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Cuando muchos daban la salida de Miguel Peñaloza del Ministerio de Trasporte como uno de los cambios fijos en el revolcón que ya comenzó a hacer el presidente Juan Manuel Santos en su gabinete, éste anunció el viernes que le aceptaba la renuncia pero de manera temporal, “mientras hay pronunciamientos de los organismos de control”. Como se sabe, Peñaloza es indagado por parte la Procuraduría y la Fiscalía por los millonarios contratos que una firma familiar —cuyos propietarios son él y su esposa— tendría con varias entidades del Estado.
De hecho, conocida esta denuncia, fueron varias las voces pidiendo la salida del mintransporte. El senador Camilo Romero, del Polo Democrático, dijo, por ejemplo, que Peñaloza debía hacerse a un lado mientras los organismos de control establecen si esto significa alguna violación a la ley. A su vez, la representante del Partido Verde, Ángela María Robledo, señaló que es mucha la contratación que maneja esa cartera y el antecedente no da señales de transparencia.
Conceptos que, por lo visto, ahora son acogidos por el presidente Santos, pues en el momento de anunciar la aceptación de la renuncia temporal del funcionario, agregó: “Estoy muy interesado en que continúe con nosotros apenas se aclare todo. Será un paréntesis muy corto para que usted continúe sirviéndole al país y a este gobierno”. Eso sí, lo que no aclaró es si Peñaloza seguirá sirviendo desde el Ministerio de o en otra dependencia, aunque tampoco dio señales de que piensa nombrarle un reemplazo en dicha cartera.
Y es que, según palabras del mismo jefe de Estado, “conformar un gabinete no es fácil”. Eso dijo ayer durante la emisión del programa En línea con el presidente, espacio de la Radio Nacional, en el que además reveló que la recomposición del suyo será gradual. Según explicó, antes de tomar decisiones debe tener en cuenta factores como la capacidad e idoneidad de las personas, la presencia femenina y la representación de los partidos de la coalición de Unidad Nacional.
Santos enfatizó que su objetivo es conformar “un gabinete muy especial, que le dé al país total tranquilidad (...) un gabinete que en este segundo tiempo ejecute todo lo que hemos venido diseñando y, en buena parte, también ejecutando, para que nuevamente los mas pobres de los pobres sean los más beneficiados”.
Mientras tanto, la ‘gabinetología’ seguía al rojo vivo y, como sucede en estos casos, comenzaban a salir cuestionamientos contra algunos de los nombres ventilados para llegar ministerios. Dos ejemplos claros: que Lucho Garzón no cumple con todos los requisitos para ser ministro, por lo que su futuro estaría en una de las consejerías (probablemente la de la Paz), o que Horacio Serpa no tendría buen recibo en los partidos Conservador y de la U para ser ministro del Interior.