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Antes de terminar diciembre pasado, el electo presidente Donald Trump anunció el nombre de su embajador en Panamá pero añadió que “(este) es un país que nos está estafando en el Canal… mucho más allá de lo que podrían soñar”. Y después recordó su frase predilecta: “Estados Unidos primero”. Cuando Trump se refiere a la “estafa panameña”, ¿busca una disculpa para reclamar el canal o hay algún motivo real para hablar de engaño a Norteamérica?
La “estafa” a la que se refiere Trump, es falsa. Cuando, en 1978, se iba a ratificar en el Senado de Estados Unidos, el Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente y al funcionamiento del Canal de Panamá (firmado el 7 septiembre, 1977), el senador Denis W. DeConcini, condicionó su voto favorable a dicho tratado – e influyó en el voto de otros senadores –, a la inclusión de una enmienda no negociada entre las partes que tuvo que ser aceptada por Panamá. Según esa enmienda, Estados Unidos y Panamá pueden intervenir militarmente en el Canal si este fuere cerrado o se interfiere su funcionamiento libre para el paso de barcos de todas las banderas ¡Como si Panamá pudiera invadir su propio territorio! Fue el precio que este país tuvo que pagar para conseguir la firma de los tratados. Pero el Canal no se ha cerrado ni se ha interferido su funcionamiento. Además, esa condición se refiere, tácitamente, a acciones armadas o a actos de terrorismo que no han ocurrido.
¿Por qué Panamá se vio forzado a “pagar ese precio” a Estados Unidos a cambio de que firmara el Tratado de Neutralidad que se negoció al tiempo con los Tratados Torrijos – Carter con los cuales se formalizó la entrega, al país vecino, del control del canal que estaba bajo dominio del país norteamericano?
Si Panamá no hubiera aceptado, el Canal todavía estaría bajo dominio norteamericano; y su Zona (como se conoce el sector en que se construyó el paso interoceánico junto con sus tierras, aguas y espacio aéreo circundantes) continuaría siendo territorio de Estados Unidos. La condición incluida por el senador DeConcini sobre la posibilidad de que su país pudiera intervenir militarmente en el Canal, mereció el rechazo de la mitad de los panameños pero, como dije, fue el precio que tuvieron que pagar.
Además, Trump aduce, ahora, motivos mediatos: mencionó el valor de las tarifas que Panamá cobra por el tránsito de los barcos, por el canal. Y amenazó con recuperar su control si las autoridades locales no reducen ese costo, al menos para las naves con bandera de su país. Si Panamá accediera a crear una tarifa diferencial, ¿Trump dejaría de amenazar o persistiría en la idea de recuperar su control de esa zona?
Mi impresión es que si Panamá accediera a darle un trato preferencial a los buques norteamericanos, volvería a la condición de sumisión, ante Estados Unidos, que tuvo durante muchos años. Además, a Trump no le importan las tarifas: le interesa el Canal, como le ha interesado al Pentágono (sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos). Si se realizara esta pretensión de Trump, sería como volver a la época del “Gran Garrote”.
¿A qué se refiere cuando recuerda la época del “Gran Garrote” y por qué el Pentágono ha mantenido interés estratégico en el Canal de Panamá?
La época del mandato del presidente Theodore Roosevelt (1901 – 1909) fue conocida como la del “Gran Garrote” porque él utilizó la amenaza y el uso de la fuerza militar en América Latina para lograr sus intereses y ampliar el territorio norteamericano. Por su parte, el Pentágono consideraba que si Estados Unidos no controlaba el Canal, debía establecer dos flotas: una en el Atlántico y otra en el Pacífico que no podían apoyarse mutuamente porque no tenían conexión entre sí. En cambio, si contaba con el Canal, solo requeriría una flota y con mayor poder.
Trump dijo otra frase inquietante: aseguró que no permitiría que el Canal “cayera en manos equivocadas” y que su devolución a Panamá se hizo a condición de que este país lo administrara, “no China ni nadie más”. Añadió que “unos maravillosos soldados de China… lo operan de manera ilegal” ¿Estados Unidos tiene razones válidas para inquietarse por la influencia china en ese paso marítimo?
El gobierno panameño ha negado esa versión. Pero si la presencia de chinos en Panamá fuera cierta, ¿por qué importaría que hubiera empresas o misiones del país asiático presentes en la nación vecina como existen en los cuatro puntos cardinales del mundo, incluso en Colombia? ¿Será que nuestro país amenaza a Estados Unidos porque los chinos están construyendo el Metro de Bogotá? ¿O que Perú es enemigo de la seguridad norteamericana por el megapuerto marítimo de Chancay que acaba de construir e inaugurar la empresa china Cosco Shipping Ports junto con la peruana Inversiones Portuarias Chancay?
Entonces ¿se trata de otro argumento de oportunidad de Trump quien, según usted lo deja entrever, lo que en realidad desea es retomar el control total del Canal?
Naturalmente, eso ese lo que desea: el control del Canal y de sus áreas adyacentes, como sucedía antes.
Hace solo unos días, el electo presidente de Estados Unidos volvió a referirse al Canal pero, esta vez, de manera más beligerante: en rueda de prensa se negó a descartar el uso de acciones militares para retomar su control ¿Es una respuesta extravagante de las usuales en Trump o cuando esté en el gobierno se atrevería a invadir al pequeño país panameño?
No sabemos si las amenazas de Trump como presidente electo, se concretarían cuando sea presidente en ejercicio. Pero la invasión a Panamá sería una decisión tan absurda y aún peor que la intervención en Vietnam (1965 – 1973), que se recuerda como la mayor derrota norteamericana en un conflicto bélico. Si invadiera a Panamá, Trump lograría lo que no han podido hacer todos los enemigos de esa gran nación desde hace décadas: unir al mundo contra Estados Unidos con todas las consecuencias que, de ello, pudieran derivarse.
Con el poder casi absoluto con que Trump llega a su segunda presidencia, podría tomar esa decisión por absurda que parezca. En ese caso, ¿la defensa de Latinoamérica, empezando por Colombia, es previsible y haría extender una guerra desigual pero generalizada en el continente o eso es impensable?
Es imposible. Los países de América Latina solo intentan, ahora, salir adelante de angustias económicas y de la polarización doméstica que existe en cada una de nuestras naciones que, además, padecen la amenaza de las mafias, el terrorismo y la delincuencia internacional.
Volviendo al inicio de esta charla, la pérdida del territorio panameño por Colombia, ¿fue el resultado de un ardid norteamericano para dominar la valiosa franja en donde se unirían los dos océanos o la separación de nuestros países era previsible debido a que Panamá constituía un cuerpo diferente de nuestro país?
A partir de la época de la “Fiebre del Oro”, en California, en 1848, Estados Unidos siempre tuvo la pretensión de construir un canal por Centroamérica, bien fuera en Nicaragua o en Panamá. De otra parte, la provincia de Panamá era un apéndice lejano de Colombia. Por eso, trató se separarse varias veces de nuestro territorio. Recuerde que muchos panameños aseguran que si su país no se hubiera separado de Colombia, sería como Chocó.
Por el antecedente histórico de la antigua pertenencia de Panamá a Colombia, ¿nuestro país tiene voz y voto, solo voz sin voto o nada que hacer si se presenta un conflicto entre Panamá y Estados Unidos aunque no sea de carácter militar?
Legalmente, Colombia no podría hacer nada. Sin embargo, como país vecino y todavía con derechos sobre el Canal, podría promover, con otros Estados, una reacción de carácter político, no solo hemisférica sino mundial contra la acción norteamericana. Incluso, podría auspiciar un recurso colectivo ante la Corte Internacional de Justicia como sucedió en el caso de la demanda de Suráfrica contra Israel por la represión en Gaza.
Por su personalidad autocrática y sus manifiestas intenciones, una decisión en contra de Estados Unidos de la Corte Internacional de Justicia le importaría poco a Trump. En un plano de realidad geopolítica, hoy por hoy ¿el entrante presidente Trump puede hacer lo que quiera y nadie – ni país, ni gobernante, ni organismo alguno – podría ponerlo en la raya?
Creo que, para Estados Unidos, en este momento en que afronta dos guerras y la amenaza de otra con China, sería fatal ponerse en contra de la comunidad internacional incluyendo a la opinión norteamericana que no lo permitiría.
Teniendo en cuenta estos impasses, ¿piensa que es posible que el mundo occidental está en riesgo de tener que enfrentar a un dictador “planetario” sin controles efectivos ni poderes equiparables al suyo?
No me parece. En Estados Unidos, ciertas decisiones presidenciales son sometidas a un complejo proceso de controles democráticos. No ocurre como en las películas de ciencia ficción. Trump podría “hundirse en su intento”, como reza el dicho.
Estados Unidos ¿puede reclamar legítimamente el control del Canal de Panamá debido a sus enormes inversiones en dinero, equipos e ingeniería en su construcción adecuación y funcionamiento?
De ninguna manera. Si se siguiera ese criterio en el ámbito internacional, España podría reclamar toda América Latina y, también, las potencias coloniales reclamarían buena parte de otras partes del mundo.
Tuvo que pasar más de un siglo para que Estados Unidos le diera a Panamá el control efectivo del Canal ¿Cómo fue posible la firma del tratado para concretar la entrega al país al que le pertenece?
Los firmantes fueron el entonces jefe de Gobierno de Panamá, el general Omar Torrijos, y el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Colombia contribuyó, muy eficazmente, a la concertación del Tratado en el gobierno de Alfonso López Michelsen. Carter tomó esa decisión en contra del Pentágono y de la mayor parte de la opinión pública norteamericana. Torrijos, sin ser un gran estadista, había logrado un gran respaldo político para presionar la firma de ese acuerdo, no solamente de los países latinoamericanos sino de muchas otras naciones de los cinco continentes.
Por eso, ¿Trump y sus más cercanos políticos republicanos han denigrado tanto de Carter a cuyas honras fúnebres, sin embargo, tuvo que asistir el entrante presidente norteamericano?
Ha sido una de las razones. A la firma del Tratado le han agregado, para criticar la gestión de Carter, el caso de los rehenes de Teherán y su desastroso intento de rescate; la invasión de la Unión Soviética a Afganistán; la invitación a los cubanos que quisieran asilarse en Estados Unidos, generando la “Operación Mariel”, que también fue desastrosa para La Florida y para Estados Unidos.
Además del Tratado Torrijos-Carter, Panamá tuvo que aceptar la firma del Tratado de Neutralidad del Canal como usted lo recordó que, en la práctica, significa la potestad de Estados Unidos de intervenir militarmente en esa zona panameña ¿Trump podría estar preparando, mediante sus declaraciones públicas, un ambiente real de intervención en el Canal?
Parece claro que Trump pretende crear, en ciertos sectores de la opinión pública norteamericana, un ambiente favorable para poder, eventualmente, intervenir en Panamá.
Una intervención de Estados Unidos en Panamá no tiene que ser necesariamente militar ¿Sería más probable que acudiera a un aislamiento económico?
La vida de Panamá es la actividad del Canal. Bloqueando la Zona, hundiría al país centroamericano.
Debido principalmente a las confrontaciones Rusia – Ucrania, Israel – Franja de Gaza y otras menos mencionadas, hay mediana o alta probabilidad de que la guerra se globalice ¿Cuál es la verdadera importancia estratégica del Canal de Panamá?
Aunque con las nuevas tecnologías el Canal de Panamá ya no tiene la importancia estratégica que tenía hace algunas décadas, de todas maneras continúa siendo una vía fundamental puesto que el 6% del comercio mundial, 14 mil buques de todas las banderas, así como 13 millones de contenedores, pasan por ahí.
Trump no solo se pronunció sobre la retoma del control del Canal sino que, además, mencionó a Canadá como un país que debería anexarse al suyo en condición de otro estado de la Unión; a México, país que también amenazó militarmente para entrar a sus territorios a “destruir los laboratorios de fentanilo”; y a Dinamarca, a la que le ofreció “comprar” la isla de Groenlandia ¿Ese afán expansionista del próximo presidente norteamericano es manifestación de sentimientos de superioridad o implica una estrategia geopolítica por la pérdida de dominio mundial de Estados Unidos?
Es evidente que Estados Unidos está sufriendo las consecuencias de una serie de decisiones erradas en las últimas décadas. Entre ellas, las intervenciones en Irak y Afganistán así como su impasibilidad ante la invasión rusa a Crimea. Pero al mismo tiempo, es previsible que los norteamericanos no quieren ir a otras guerras externas ni contribuir a ellas, incluyendo la invasión de Rusia a Ucrania y la situación en el Medio Oriente. Él mismo, en su anterior administración, dijo que se proponía regresar a todos los soldados norteamericanos que se encontraban regados en el mundo, en conflictos ajenos a Estados Unidos. Esta posición ha sido reiterativa en Trump.
Pero, ¿cómo explicar su interés en anexar a Canadá, “comprar” Groenlandia e intervenir en México y Panamá? No pueden ser simples “locuras”: algo más debe existir. A simple vista, pareciera un afán de expandir el territorio norteamericano…
Creo que se trata de un afán por cubrir el sentimiento de los norteamericanos respecto de la sensación de inseguridad doméstica y de la preocupación actual por la falta de liderazgo norteamericano en el ámbito internacional. En resumen, Trump pareciera querer revivir lo que significó Reagan contra Carter cuando el primero sucedió en la presidencia de Estados Unidos al segundo, haciéndole enormes críticas a su antecesor.
¿Peligro de intervención militar de Estados Unidos en Panamá?
El denominado Tratado de Neutralidad del Canal de Panamá que firmaron la nación centroamericana y Estados Unidos en 1977 y que parecía olvidado en los anaqueles de la historia, adquiere importancia política, ahora, con la asunción de Trump a la Presidencia de Estados Unidos. El nuevo gobernante norteamericano ha mencionado varias veces, en sus declaraciones, el uso del canal, en control de Panamá, en forma amenazante por cuanto ha sostenido que su contraparte “estafó” a su país. Mencionó la presunta injerencia china en el control del paso interoceánico, las altas tarifas que le cobrarían las autoridades locales a los barcos estadounidenses y unas supuestas violaciones a la seguridad del continente. En dicho tratado que intelectuales latinos consideran que fue “redactado en forma ambigua y unilateral” se contempla que “si el Canal fuere cerrado o se interfiriera su funcionamiento, la República de Panamá y los Estados Unidos de América tendrán, cada uno independientemente, el derecho de tomar las medidas que considere necesarias incluyendo el uso de la fuerza militar para reabrir el Canal o reanudar sus operaciones según fuere el caso”. Grave peligro en las condiciones presentes.
“Panamá se separó de Colombia y firmó con Estados Unidos”
La historia del Canal de Panamá tiene obvia relación con los reclamos justos o injustos de Trump Recuérdela, por favor: ¿cuándo se construyó, con la inversión económica y humana de cuáles países y mediante cuáles acuerdos?
Sin entrar en detalles, primero se hizo un contrato, en 1876, entre el gobierno de Colombia, con el canciller Eustorgio Salgar, y el gobierno francés, con el ingeniero Lucien Napoleón Bonaparte-Wyse, mediante el cual se constituía una empresa que se llamó Compañía Interoceánica del Canal de Panamá, en París, para la construcción del llamado Canal Francés, en la misma zona del actual. Fue un gran trabajo. Sin embargo, esa compañía quebró y se abandonaron las obras. Estados Unidos se interesó en adelantar el proyecto pero le exigió a Colombia la firma del Tratado Herrán-Hay, en 1903, para continuarlo. El Senado de Colombia lo rechazó; Panamá se separó de Colombia y Estados Unidos concertó con el entonces país independiente centroamericano, el Tratado Hay-Bunau Varilla, mediante el cual Panamá autorizó a Estados Unidos la construcción del Canal que se terminó en 1914.