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La fracasada audiencia pública sobre el referendo reeleccionista en la Comisión Primera del Senado se convirtió el jueves en un primer termómetro para medir el grado de polarización que se vivirá este semestre en el Congreso entre quienes buscan abrir la posibilidad para que el presidente Álvaro Uribe aspire a un tercer mandato y quienes se oponen a ella. Un pulso que según los analistas se extenderá hasta la conciliación con la Cámara —requisito necesario tras el cambio del texto—, e incluso más allá del Legislativo, con la exigencia al Registrador de que depure el censo electoral, además del obligatorio examen de la Corte Constitucional.
El jueves, cuando todos esperaban que la audiencia pública fuera un análisis juicioso sobre el tema, lo que se dio fue un duro ‘agarrón’ entre el senador liberal Héctor Helí Rojas y el promotor de la iniciativa, Luis Guillermo Giraldo. Según el congresista, por tratarse de una ley ordinaria y no de un acto legislativo, sus promotores no pueden ser voceros en los debates ante el Senado. Rojas le dijo a Giraldo que primero fuera a aclarar “las cuenticas” de la recolección de firmas ante el Consejo Electoral: “Giraldo no es el vocero del pueblo sino de unos firmantes. Los miembros del Comité promotor están moralmente impedidos para venir al Congreso a defender la iniciativa”, dijo.
En respuesta, Luis Guillermo Giraldo acusó al liberalismo de quererlo censurar tratando de desconocer la ley. “Si me quieren callar, vendré y dejaré constancia de que aquí estuve. Yo tengo derecho de intervenir”, señaló. Al final, la audiencia tuvo que ser cancelada porque sólo dos personas se inscribieron para intervenir, hecho que según Carlos Alberto Jaramillo, presidente de la Asociación Colombia Primero (la que dio la plata para la recolección de las firmas), obedece a una “estrategia” de la oposición para retrasar el trámite del proyecto.
Otro de los escollos que aparecen en el firmamento del referendo en el Congreso tiene que ver con la conciliación, paso obligado al que se deberá llegar cuando el Senado apruebe la iniciativa, teniendo en cuenta el cambio que se le pretende introducir al texto de la pregunta para permitir que la reelección pueda aplicar en 2010. Como el proyecto fue radicado en la Cámara, es el presidente de esta ala legislativa quien tiene la potestad de decidir el número de ponentes conciliadores —unos de Cámara y otros de Senado—, quienes deberán encontrar los puntos comunes y acordar su aprobación. Pero si no llegan a un acuerdo, el referendo se hundiría irremediablemente.
Así las cosas, ya se han escuchado algunas suspicacias debido a que la cabeza de la Cámara, representante Germán Varón, no sólo es cuota de Cambio Radical, sino que es uno de los máximos escuderos de Germán Vargas Lleras. Al respecto, el legislador del partido de La U, Nicolás Uribe, reconoció públicamente que confía en la “buena fe” de Varón, pero que cambiar el contenido del referendo en el Senado “podría traer inconvenientes a la hora de la conciliación”.
La otra movida con miras a la intención reeleccionista tiene que ver con la depuración del censo electoral. Ya la bancada uribista citó al registrador nacional, Ariel Sánchez, para que dé explicaciones sobre el porqué no se ha excluido a cerca de un millón y medio de fallecidos de dicho censo, y hasta el contralor Julio César Turbay metió mano al exigirle esa especie de reconteo de personas habilitadas para votar. La depuración implicaría un número menor de votos para aprobar el referendo en las urnas.