“Miguel está anclado a la vida por su familia y por Colombia”: senador Esteban Quintero

¿Cómo conoció a Miguel Uribe? Quienes conocen al senador aseguran que usted es de los colegas más cercanos, al punto de que consideran que son amigos.

Lo conocí por temas del partido. Al comienzo siempre lo vi como un hombre amable, inteligente. Él andaba en Bogotá y yo en Medellín y solo nos veíamos en las manifestaciones que el partido hacía. Empezamos a tener mucho más contacto cuando ambos ganamos una curul en el Senado en 2022. Miguel siempre ha sido supremamente diferente a los demás, en el buen sentido de la expresión. Siempre lo he visto muy proactivo, animado y con su norte muy claro. En la plenaria del Senado, yo quedé una línea delante de Miguel (se refiere a la curul física). Desde el primer día, él se convirtió en el parcero, en el bacán, en el hombre que llega con una sonrisa todos los días, siempre animado a preguntarnos por la familia. A mí siempre me pregunta por mis hijas, mi esposa, mis papás, por mis fines de semana y el trabajo en territorio.

¿Qué recuerda de esas primeras sesiones en el Senado? Era la primera vez que ambos llegaban a tan alto cargo en su recorrido político…

A mí me asombraba bastante eso porque en este trabajo es fácil que uno vaya perdiendo esa humanidad que a él nunca le falta. Así fue que empezamos a notar a un Miguel líder que empezó a perfilarse como una persona muy cercana. Eso no pasa solo con la bancada, sino con todo el Congreso, en especial con los de la oposición. Saluda a los de Cambio Radical, a los de liberales, a la mesa directiva, al secretario. Tiene un carisma fuera de lo normal. Una cosa sencilla define a ese Miguel político y líder: en plenaria, uno tiene minutos muy cortos para las intervenciones y cada bancada tiene que escoger quién habla de cada tema, porque no podemos hablar los 13 senadores, pues por bancada nos dan cinco minutos. Pero en el ánimo propio de los políticos, todos queremos hablar y meternos en todo.

¿Y qué hacía Miguel Uribe?

Miguel, como líder, siempre nos dice: “Esteban, hable usted del tema de transporte; (José Vicente) Carreño, hable usted que es el de seguridad; Andrés (Guerra) hable usted sobre todo lo que es de ambiente o agricultura”. Eso empieza a calar, porque definitivamente eso casi no se hace en el Congreso. Así empezó a tener un papel preponderante en la bancada y eso me impactó mucho a mí, porque es un colegaje impresionante el de Miguel.

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¿Esa relación debió fortalecerse todavía más cuando usted decide respaldar a Miguel Uribe en su precandidatura presidencial, no es así?

Cuando Miguel empezó su carrera a la Presidencia le dije: “Quiero acompañarte, me siento muy identificado generacionalmente en lo que haces, en cómo lo haces, con tus posturas”. Así empezó a fortalecerse sin lugar a dudas nuestra relación de amistad. Desde que empezamos a trabajar y a recorrer Colombia, sobre todo en el oriente antioqueño, Miguel empezó a ser para mí un amigo incondicional. Así se fue fortaleciendo nuestra amistad y que él mismo fortalecía cada ocho días, invitándonos a un café o a su casa. Yo fui unas cuatro o cinco veces a la casa de Miguel. Su esposa, María Claudia Tarazona, es la mejor anfitriona. Charlamos, conocí a su hijo y creo que eso lo conmueve mucho a uno, porque la política se trata también de eso: de corazón, de amistad, de colegaje. Estoy seguro de que esta relación seguirá por mucho tiempo porque vamos a tener a Miguel con nosotros nuevamente.

Cuéntenos una anécdota que recuerde con cariño sobre Miguel Uribe.

Un día le dije: “Miguel, yo me estoy sintiendo muy solo, hermano. Todos tienen aquí como su amigo, su fórmula o su colega”. Él me dice una cosa y me lo repitió por ahí tres veces. Me dijo: “Amigo, yo nunca te voy a dejar solo. Puedes contar conmigo, pero indiscutiblemente no te sientas solo. Vamos a unirnos como jóvenes que somos vamos a sacar este país adelante”. Eso me dio mucha fuerza. Yo en Miguel encontré un amigo incondicional, un parcero del alma. Me hizo sentir seguridad para hablar y para todo. Miguel tiene una característica muy importante, además de ser uno de los mejores seres humanos que conozco. Es un hombre muy intenso, en el buen sentido de la palabra. Miguel, lo que se propone, lo consigue y lo saca adelante. Por eso yo estoy tan seguro que, con ayuda de Dios, Miguel va a salir bien y se va a levantar y vamos a seguir recorriendo Colombia.

Si tuviera que definir a Miguel Uribe, ¿cómo lo haría?

Además de ser el parcero que uno siempre quiere tener en la vida, es una persona que es ancla y que le da a uno seguridad. El hombre que se merece ser presidente de este país. Si cuida y si protege a los amigos como lo hace, estoy seguro de que así va a proteger a los colombianos.

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¿Dónde estaba cuando ocurrió el atentado? ¿Quién le avisó?

Yo estaba llegando a mi casa y en el chat de la bancada, la representante Yénica Acosta, del Amazonas, nos puso un mensaje que decía que había una información de que habían atentado contra Miguel Uribe. Pero nos parecía tan increíble que, para decir verdad, nadie le puso la suficiente atención. Ella volvió y repitió y dijo: “Esto es serio, ¿por qué no averiguamos?” Yo me tomé el atrevimiento de hablarle a uno de los asistentes de Miguel. Él me dijo: “Es verdad lo del atentado. No está nada bien”. Yo les transmití el mensaje y ya ahí empezaron todos los medios a contar la noticia.

¿Qué hizo después de entender que toda esta pesadilla era cierta?

Les quiero decir que fue una de las noticias más desgarradoras que a nosotros nos ha tocado. No solo por la amistad que tenemos, sino por el partido y por el país. Fue una noticia increíble. (En este momento de la entrevista, Esteban Quintero se detiene, respira con fuerza. La emoción lo supera por un momento, como a tantos en este país). Uno no puede creer que en Colombia esté pasando esto nuevamente, pues nosotros mismos lo vivimos. Miguel lo vivió con su familia y cada uno lo vivió desde diferentes situaciones. Lo que pasó nos dejó una sensación de indignación, de rabia, de mucha tristeza y de desesperanza. Miguel es un hombre de esperanza, joven y de familia. Por eso nos identificamos mucho.

¿Ha hablado con la familia del senador Miguel?

He hablado con el papá, Miguel Uribe Londoño. Es admirable lo que está haciendo. Es una persona que nos ha llenado de fuerza y de esperanza. El papá de Miguel nos cuenta que la situación fue muy difícil, pero que lo primero que hizo fue darle esperanza y vida a Miguel. Le habla de que se va a salvar, que tiene que seguir este camino. Le cuenta que todos los días hay oraciones por él. Si uno habla con el papá de Miguel, se le sube la esperanza ya al tope. Es un hombre supremamente fuerte. Por supuesto que se le nota el dolor y la indignación, pero es un ejemplo de vida.

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¿Qué es lo que más le ha impactado a usted de esas visitas a la clínica?

Que toda Colombia está orando por Miguel. Yo soy un hombre católico y me gusta profesar mi fe. He recibido cuánta oración ustedes no se pueden imaginar. Miguel se convirtió en un símbolo de esperanza para este país. Es impresionante. Yo en las visitas no he sentido tristeza. Para decir verdad, cuando uno sale de allá, sale con más esperanza, independientemente de los pronósticos. Se siente el calor humano, la energía de la gente y todo el amor que le tenemos.

¿Ha conversado sobre el tema con sus dos hijas?

Bueno, mis hijas conocen a Miguel porque han estado con él y porque aquí se habla de política. Cuando pasa el atentado, mi hija mayor que tiene nueve años se me acercó y me dijo: “Papá, estás muy triste por lo que le pasó a tu mejor amigo”. Yo le dije: “Mi amor, estoy muy triste, pero él se va a sanar y va a estar bien”. Ella me sorprendió mucho porque me dijo: “Papá, si Miguel no se murió en ese momento, Miguel va a vivir”.

María Claudia Tarazona ha dicho que Miguel está anclado a este mundo. ¿Usted qué cree que lo ancla?

Para mí, a él lo anclan dos cosas: su familia y Colombia. Miguel quiere ser presidente y, si Dios lo permite, así va a ser. Miguel está anclado a este mundo por defender a este país. Alguien me decía: “Miguel es un toro, Miguel está peleando por su vida”. Y cuando uno empieza a recordar a Miguel, con esa terquedad, no con sus posturas, porque él es un hombre de diálogo, pero sí de terco con sus planes y con lo que quiere hacer, uno empieza a tener esperanza. Miguel es un hombre supremamente fuerte, demasiado familiar. Él está anclado a la vida por su familia y por supuesto, por Colombia.

¿Qué le gustaría que el país supiera del senador Miguel Uribe en estos momentos?

Muchas cosas. Que es un hombre supremamente empático, muy inteligente, responsable y disciplinado. Que tiene mucha experiencia, pese a su corta edad (tiene 39 años). Tiene especialidades, maestrías y camino recorrido en lo político. Miguel es un gran amigo y esposo extraordinario. Siempre decía, así tuviera la agenda completamente ocupada, que tenía que sacarle tiempo a su familia.

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¿Miguel Uribe alguna vez le habló de su mamá, Diana Turbay?

Sí. Mi familia va muy poco al Congreso, pero una vez fue mi mamá y le dije: “Él es Miguel Uribe”. Ella me preguntó: “¿Es el hijo de Diana Turbay?”. Le dije que sí y los presenté. Ahí nos contó toda la historia de su mamá y nunca lo hizo desde un punto de vista triste, sino todo lo contrario. La lleva en el alma y en el corazón y recuerda siempre lo más bonito de ella. Con nostalgia, claro, pero Miguel siempre saca fuerzas de su mamá para ser lo que es. Es un hombre invaluable.

¿Qué opina sobre las personas que han aprovechado este momento tan complicado para fines políticos?

Yo siento que quienes apoyan a Miguel no están usando lo que está pasando para hacer proselitismo político. Las personas que genuinamente han ido al hospital, a rezar y a mostrar un gesto de cariño, lo están haciendo con el interés de que Miguel se recupere. Sí ha pasado que personas de la otra orilla política han sacado trinos fuera de tono. Me ha dolido y me ha parecido impertinente. Lo digo por la senadora Isabel Zuleta (en una publicación en X, la congresista dijo que esperaba que “la Fundación Clínica Santa Fe no se prestara para fines políticos y no aprovechara el debate de la reforma laboral para emitir un anuncio médico sobre Miguel Uribe). Yo creo que así no es. Es una situación que nos destroza el alma y el corazón. Pero de resto, hasta miembros de la oposición de nosotros, me han llamado con mensajes sinceros.

¿Qué congresistas han tenido esos mensajes sinceros?

A mí la primera persona que me llamó en la noche del atentado fue María José Pizarro (Pacto Histórico). Yo con ella no tengo absolutamente ninguna coincidencia ideológica, pero en la Cámara fuimos compañeros en la Comisión Sexta y siempre hemos tenido respeto. Me llamó a lamentar muchísimo lo que había pasado con Miguel. Lo sentí muy sincero. Y también debo mencionar al senador León Fredy Muñoz (Alianza Verde). Tengo una confrontación muy fuerte con él, pero estuvo en la eucaristía que realizamos en el Congreso esta semana y, cuando se paró en el momento de darnos la paz, se dirigió a donde estaba, me abrazó y me dijo: “Esteban, yo siento mucho esto. Lo siento en el alma”.

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¿Qué quisiera que Miguel Uribe supiera en este momento?

Yo quiero que Miguel sepa que nuestra bancada, que siempre ha sido unida, pese a algunas diferencias, se unió completamente. “Miguel, uniste totalmente a la bancada, al Centro Democrático, y hasta a una parte de la oposición, que ha crecido. Nos uniste y todos hoy estamos orando por ti”. También quiero decirle: “Miguel, párate de esa cama. Párate bien porque Dios así te va a ayudar. Tenemos que seguir recorriendo Colombia y te necesitamos más que nunca”.

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