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Cartagena cumple 490 años pero antes hubo una aldea indígena que se llamó Calamarí

Relato desde la capital de Bolívar sobre el cumpleaños número 490 de esa ciudad. En medio de la conmemoración, en Getsemaní se realizó un acto de desagravio a la exalcaldesa Judith Pinedo, a quien la Corte Suprema de Justicia absolvió de una condena de 12 años de prisión.

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Pedro Mendoza - Especial para El Espectador
06 de junio de 2023 - 02:13 a. m.
En la Plaza la Trinidad del barrio Getsemaní se realizó un acto simbólico de desagravio a Judith Pinedo, exalcaldesa de Cartagena a quien la Corte Suprema de Justicia absolvió de una condena de 12 años de prisión.
En la Plaza la Trinidad del barrio Getsemaní se realizó un acto simbólico de desagravio a Judith Pinedo, exalcaldesa de Cartagena a quien la Corte Suprema de Justicia absolvió de una condena de 12 años de prisión.
Foto: Cortesía Óscar Aparicio
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Cartagena celebra sus 490 años, con murallas, balcones, un mar caribe que navegaron corsarios, bucaneros y un galeón hundido en alguna parte cerca de la bahía. Mientras se hacen ofrendas florales, se pronuncian discursos, se invita por redes sociales a ondear los colores de la bandera (rojo, amarillo y verde), en las calles, barrios y algún velero cargado de turistas muchos no saben cuál es la celebración.

El fundador de la heroica Cartagena fue don Pedro de Heredia, un español de hidalga condición que nació en Madrid, aunque su apellido era vasco y en su sangre de conquistador había ascendencia aragonesa. Este hombre de mar desconocía que estaría fundando el bastión de la corona, donde llegaría el oro, los esclavos, levantarían los fuertes y los castillos.

La ciudad hoy es un referente internacional. En la pasada Semana Santa se recibieron más de 132.000 visitantes, una ciudad visitada por muchos pero también con desigualdad donde no hay murallas ni balcones. Un reciente estudio de “Cartagena Como Vamos” evidenció la vulnerabilidad alimentaria en que se reconoce la ciudadanía: un 44% de la población afirma que alguien en su hogar pasó hambre por falta de alimentos.

Lea también: Así es vigilar al poder en Cartagena, una ciudad con 12 alcaldes en 10 años

“La bahía de Cartagena fue descubierta en 1501, nueve años después de que Colón hiciera su primer viaje al nuevo mundo, por Rodrigo de Bastidas, escribano de profesión y natural de Sevilla. Sin embargo, fue don Pedro de Heredia con los conocimientos adquiridos en la conquista de Santa Marta (ciudad vecina a Cartagena), quien consiguió del monarca Carlos I de España y V de Austria, la Gobernación de la costa (hoy Cartagena) en 1532. Un año después salió de Cádiz rumbo al Mar Caribe con 300 hombres, algunas mujeres y dos predicadores”, sostiene el Centro Virtual Cervantes.

Según el cronista Juan de Castellanos, el 20 de enero de 1533 don Pedro de Heredia fundó Cartagena en el mismo sitio en que los aborígenes caribes habían levantado un poblado llamado Calamarí, que en lengua indígena significa cangrejo.

La ciudad y sus más de 12 plazas se caminan con calor en esta época pero con el frío de los vientos alisios a inicio de año. El nobel de literatura García Márquez pasaba días enteros mirando el mar desde su casa en una esquina del centro amurallado. Cuenta cómo le cambió el nombre a una plaza en El amor en los tiempos del Cólera: “El nombre de Plaza de los Evangelios se lo puse a esta plaza en un momento en que no sabía cuál plaza de Cartagena iba a ser la plaza donde vivía Fermina Daza. Es curioso: en la novela, para mí, era más la Plaza de los Evangelios que la Plaza de Santo Toribio, que es el nombre que tuvo originalmente en la Colonia”.

La Plaza de las mujeres previa al cumpleaños

Getsemaní es un barrio tradicional colmado de grafitis, calles atravesadas con sombrillas de colores que parecieran volar y una cultura que se mantiene con la tradición oral y los gestores. El barrio también celebra el cumpleaños.

Allí, en su plaza, la Trinidad, donde se gestó la insurrección a la corona española ese 11 de noviembre de 1811, una mujer que fue alcaldesa recibió un desagravio. Allí estaba Judith Pinedo, que hace pocos meses salió de la cárcel de mujeres. La Corte Suprema de Justicia resolvió absolverla de la condena de 12 años de prisión por los delitos de peculado por apropiación y contrato sin cumplimiento de requisitos legales.

A propósito del caso, este diario editorializó en marzo pasado: “El caso de Judith Pinedo Flórez, quien fue alcaldesa de Cartagena entre el 2008 y el 2011, es una muestra más de lo difícil que es el servicio público para quienes incomodan a las burocracias corruptas que tienen cooptadas las administraciones de los entes territoriales”.

La María Mulata, como la conocen, la única alcaldesa electa por voto popular en la historia del ‘corralito de piedra’, habló en esa plaza del cumpleaños de su ciudad. “La ciudad vivía antes de ese primero de junio, estamos celebrando el nacimiento español de la ciudad, pero la ciudad tenía una aldea indígena que se llamaba Calamarí sobre la cual se construyó la ciudad española y esa es la riqueza que tenemos nosotros, la de la multiculturalidad, tenemos que recordarla, no puede desaparecer”.

Dijo que la participación ciudadana debe ser más colectiva. “Las ciudades que tienen más participación son ciudades más fuertes, ciudades que se construyen de mejor manera, ciudades a las cuales la perversidad de alguna política no le llega. De manera que la participación tiene que ser más fuerte, hay que llamar a más gente a participar”.

También se refirió a la valentía de las mujeres y su importancia en los procesos de la ciudad y el país. Muchos esperaban algunas palabras frente a sus aspiraciones para volver a la Alcaldía, no se escucharon. “La política es el arte del diálogo como fue este evento, lo que pasó aquí hoy fue un acto democrático, es política, pero no es política electoral, ni tienen nada que ver con elecciones ni es un lanzamiento”.

Con la voz entrecortada dijo que sobrevivió a la cárcel por la complicidad y la solidaridad de las mujeres que estaban con ella. Acentuó que la palabra desagravio no es tan bonita, “lo que sucedió en la plaza fue un acto de fortaleza y alegría en donde florecen los valientes”.

En esa misma plaza, que a mediados del siglo XVI terminaba la construcción de su iglesia, estaba Claudia Ayola una de las organizadoras del evento. Le dijo a El Espectador que cuando las mujeres participan de la vida pública hay unos costos altos. En Cartagena el ejercicio político ha sido patriarcal.

“La jornada fue de mucha participación de mujeres , de procesos organizativos distintos. Mujeres de Montes de María, de barrios cartageneros, mujeres víctimas del conflicto armado, empresarias, también hay mujeres pacifistas, antimilitaristas. Hay una fuerte unión para rechazar esa forma de hacer política tan patriarcal que elimina las voces de las mujeres”, dijo.

Sobre la conmemoración de los 490 años, la defensora de derechos humanos y lideresa subraya que la fecha está relacionada con la aniquilación sobre un territorio que existía y era cosmopolita antes de la llegada de los españoles, un lugar de encuentro de varios pueblos precolombinos que tenían relaciones comerciales.

“Aunque también - explica - esta fecha habla de un momento emblemático porque podría decirse que inicia la diáspora africana de personas esclavizadas que llegan aquí y pasan por aquí. Que, como muestra de las paradojas de la historia, son esos mismos sujetos políticos, negros, mulatos e incluso indígenas, los que ponen en marcha la independencia de la ciudad el 11 de noviembre”.

Las cifras en medio de la conmemoración

Los datos que entregó el informe “Cartagena cómo vamos” sobre el año 2022 pueden agriar la conmemoración. La sensación de orgullo por la ciudad está dividida: un 38% de sus habitantes afirma sentirse orgulloso de Cartagena, mientras otro 36% afirma lo contrario. Quienes se sienten satisfechos con la ciudad para vivir son un 45%.

“La autopercepción confirma la situación crítica de pobreza en Cartagena: 4 de cada 10 habitantes se consideraban a sí mismos como pobres. El 39% de los habitantes de la ciudad no perciben mejoras en la situación económica de su hogar”, sostiene el documento.

La seguridad es uno de los temas que más preocupa. El 61% de los habitantes afirmó sentirse inseguro en su barrio. Atracos callejeros y las noticias diarias de sicariato, prostitución , menores desprotegidos entre otras, volvieron a acaparar titulares. Hace varios años no se escuchaban.

Uno de cada dos habitantes se perciben inseguros en la ciudad. “Amigo, antes era seguro ir al centro, ahora no se sabe”, le dice a El Espectador Daniela Blanco, estudiante de la Universidad de Cartagena. “Uno camina con miedo a que lo roben, que lo acosen o que le hagan un daño por llevarse un celular” afirma mientras compra una carimañola.

Un 44 % de los cartageneros no participan en actividades y la política para muchos es frustrante. En los últimos 10 años, hubo 12 alcaldes.

“La relación con el poder ejecutivo no es la mejor. Cartagena se sigue percibiendo como una ciudad con debilidades en su gobernabilidad. El equipo coadministrador de la ciudad no goza de buenos niveles de favorabilidad y su gestión no es bien evaluada. Tanto el concejo como el alcalde, William Dau, tienen una imagen desfavorable” concluye el informe.

A pesar de esto, la ciudad sigue siendo destino turístico por excelencia y hay magia en sus calles. La pasada temporada de cruceros que terminó a mediados de este año trajo a la ciudad más de 500.000 visitantes, un impacto económico de casi 42 millones de dólares con 185 recaladas. La Terminal de Cruceros de Cartagena recibe más del 90% de los cruceros que llegan al país.

El último barco en arribar fue el Island Princess el pasado 23 de mayo, con 2.087 pasajeros y 900 tripulantes, un impacto económico de US 318.520,41 dólares, según información del grupo Puerto de Cartagena. Los pasajeros gastan en promedio 122 dólares y los tripulantes 70 dólares.

Los eventos de celebración continúan en colegios y centros culturales, entre otras. María Victoria Fierro, cartagenera, le dice a El Espectador que el cumpleaños de su ciudad es emblemático: “recuerdo los actos culturales en mi colegio, las banderas en las puertas de las casas y, lo mejor, cantar el himno con mucha alegría. Suenen trompas en honor, de la noble e ínclita ciudad que por patria se inmoló, con sus gestas gloriosas de Libertad”.

Son 490 años de una Cartagena que resiste, esa misma que Gabo se arrepiente de no haberla vivido más tiempo. “En Cartagena me vuelvo a sentir yo mismo, pero siempre con un margen completamente oscuro que es el de haberme ido tanto tiempo. Y es una lástima”.

Por Pedro Mendoza - Especial para El Espectador

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