Campañas políticas: el juego de las coaliciones

Según Rodrigo Pardo, lo que Gustavo Petro está haciendo es preparar el camino para conseguir aliados en la segunda vuelta. Es decir, el exalcalde de Bogotá busca evitar que se repita el proceso de hace cuatro años, cuando se generó una dinámica de “Todos contra Petro” para impedir su victoria.

Foto: Gustavo Torrijos

Las fiestas de Navidad y Año Nuevo coinciden con el fin de la primera etapa de la campaña electoral. Nada será igual a partir de enero a pesar de que, estrictamente, la diferencia entre ese momento y el actual es de apenas dos semanas. Pero, desde el punto de vista cualitativo, el cambio en las campañas será notable. El alto número de aspirantes a la Presidencia, que superó los 50, empezó a depurarse en un proceso que dejará en la contienda a solo dos: los que pasen a la segunda vuelta.

Esas son las reglas de juego. Y es casi seguro que el sucesor de Iván Duque será escogido en una competencia entre dos aspirantes. Según todas las encuestas, uno de ellos tiene nombre propio: Gustavo Petro. Con lo cual, en la práctica, la competencia entre las distintas opciones durante el próximo año -hasta el 29 de mayo- lo que va a seleccionar es quién va a disputar con Petro la Presidencia, en la elección final y definitiva, el 19 de junio. La decantación de candidaturas ya empezó. Y los colombianos verán un proceso -conocido- de eliminación de nombres que van quedando en el camino: partidos que escogen a un solo aspirante, como ya sucedió en el Centro Democrático, retiros estratégicos como el del exsenador Roy Barreras, imposibilidad de conseguir las firmas y -sobre todo- pactos y alianzas. La elección a dos vueltas es, en esencia, un proceso de construcción de equipos.

Por eso dicen en Francia, cuna de este método que busca que los presidentes no sean elegidos por una minoría, sino garantizarles una base sólida de apoyo ciudadano, que “en la primera vuelta se vota con el corazón y en la segunda con la cabeza”. El mecanismo de las dos vueltas -que en Colombia solo existe para la Presidencia, aunque se ha planteado ampliarlo para las principales alcaldías, en su naturaleza es un proceso de construcción de alianzas para garantizar bases sólidas -mayorías- en la elección del jefe de Estado. Para garantizar condiciones de gobierno: una gobernabilidad bien entendida.

Conviene retomar este punto -el sentido de la elección presidencial a dos vueltas-, porque el proceso electoral que está en marcha continuará con una depuración de nombres en una forma como un embudo que terminará en solo dos opciones. El sistema a dos vueltas es un proceso de alianzas y coaliciones. Y no es el único. La semana pasada se posesionó como jefe de gobierno en Alemania Olaf Scholz, con un gabinete en el que hay miembros de tres partidos: la socialdemocracia -que es el suyo- los verdes y los liberales. Lo llaman el gobierno semáforo, por los colores representativos de las fuerzas políticas que lo acompañan: rojo, verde y amarillo. Por primera vez hubo un acuerdo de tres partidos para conformar una mayoría (normalmente lo hacían dos). El sistema parlamentario alemán es diferente al colombiano, que es presidencialista (y a dos vueltas). Pero son caminos diferentes para buscar un mismo propósito: construir mayorías para garantizar la gobernabilidad.

A Gustavo Petro, aquí, le han llovido críticas porque ha circulado la versión de que Luis Pérez apoyará su aspiración. Y más allá del nombre del exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín -que tendrá partidarios y detractores-, lo que Petro está haciendo es preparar el camino para conseguir aliados en la segunda vuelta. Es decir, el exalcalde busca evitar que se repita el proceso de hace cuatro años, cuando se generó una dinámica de “Todos contra Petro” para impedir su victoria. Desde hace cuatro años quedó claro que el exalcalde de Bogotá -puntero en casi todas las encuestas- es un aspirante muy sólido en la primera vuelta y muy débil en la segunda, porque suscita la unión en contra suya de quienes se quedan en la primera. La gran pregunta es si existen elementos suficientes para cambiar la dinámica de hace cuatro años. El malestar causado por la mala imagen del gobierno Duque, por ejemplo, o la insatisfacción frente a los daños causados por la pandemia en las condiciones de vida de los votantes. ¿Qué buscarán los votantes el año que viene? ¿Son conscientes los candidatos de la diferencia en materia de comportamiento electoral en las dos vueltas? El mismo electorado, con diferencia de apenas tres semanas, se puede comportar de manera diferente.

Por supuesto, la construcción de alianzas en las elecciones presidenciales es un proceso complejo desde el punto de vista estratégico, sobre todo cuando no hay un sistema de partidos fuerte y estable. Hay coaliciones que suman, pero hay otras que restan, sobre todo si representan posiciones contrarias a las que caracterizan a un candidato. Lo que es un hecho, es que el proceso electoral que apenas arranca podrá recordarse como las del juego de las coaliciones en lo que se refiere a la competencia por la Presidencia. No por coincidencia, los grandes actores del proceso son el Centro Democrático, la Coalición de la Experiencia, la Coalición Centro Esperanza… que en la competencia del año que viene parecen haber desplazado a los partidos tradicionales como grandes protagonistas.

* Periodista.