Durante poco más de 40 minutos, la oficina del presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, se convirtió en una suerte de centro de operaciones del Gobierno. Sobre las 4 de la tarde de este martes, Armando Benedetti, anunciado ministro del Interior, llegó a ese despacho del Capitolio para reunirse con varios congresistas antes de entrar a la plenaria de la Cámara para tomarle la temperatura a su arribo oficial al gabinete.
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La llegada del nuevo jefe de la cartera política causó revuelo, y no solo por su polémica figura. También los focos se centraron en él por ser la última carta que el presidente Gustavo Petro decidió jugar para conseguir destrabar una agenda legislativa que no ha logrado superar las murallas retóricas de la oposición. El mandatario dijo que es “filibusterismo”.
Benedetti, quien volvió así a moverse en el Congreso –el edificio que recorrió durante 20 años y donde defendió ideas de distintas vertientes políticas–, comenzó con el reto de que la Cámara destrabe el segundo debate de la reforma a la salud y que en el Senado avancen otros proyectos claves como la reforma laboral y la reglamentación de la jurisdicción agraria.
Aunque a medios, tanto antes como después de su reunión, les dijo que “no podía hablar”, toda vez que aún no está posesionado, ello no impidió que durante casi una hora estuviera a puerta cerrada reunido con varios legisladores. Al Capitolio y en el cónclave en la oficina de Salamanca también estuvo Angie Rodríguez, la nueva directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), un puesto clave en la Casa de Nariño.
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Por allí desfilaron representantes como David Racero (Pacto Histórico), Duvalier Sánchez (Alianza Verde), Julián Peinado (Partido Liberal) y Alfredo Ape Cuello (Partido Conservador). Incluso, este diario atestiguó la entrada de Antonio Sanguino, recién posesionado ministro de Trabajo, quien se limitó a decir que fue una “coincidencia”.
Pero que la reunión fuera en la oficina del presidente de la cámara baja, que en su mayoría apoya a la Casa de Nariño, no fue casualidad. En estos momentos, el interés grueso que tiene el Ejecutivo en esta corporación es la reforma a la salud, que está aún a la espera de que se discutan en la plenaria los 32 artículos (de 62 que tienen en total) que hacen falta para que se cierre el segundo debate. Después de eso, los esfuerzos se concentrarían en mover la agenda en el Senado, que es más crítico con el Gobierno, al punto de que las negociaciones de Benedetti por representación en el gabinete han sido –sobre todo– con representantes y apenas unos contados senadores.
Sobre el encuentro en su oficina, Salamanca aseguró que “a mí me corresponde buscar que todas las voces sean recogidas en las discusiones”.
Por su parte, Sanguino aseguró que, en todo caso, él no tenía ningún interés político en esa reunión, que insistió en que fue “casual”, pues su trabajo se centrará en la defensa de la laboral, que entra a tercer debate en la Comisión Séptima de Senado. De hecho, ya fue radicada, por los senadores del Pacto Martha Peralta, Wilson Arias y Ferney Silva, una ponencia positiva; su otro frente, dijo, es abogar en la Corte Constitucional por la pensional.
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En las discusiones de la laboral en Senado y de la salud en Cámara, los nuevos ministros, que no podrán aspirar a cargos públicos el año entrante por estar inhabilitados desde el 6 de marzo, tendrán que demostrar su capacidad de negociación. Particularmente Benedetti, quien –en menos de un mes– se convirtió en uno de los hombres más poderosos de la Casa de Nariño.
Poco antes de que fueran las cinco de la tarde, el aún sin posesionar ministro salió a toda prisa hasta el Salón Elíptico (recinto de la plenaria), donde ya había quórum para empezar la discusión de proyectos de origen legislativo, como la llamada Ley Ángel y el proyecto para aumentar las bonificaciones a concejales de municipios de baja categoría.
Benedetti, en esta primera sesión como ministro en funciones, demostró su cercanía con varias bancadas. Pero también evidenció que hay voces que lo ven con desconfianza e, incluso, que piden su salida de un cargo que apenas está empezando a ejercer. En varias pancartas se leía “fuera Benedetti”.
Para caminar desde la entrada del Salón Elíptico hasta las primeras filas, estuvo custodiado por Agmeth Escaf, representante del Pacto y a quien es cercano. Se detuvo a saludar a varios congresistas y se quedó algunos minutos conversando con tres mujeres del petrismo: María Fernanda Carrascal, María del Mar Pizarro y Susana Boreal.
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Pero también hubo miradas con recelo. En las bancadas de la oposición (Centro Democrático y Cambio Radical) gritaron –entre representantes y asesores– “fuera Benedetti”; casi que leían los carteles puestos frente a las curules. “Si hay sectores del progresismo que quieren celebrar la llegada al ministro, allá ellos”, dijo el opositor Hernán Cadavid.
Ese clima demuestra que el nuevo ministro del Interior, el cuarto después de Alfonso Prada, Luis Fernando Velasco y Juan Fernando Cristo, tendrá que echar mano de su capacidad para negociar con congresistas que, en su mayoría, lo conocen y trataron con él desde cuando era legislador de La U, entre 2006 y 2022. Y ya lo ha hecho al haberse reunido, en cuestión de días y cuando ni se había anunciado su llegada a la cartera política, con 100 congresistas liberales, conservadores, del Pacto, de La U y de las curules de paz.
En ese contexto, El Espectador confirmó que este jueves se realizará la presentación en la Casa de Nariño del nuevo gabinete con el que el presidente Petro quiere apostar por el pragmatismo político para que sus reformas no se queden en la promesa de un cambio. Eso implica darles ministerios a las bancadas que hoy ofician por fuera de la coalición.
Para impulsar la agenda, Benedetti ha estado negociando uno a uno el apoyo de congresistas a cambio de esa representación en el Ejecutivo. Por eso, se espera que el próximo ministro de las TIC sea uno recomendado por La U, de la misma forma que Patricia Duque llegó a la cartera de Deportes por petición de los conservadores, particularmente, del representante Ape Cuello. Y la cartera de Comercio quedaría en manos de un liberal con la inminente salida de Luis Carlos Reyes; eso sí, tras la salida de Andrés Camacho de Minas, la cuota se le dejó al Pacto con el arribo de Edwin Palma, actual miembro de la Junta Directiva de Ecopetrol.
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Benedetti, tras este tanto del clima político en el Capitolio -que incluyó un paso por el Senado donde habló con Efraín Cepeda-, pasó a las 6:27 p.m. por la Plaza de Núñez rumbo a la Casa de Nariño, donde a las 7:00 p.m. se reunió con la bancada del Pacto Histórico.
En este cuarto puesto de Benedetti en el Ejecutivo (ya fue dos veces embajador y luego jefe de gabinete) tendrá que demostrar si Petro acertó o no cuando habló de una “segunda oportunidad”. Su llegada causó una barrida en el Ejecutivo –que aún no para– del sector más tradicionalista del petrimso, por lo que ahora debe demostrar su capacidad como operador político; las elecciones de 2026 también están en la mira.
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