la política, esta vez como congresista a partir de 1968. Desde ese momento, los sondeos de opinión dejaron en claro que, con seguridad, se iba a presentar a las elecciones presidenciales de 1970.
Entonces, a mediados de 1969, cuando se ventilaban las candidaturas, se desató un enorme debate político en el Congreso. Enrique Peñalosa, padre del exalcalde bogotano del mismo nombre, quien entonces oficiaba como ministro de Agricultura, acusó al senador Ignacio Vives Echavarría de aprovechar su condición de miembro de la junta directiva del Instituto para la Reforma Agraria (Incora) para cobrar comisiones a varios dueños de latifundios. Vives contraatacó y no solo acusó a Peñalosa de haberse beneficiado de contratos del Estado, sino que la emprendió contra varios familiares del presidente Lleras Restrepo.
El debate Vives-Peñalosa se convirtió en el suceso político del momento y la ANAPO aprovechó la situación para hacer causa común con Vives. El telón de fondo fue el adelanto de la disputa por la Presidencia de 1970. El periodista Juan Gossaín, que entonces trabajaba en El Espectador, recordó así ese momento: “Nunca antes y nunca después se dio tanta trascendencia a un debate del Congreso, incluso las cadenas radiales lo transmitieron”. Al final, Peñalosa optó por dejar su cargo y Vives terminó preso, pero la ANAPO decidió apoyarlo, y cuando salió libre lo recibió para fortalecer su ofensiva política contra el Gobierno.
El 5 de noviembre de 1969, cuando la pelea Vives-Peñalosa todavía agitaba la política, se realizó la Convención del Conservatismo para elegir a su candidato a la Presidencia. La pugna se centró entre el excanciller y dirigente político de la Costa Caribe, Evaristo Sourdís, y Misael Pastrana Borrero, exministro del Gobierno Lleras Restrepo y ficha política del expresidente conservador Mariano Ospina Pérez. Inicialmente triunfó Sourdís por cuatro votos, pero como se requería una mayoría de dos terceras partes, al día siguiente se repitió la votación y Sourdís ganó por un voto. Entonces Ospina decidió que la última palabra la diera el Partido Liberal, como aliado en el Frente Nacional.
Antes de terminar el año, la Convención Liberal escogió a Pastrana, pero esa decisión precipitó la división conservadora. Considerando que habían violado la voluntad del partido, Sourdís siguió adelante con su candidatura. El expresidente Guillermo León Valencia decidió respaldar a un tercero en discordia, Belisario Betancur. Entre tanto, Rojas Pinilla, insistente en su discurso de la “dialéctica de la yuca” —¿cuánto valía una yuca en mi mandato y cuánto vale ahora?—, y con el respaldo de la ANAPO, aprovechó la situación y salió a las plazas públicas a buscar apoyo. La recta final de las elecciones presidenciales de 1970 sacó a relucir los viejos antagonismos y el revanchismo rojista.