
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“Crónicas de Juegos y Maquinaciones Políticas” es el nombre del libro que recientemente presentó la abogada y académica Clara Inés Chaves. Se trata de la recopilación de diferentes artículos, que refleja sucesos y problemáticas a las que el país se ha enfrentado en los últimos cinco años, y el análisis de la importancia de la política exterior, la cual, en su concepto, se debe construir teniendo en cuenta la política interior y el orden mundial.
Chaves es abogada de la Universidad Santo Tomás de Bogotá, máster en análisis económicos y problemas políticos de la Externado y el Instituto de Altos Estudios para el Desarrollo de la Universidad de París, y también en derecho comunitario de la UNED de España. Fue diplomática de carrera del Ministerio de Relaciones Exteriores, consultora Internacional del PNUD en la República del Congo, y ha sido docente y conferencista en varias universidades colombianas y extranjeras, y columnista en diferentes medios de Colombia y el mundo.
En este diálogo con El Espectador, habla de la falencia del país en su política exterior, que lo pone en desventaja frente a la comunidad internacional y entorpece la solución de problemáticas estructurales de su política interna; recalca en la necesidad de cumplir con los compromisos adquiridos ante la comunidad internacional tras la firma del Acuerdo de Paz y advierte del nuevo orden mundial que se ha configurado por la pandemia del COVID-19, frente al cual Colombia debe reacomodarse, entre otros asuntos claves.
¿Cuáles son los grandes errores o falencias de la política exterior de Colombia en la actualidad?
La política interna y externa de un país tienen que estar conectadas con la agenda del orden internacional del momento. La política interna debe reflejar las prioridades que el presidente de la República debe imprimirle a su política exterior. Es decir, hacia dónde quiere conducir el país. Lo anterior, teniendo en cuenta los temas de su política interna y realidades junto a cada uno de los elementos de la política exterior, ya que las dos deben estar conectadas. Teniendo en cuenta lo anterior, Colombia no tiene una política exterior que refleje esa sincronización que es vital.
¿Por qué ese diagnóstico tan contundente?
La comunidad internacional es consiente que el Estado, a través de su actual gobierno, dice una cosa y su actuación es otra. No hay coherencia entre el discurso que hace el Gobierno a la comunidad internacional con las obligaciones que adquirió y la casi nula actuación frente al cumplimiento de sus compromisos.
¿Se refiere a la implementación de los acuerdos de paz?
Así es. Para el mundo el proceso de paz que se llevó a cabo con las Farc marcó el fin del último conflicto importante que existía en la región dentro del contexto de la Guerra Fría y se constituyó en una fuente de esperanza para un mundo convulsionado, en el que la negociación y la resolución de conflictos se podrían realizar con un diálogo serio y constructivo, colocándose cada una de las partes en los zapatos del otro, sin negar cada uno sus propias responsabilidades. En ese orden de ideas, la Unión Europea (UE), las Naciones Unidas, los países que fueron garantes y algunas naciones europeas, jugaron un papel fundamental tanto en el ámbito político como en el económico. La UE y unos de sus países miembros fueron donantes importantes para todo el proceso, antes, durante la negociación del proceso de paz y ahora en la etapa de su implementación. Colombia adquirió unos compromisos internacionales frente al proceso y también a nivel interno, no salgamos con el cuento de que eso fue el gobierno Santos, cuando un país debe de tener una política de Estado en la que se manejen temas importantes, como la paz, pues esta es la columna vertebral de nuestro desarrollo y el punto vital en el mundo. Por eso Naciones Unidas, la UE y muchos países en su Carta Magna tienen a la paz como el bien más preciado en el planeta.
¿Cree que ha sido equivocado centrar esa política exterior en torno a Venezuela y jugársela por la salida de Nicolás Maduro, algo que, por cierto, no ha dado resultado?
Si bien es cierto que con Venezuela compartimos historia, cultura y una larguísima frontera, ha sido equivocado centrar la política exterior solamente en esa situación, cuando este es un tema regional y que le concierne a los propios venezolanos. Sin desconocer que el caso venezolano tiene influencia en los temas internos del país, no es lo fundamental y, en este punto en particular, el Gobierno no tuvo éxito. De hecho, así lo manifestó también el exasesor de seguridad del presidente Trump, John Bolton.
Lea también: Presidente Duque descarta cualquier posibilidad de reunirse con Maduro
¿Cómo manejar entonces un tema tan delicado?
El problema de Venezuela es algo que se debe tratar y manejar con los demás países de la región y con los organismos internacionales. Además, hay que dejar también que el propio pueblo venezolano haga lo suyo, para que la actuación colombiana no se constituya en una injerencia en los asuntos internos de ese país. Hay que manejar las cosas con guante de seda para que no generen un conflicto para Colombia y para nuestros connacionales. Este tema no le trae posicionamiento al país ni es una prioridad dentro de nuestra política interna. Una buena política exterior es la que trae beneficios para el país y para su pueblo.
Históricamente, la política exterior de Colombia ha estado subordinada a la de Estados Unidos, ¿es posible y convendría cambiar esa ecuación?
No solamente es posible sino necesario por ser parte de la autonomía del país y del interés nacional, más aun cuando la política actual del gobierno Trump es la de “Estados Unidos primero”. Podemos seguir siendo socios y aliados de Estados Unidos, pero eso no significa que no podamos diversificarnos. Nuestra Constitución le da prioridad a la integración con América Latina y el Caribe y es algo que debemos fortalecer, de tal manera que cumplimos a la vez con uno de los pilares de la paz positiva, que es la buena relación con los vecinos. Para definir las relaciones exteriores debemos tener en cuenta varios aspectos que las conforman, como son sus relaciones comerciales, su cooperación cultural, su economía y la cooperación al desarrollo, así como sus relaciones diplomáticas y consulares, y el desarrollo científico. Una vez que tengamos claro cada uno de estos aspectos, debemos preguntarnos cuál es el enfoque del país en cada uno de esos temas para saber cómo debe posicionarse Colombia. En ese orden de ideas, el país debe desarrollar acciones tendientes a encaminar su rumbo hacia nuevas alianzas, a fortalecer las antiguas, o a cambiar algunas de ellas. Debemos mirar el contexto geopolítico y nuestras ventajas comparativas. Nosotros tenemos un campo importante en el Pacifico, por ello debemos focalizarnos en esta región. En el Pacifico se encuentran China y Corea del Sur, dos países importantes, con lo cuales debemos estar allá y generar alianzas que nos beneficien como nación.
Se habla de un nuevo orden mundial a raíz de la pandemia del COVID-19, ¿cuál sería y por qué?
Hay muchos teóricos y académicos que han venido hablando de que a raíz del nuevo coronavirus se creó un nuevo orden internacional. Algunos analistas consideramos que lo que ha existido en el planeta fue una tercera guerra mundial sin armas, en la cual los ganadores fueron China y Rusia, con muy pocas bajas. El virus colapsó la economía de occidente y cambió la seguridad del planeta. Se plantea la necesidad de repensar el modelo económico y de fortalecer la democracia basada en un Estado más social de derecho. Por lo anterior, en el escenario internacional tenemos actores importantes, como Estados Unidos, la Unión Europea, Arabia Saudita (por su liderazgo con el petróleo) y Rusia, entre otros.
¿Quiénes van ganado y quiénes van perdiendo, hasta ahora?
La reducción de los precios del petróleo le trajo a China millonarias ganancias, que le permitieron a ese gigante asiático recuperar su economía, pues algunos consideran que ganaba 300 millones de dólares diarios. Los países se reacomodan, la Unión Europea debe reestructurarse, pues quedó dividida entre los países pobres y los ricos que la conforman, pero ya ha pasado por crisis similares y se augura que saldrá de esta también. Por su parte, Alemania que fue el país al cual le otorgan todos los honores en el manejo de la pandemia, y Francia, hablan de la necesidad de fortalecer la solidaridad europea en particular y la del mundo en general, pues ahora se requiere más cooperación, de recuperar la confianza, de focalizarse en nuevos temas importantes como salvar el planeta, el fortalecimiento del campo, la seguridad alimentaria, el fortalecimiento de la salubridad pública, mayor inversión en ciencia, tecnología y educación, entre otros. Científicos han dicho que si no se aúnan esfuerzos reales en salvar el planeta, vendrán más pandemias, enfermedades, virus, pues esta que tenemos es producto de ello, además de otros temas, sin mencionar que comienza agotarse el oxígeno y a deteriorarse la calidad de este.
Lea también: Narcotráfico y Venezuela, los temas de la reunión de Duque con Trump
¿Cómo debe acomodarse Colombia en ese nuevo orden mundial?
Colombia puede hacer una diferencia y ser considerado como un actor serio. El país podría tener ventajas comparativas como la construcción de paz, porque tiene el acuerdo que la comunidad internacional considera como el más completo y respetado que existe. Si se compromete a cumplirlo, a ser coherente y serio, y a ser un actor constructor de paz, puede posicionarse como un país ejemplar que puede enseñar al mundo en este dominio. Otro punto en el que Colombia puede tener primacía es en el tema del medio ambiente, porque tiene grandes recursos naturales y está expuesto al cambio climático, en este sentido, puede ser un actor creíble, protagonista y guiar las políticas a implementarse en el mundo. Es decir, puede llegar a ser un modelo a seguir.
¿Cómo hacer para que la consolidación de los acuerdos de paz no se diluya en esa política exterior del país?
Colombia debe respetar los acuerdos de paz y realizar todos los esfuerzos para afianzar no solo su cumplimiento sino su consolidación. Se requiere una voluntad política seria en la cual se dejen los egoísmos y el deseo de más protagonismo de algunos, focalizándonos en el bien común de todos. Esta es una apuesta por el desarrollo del país y por su cohesión social. Si desarrollamos y damos cumplimiento a cada uno de los puntos del Acuerdo de Paz, encontramos que estos ítems son las herramientas para cumplir no solo con los pilares de la paz positiva, sino con los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, pues la ONU habló de la necesidad de implementarlos para que se pueda combatir la miseria en el mundo, fortalecer la justicia, la democracia y la gobernabilidad. Este es un esfuerzo en conjunto de todos los actores del país incluía la sociedad civil. Debemos aprender de Alemania: toda la nación se unió bajo una sola bandera cuando se llevó a cabo la unión de las dos Alemanias y se logró su reconstrucción olvidándose de los odios y amores, de las diferencias y de toda ideología política. Esta es una empresa en la que todos ganamos. La minoría que detenta el poder deberá comprender que para poder mantener sus beneficios, debe invertirle al Acuerdo de Paz, pues también se favorecerá de igual forma. Este acuerdo facilitará la mejor distribución de sus logros al desarrollo de las regiones, de una manera más justa y equitativa. Colombia debe recuperar su credibilidad en el escenario internacional, cumpliendo con lo acordado y siendo coherente entre lo que dice y lo que hace. Debe existir una política de Estado de largo plazo de tal manera que haya continuidad en la misma sin importar cuál sea el presidente de turno, pues el país debe de estar por encima de los partidos políticos. Necesitamos un cambio de mentalidad, y asumir la responsabilidad como ciudadanos de elegir bien y de usar el voto para fortalecer la democracia y combatir la corrupción. Se requiere un mayor protagonismo de los jóvenes para que adquieran una visión política, económica y social propia, que les beneficie a ellos mismos, y no a la familia latifundista. Necesitamos una mayor educación política y acabar con una polarización que nos extermina como sociedad y como país, y nos regresa a la época de la violencia política.
La crisis del coronavirus ha evidenciado dificultades en ciertos sectores, como el de la salud, ¿deben ser esos temas, además de la recuperación económica, los que marquen la agenda de la política interna de aquí en adelante y pensando en las elecciones de 2022?
No solo el tema de la salud sino el de la educación y el de la paz. Recordemos que los acuerdos tienen un tiempo para su implementación, y con el actual gobierno se ha perdido el año en la materia, con lo cual, se deberá continuar el trabajo para cumplirle a las víctimas, a los campesinos y al país, ya que es una deuda histórica que tiene el Estado para con los colombianos. De igual forma, debemos cumplirles a nuestros aliados estratégicos, es decir a la comunidad internacional que nos dio su voto de confianza, y que siempre han estado con nosotros apoyándonos a pesar de las dificultades que se han venido agudizando con la administración Duque. Debemos acabar con el doble discurso y cambiar el ‘statu quo’ que no nos ha permitido avanzar en las grandes transformaciones que el país ha venido requiriendo a través de todos los años de su vida democrática.
