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Es el primer cónclave en el que participa, ¿qué consideraciones tiene al respecto de esta transición que inicia en el seno del catolicismo?
Hay dos momentos. El primero es muy importante y lo iniciamos en Bogotá con la Eucaristía para dar gracias y congregarnos. El papa siempre fue vínculo de unidad y nos sigue convocando. Lo primero será este tiempo de gratitud por la vida, el ministerio y apostolado del papa Francisco. Después iremos a las honras fúnebres. El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, nos ha convocado a todos los cardenales del mundo. Daremos gracias por este padre y hermano que es el papa Francisco.
Después viene una etapa de reflexión, oración y discernimiento, de poner los puntos claves que necesita la iglesia para continuar la obra del papa Francisco y la obra evangelizadora. El Colegio Cardenalicio debe ser dócil al espíritu santo como lo fue el papa Francisco para que podamos, responsablemente, acertar.
¿El próximo jerarca de la Iglesia debería continuar promoviendo conversaciones reformistas como la del papa Francisco? Él tuvo posturas progresistas, en repetidas ocasiones habló a favor de los palestinos, su encíclica Laudato Si puso a la Iglesia en la conversación sobre el cuidado de “nuestra casa común”.
El papa Francisco es fruto de la renovación, de la fuerza renovadora del espíritu santo y por eso ha logrado posicionar tantos temas, empatizar y mostrar un mensaje de ternura, misericordia, bondad. Ese espíritu renovador del papa Francisco se debe seguir desarrollando; no podemos retroceder.
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¿Quedaron asuntos pendientes en esas reformas? En temas como las finanzas de la Iglesia y los escándalos de abusos sexuales de sacerdotes alrededor del mundo -incluyendo casos en Colombia-.
Sí. El papa optó por promover dentro de la sede del Vaticano, pero también en todas las iglesias de los cinco continentes, estructuras en la cultura del cuidado, en la preservación de la casa común, en prevenir abusos de autoridad, en los bienes materiales de la Iglesia, como en los temas del abuso sexual. El papa puso unas bases que quedan sólidas y que se deben seguir asumiendo por el bien de todos.
Francisco fue el primer papa latinoamericano y el primero en siglos en no ser de origen europeo, ¿esto debe convertirse en una tendencia?
El papa Francisco dejó una puerta abierta. Él como fruto maduro de la evangelización, de la misión y de la iglesia latinoamericana, que tiene sus características propias. Si viene un papa de África, de Asia, de Oceanía, de cualquier sector del mundo, traerá su riqueza y nos aportará para que la iglesia sea más universal, más católica, más acogedora, más como decía el papa Francisco en Lisboa con los jóvenes: “para todos, para todos, para todos”.
Es notable el viraje de la población mundial, pese a ese mensaje del papa Francisco, que cada vez es menos creyentes en el catolicismo, ¿cómo debe atenderse esta dificultad?
El papa Francisco nos dejó una enseñanza para ser genuinos, lo que somos: con fragilidades y pecados. Si necesitamos pedir perdón, seamos auténticos. Y, por otro lado, estar muy cerca de todos. El papa Francisco fue cercano a los migrantes, a las situaciones de guerra en Ucrania y en la Franja de Gaza, siempre mandó el mensaje de que toda guerra es un fracaso. Y con Colombia estuvo siempre cerca del conflicto, preguntándonos cómo estaba la situación y cuándo encontraremos el camino de la reconciliación. La Iglesia está llamada a ser auténtica, humana, con las fragilidades, reconociendo los errores y caminando con Cristo. Y segundo, que todo lo humano sea para nosotros parte de nuestra misión.
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Monseñor, es un tiempo de transformación que se da en medio de una polarización global, y de la que Colombia no está exenta: ¿qué mensaje envía al país para afrontar las complejas conversaciones políticas sin que estas representen una ruptura aún más profunda en la sociedad?
Tenemos un trabajo todos desde el corazón. La última encíclica, Dilexit nos (“Nos amó”), nos complementa el mensaje de la segunda, Fratelli tutti (“Todos hermanos”). La última encíclica será muy iluminadora. En ella el papa Francisco dice que la fraternidad se logra desde adentro y dice que al mundo le hace falta volver dentro, para reconocernos necesitados, frágiles, vulnerables y, por ende, caminantes con otros, no en soledad.
El último mensaje escrito que nos dejó, días antes de ser ingresado al Policlínico Gemelli de Roma, fue en la Cuaresma con el título: “Caminemos juntos en la esperanza”. Esos tres elementos son muy importantes. Caminar, que es avanzar, no nos quedemos quietos, lo que hemos logrado, continuémoslo. Juntos, no en soledad ni en polarización ni en rivalidad. Y tercero, en esperanza, porque el mundo necesita hombres y mujeres constructores y tejedores de una humanidad esperanzada.
¿Cómo hacerle frente a la polarización?
El papa Francisco terminó su peregrinación y estamos con el corazón dolido, compungido, triste. Pero estamos con la esperanza puesta en Cristo. El papa siempre nos invitó a confiar. Pero en Colombia, en América Latina y en la humanidad entera necesitamos salir de la polarización. Necesitamos que la polarización que nos empobrece, que nos limita, que nos pone como rivales incluso a destruirnos, que nos impide escucharnos, que nos impide dialogar y mirarnos, termine. ¿Y cómo termina? Nos dio unas claves muy importantes: hermanos todos y desde el corazón.
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Por Leonardo Botero Fernández
