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Campañas al Congreso, ¿con disfraz de revocatoria?

Los avances para revocar al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, motivaron a diferentes grupos ciudadanos a intentarlo de nuevo en Cali y Bogotá. Y aunque las candidaturas en campaña se desmarcan de los procesos, es innegable que les han servido para reforzar sus mensajes. Más allá de eso, son pocas las opciones de prosperar, porque tienen el tiempo en su contra.

Felipe García Altamar

28 de enero de 2022 - 09:13 p. m.
La recolección de firmas en Bogotá se está haciendo en centros comerciales y lugares de alta afluencia.
Foto: El Espectador - Óscar Pérez
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Que los medellinenses estén a un par de pasos de acudir de nuevo a las urnas para decidir si el alcalde Daniel Quintero se queda o no en su cargo llevó a los ciudadanos inconformes con las administraciones de Claudia López, en Bogotá, y de Jorge Iván Ospina, en Cali, a darles un nuevo aire a los procesos de revocatoria en esas capitales. Mientras en Medellín se libra una batalla jurídica entre Quintero y quienes buscan revocarlo, sobre todo por las firmas que presentó el comité promotor, en Bogotá y Cali apenas se recolectan las rúbricas para validar las iniciativas.

De entrada, ese es el primer inconveniente que tienen los procesos: el tiempo está en su contra. Pero, además, que se haga en medio de una campaña electoral ha empañado los planes, así los grupos políticos de oposición en esas ciudades se estén desmarcando. A grandes rasgos, la situación en ambas ciudades es similar si se tiene en cuenta que los problemas de seguridad y movilidad son los principales cuestionamientos a López y Ospina. Los procesos también se asemejan en que, si bien la logística para recolectar las firmas es de grupos ciudadanos, buena parte de la promoción se realiza a partir de mensajes críticos que hacen políticos de oposición.

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Es, entonces, una cortesía en doble vía: las candidaturas parecen alejadas del proceso, pero se benefician de la visibilidad que les dan los promotores de las revocatorias. A su vez, los comités fortalecen sus intenciones con el respaldo de los reproches que se hacen desde diferentes orillas. Pero examinemos puntualmente lo que ocurre en cada caso.

Cali: contrarreloj por 180.000 firmas

El segundo intento por revocar al alcalde Jorge Iván Ospina está liderado por ciudadanos que durante el primero trabajaron separados. Cristóbal Navia fue el primer caleño que inscribió un comité de revocatoria, el 20 de enero de 2021, y luego aparecieron tres comités más. De las cuatro iniciativas, una se retiró y las demás se fusionaron en el comité “Sí firmó”, que hoy tiene como tarea recolectar 180.000 apoyos en el menor tiempo posible. En realidad se requieren 90.000 firmas válidas para avanzar en el proceso, pero tras el caso de Medellín y el lío con las firmas le apuntan a recolectar el doble para no tener ese mismo inconveniente.

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No será labor sencilla, pues según Navia, hay mucho temor sobre el proceso. “Algunos temen salir a recolectar firmas y otros salir a firmar. Se cree que puede haber retaliaciones y sabemos que Cali atraviesa una situación de violencia”.

Como en Medellín, al uribismo lo han señalado de estar detrás de la revocatoria en Cali. De hecho, esa fue una de las razones para que se desplomara la primera iniciativa, que contó con un enérgico apoyo de congresistas del Valle como María Fernanda Cabal o Christian Garcés, e incluso se vieron vallas con mensajes como “Bienvenido el uribismo con la salida de Ospina”. Para esta ocasión, de acuerdo con Garcés, no habrá un apoyo como partido, sino a título personal.

“De los procesos pasados aprendimos que no podemos dejar a los ciudadanos impulsándolos. Todos, sin importar su actividad e incluyendo a los que estamos en política, debemos participar”, afirmó el representante por el Valle, quien dijo también sobre el hecho que se haga en plena época electoral, que “es bueno porque vamos a saber quiénes son los políticos morrongos que están comiendo de la Alcaldía y a escondidas de la opinión”. Otro concepto tiene el diputado del Valle Rafael Rodríguez, también del Centro Democrático, quien aseguró que hoy el tema es más ciudadano que político, y que incluso hay quienes votaron por Ospina y hoy están promoviendo su salida.

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Otras voces más distantes sobre la situación, como la de Catalina Ortiz, representante del Valle, aseguran que es innegable que el proceso electoral aviva posiciones políticas, pero que estos procesos no nacieron con las campañas a Congreso y Presidencia. “Esto nació hace mucho por un descontento legítimo de la ciudadanía. Se ve reflejado en las encuestas, y sin duda habrá quien políticamente lo aproveche, pero tampoco creo que la revocatoria tenga la fuerza suficiente”, resumió.

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En Bogotá ni la oposición cree que pueda prosperar

Sobre el proceso de revocatoria en Bogotá hay mucho recelo por los tiempos, pero sobre todo porque el comité “Bogotá Revoca” parece no tener el respaldo suficiente a pesar del malestar con la administración López. Algunas voces que criticaron con dureza a la alcaldesa, como los exconcejales Carolina Arbeláez (Cambio Radical) y Andrés Forero (Centro Democrático), se apartaron del proceso, aunque no dejan de desaprobar ciertas decisiones de la alcaldía.

Las dos cabezas de lista a la Cámara por sus colectividades consideran que el nuevo aire de la revocatoria se debe a la indignación con la gestión de la alcaldesa López, pero se pronunciaron en contra del proceso y la injerencia de partidos. “Los partidos no deberían entrometerse, porque tuvimos la oportunidad de participar en las elecciones”, indicó Forero, mientras que Jorge Colmenares, concejal del Centro Democrático, explicó que “las directrices del partido son claras en no inmiscuirse en temas ciudadanos de revocatoria”.

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Desde las toldas verdes, partido de gobierno en Bogotá, ven el tema como un revanchismo político y como una evidente doble campaña hacia el Congreso. Según la senadora Angélica Lozano, las dos capitales son cruciales en lo electoral y por eso el tema lo promueven esencialmente candidatos al Congreso. Además, dijo, “los tiempos legalmente no dan, así que evidentemente es campaña al Congreso”. Por su parte, los representantes Mauricio Toro y Katherine Miranda sostienen que seguramente habrá motivos, pero es más un ejercicio electoral que incluso puede que se suspenda en marzo, tras las elecciones. “No hay tiempos ni posibilidad”, dijo Toro, y para Miranda la conclusión es que “el uribismo está detrás de la revocatoria, porque están tratando de lavar la mala imagen que tienen”.

Los procesos en ambas ciudades están germinando de nuevo tras los descalabros de los primeros intentos. Pero en una época en que el debate girará en torno al Congreso y la Presidencia, será complejo que prosperen y ahí será clave la capacidad de los promotores para convencer a los otros ciudadanos inconformes.

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Por Felipe García Altamar

Bogotano. Periodista de Uninpahu. Vinculado a El Espectador desde 2014. fgarcia@elespectador.com
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