Aunque no muy reconocida, la Sociedad de Activos Especiales (SAE) es de suma importancia en el país, pues en la encargada de administrar los bienes incautados a la mafia y al narcotráfico, entre otras funciones. Vino a ocupar las funciones de la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE), liquidada por los cuantiosos escándalos de corrupción en su interior.
La entidad sufrió en estas últimas semanas uno de sus revolcones más fuertes de su corta existencia luego de que el Ministerio de Hacienda aceptó la renuncia de María Virginia Torres, que por seis años ostentó el cargo de presidenta en la entidad. En su reemplazo quedó Andrés Ávila, que hasta hace unos días era vicepresidente de bienes inmuebles y muebles de la SAE.
Ávila Ávila tomó posesión este miércoles de su nuevo cargo ante el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. El nuevo presidente cumplió en 2020 tres años desde su llegada a la entidad. Primero, fue jefe de la Gerencia de Bienes muebles y en 2018, en septiembre, pasó a asumir las funciones de la vicepresidencia de Bienes Muebles e Inmuebles, cargó que ostentó oficialmente hasta hace seis días.
Antes de llegar a la SAE, este abogado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga pasó por la Dian como asesor de la Dirección de Gestión de Recursos y Administración Pública en 2010. En la misma entidad aduanera fue subdirector las áreas de Gestión Comercial, Recursos Físicos y Gestión comercial. De allí hizo el salto directamente a la entidad que ahora presidirá.
La administración de María Virginia Torres duró seis años, los mismos que la existencia de la SAE, y será recordada por afrontar el lío de la DNE y las implicaciones de recibir todos los bienes muebles e inmuebles de la mafia que la extinta entidad manejó, muchos de ellos de forma irregular.
Sobre este punto, Torres le comentó a este diario, en una de sus últimas entrevistas como cabeza de la entidad: “Nosotros recibimos un inventario de cerca de 100 mil activos el 30 de septiembre de 2014, compuesto por 19.819 inmuebles, 1.141 sociedades y un número absurdo de muebles de todos tipos, que sumaban como 60 mil. Lo que enfrentamos al llegar fue un lastre reputacional de la Dirección Nacional de Estupefacientes que hemos cargado hasta hoy. Siempre está la comparación, siempre que sale una noticia relacionada nos vinculan”.
El cambio que le imprimió Torres en el manejo de este tipo de recursos fue del cielo a la tierra frente a lo que venía llevando a cabo la cuestionada Dirección Nacional de Estupefacientes. Esta comenta que encontraron un “fondo que venía de ser administrado de una forma muy poco gerencial, no había procedimientos ni un sistema de información”, mientras que hoy se han avanzado en varias áreas como en la estandarización del manejo de lo bienes.
