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La Unidad Nacional del presidente Juan Manuel Santos está desgastada y las fricciones entre los partidos que la componen, Liberal, de La U y Cambio Radical, son claras. No obstante, cuando se habla de paz las coincidencias son evidentes, incluso entre partidos de oposición como el Polo Democrático, los verdes que tuvieron un efímero paso por la coalición y los conservadores que ya están alistando su regreso al redil del Gobierno. Sin duda, además de la buena voluntad está la millonaria burocracia que va a significar la inversión en el posconflicto calculada en $90 billones.
Ayer la dirección del Partido de La U aprobó por unanimidad la invitación “al Gobierno a crear una nueva coalición más amplia, con todos aquellos comprometidos con la paz”. La propuesta se dio en una reunión con los ministros de Hacienda, Mauricio Cárdenas, y de Agricultura, Aurelio Iragorri, horas antes el tema también se había abordado con el ministro del Posconflicto, Rafael Pardo, esta vez a instancias de las comisiones de paz de Senado y Cámara.
Uno de los congresistas que asistió a la reunión habló con El Espectador e hizo una radiografía de la actual Unidad Nacional. “El Partido Liberal tiene seis ministerios: salud, tic’s, interior, posconflicto, cancillería y justicia, a lo que se le suma Planeación Nacional. Cambio Radical tiene toda la infraestructura (vivienda, transporte y vicepresidencia) pero no les interesa el proceso de paz. Necesitamos una coalición equilibrada y que piense realmente en la negociación de La Habana”, afirmó.
No se trata de un movimiento al azar. Es público que el Partido Conservador está haciendo gestiones para hacer su reingreso oficial a la Unidad Nacional, porque es claro que un sector parlamentario en el que están los senadores Hernán Andrade, Roberto Gerlein, Efraín Cepeda y el representante Telésforo Pedraza, tienen un píe en la Casa de Nariño. Desde la otra orilla los congresistas que apoyaron a Marta Lucía Ramírez en su candidatura a la Presidencia, se han dejado seducir y están a un paso de entrar a la coalición de la mano del presidente del partido, el representante David Barguil.
Esta decisión ha generado la molestia de Marta Lucía Ramírez quien, en una carta enviada a mediados de enero a Barguil manifestó que “lo que ha pasado con Isagén es inaceptable, el deterioro de la economía es muy preocupante, la incertidumbre que sobre las negociaciones en La Habana en donde la agenda y los tiempos los está poniendo las Farc tampoco es buena para el país. El partido no puede estar de incondicional con el presidente Santos y sería inaceptable que el interés de unos pocos prime sobre el interés de las bases del partido”.
Lo claro, y así lo confirmó El Espectador, es que hay un claro interés burocrático. Los compromisarios del Partido Conservador piden que se les mantenga la Procuraduría que hoy la ostentan con Alejandro Ordóñez. El regreso al gobierno seguramente también significaría algún ministerio. En el diálogo con la Presidencia están parlamentarios santistas y antigobiernistas.
En el Partido Verde la situación no es diferente. La semana pasada el senador Jorge Iván Ospina envió una carta al presidente Juan Manuel Santos en la que planteaba dejar atrás la Unidad Nacional y establecer la “Unidad de la nación por la paz, que incluya una alianza amplia que reúna organizaciones indígenas, campesinas, afrodescendientes y a todos los partidos políticos, en especial a los independientes y de izquierda que apoyan el proceso de paz sin condicionamientos”.
En esta carta, sin embargo, si había una solicitud de representación política. Ospina planteó que la terna para reemplazar al Defensor del Pueblo, Armando Otalora, quien renunció por el escándalo de acoso a su secretaria privada, lo asuma una mujer, en este caso de la Alianza Verde. Es claro, los verdes están jugados por la paz, sin importar las condiciones.
Más allá de los acuerdos burocráticos es un hecho que una coalición más numerosa haría fácil el trámite del acto legislativo para la paz y las leyes que lo reglamenten. Incluso, anularía la oposición del Centro Democrático que no está dispuesto a ser un convidado de piedras ante las “concesiones” que señalan le ha entregado el gobierno a las Farc.
El Gobierno jugado por la paz y los partidos pendientes de la mermelada. Bien lo afirmó el presidente del Partido de la U, Roy Barreras, al finalizar el encuentro de las comisiones de paz del Congreso: “el posconflicto puede costar cerca de 90 billones en 10 años”.