Mientras en la plenaria del Senado los integrantes del Pacto Histórico se abrazaban y gritaban entusiasmados por la aprobación definitiva de la reforma laboral, el presidente Gustavo Petro, sin consultarlo con ninguno de sus ministros y menos con los legisladores aliados, le puso un freno a la celebración. En un trino de más de 300 palabras, el jefe de Estado anunció que cumplirá el compromiso de derogar el decreto de la consulta popular, pero destapó una nueva carta para desafiar al Congreso y, de paso, al poder judicial.
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“El pueblo ha despertado. El pueblo ha visto en directo quienes están con él (...) ahora ese saber popular debe expresarse en donde el pueblo es rey, en las urnas. Por eso será entregada una papeleta para convocar la asamblea nacional constituyente en las próximas elecciones. Espero la decisión de millones para que el próximo Gobierno y Congreso tengan el mandato imperativo de construir el Estado social de derecho”, aseguró.
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El trino sacudió a todos en el Congreso, incluido al ministro del Interior, Armando Benedetti, quien rápidamente cruzó mensajes con el mandatario y salió del Capitolio hacia la Casa de Nariño. Tras varias consultas, el jefe de la cartera política confirmó que la intención de Petro sí es impulsar una constituyente, pero que ésta, según explicó, no tendría ninguna incidencia en la actual administración.
Benedetti bautizó a esta nueva movida como la “octava papeleta”, haciendo un juego con la propuesta estudiantil de la Séptima Papeleta que en 1990 promovió la asamblea que dio origen a la actual Constitución. “No es para el gobierno Petro (..) se quiere que el pueblo exprese el malestar que hay en la sociedad colombiana, que tiene que ser reflejado en un nuevo tratado social que se llama Constitución”, indicó el funcionario desde el palacio presidencial.
El anuncio desató una oleada de críticas de la oposición, que no dudó en resaltar que, como algunos de ellos lo habían advertido, los intentos de consulta eran una “cortina” para ocultar lo que sería el eje central de una estrategia electoral para el 2026. En el corazón del Ejecutivo reconocen que el presidente busca mantener, ahora con la constituyente, un frente de confrontación para tener viva la narrativa de la necesidad de otro gobierno de izquierda después del 7 de agosto del próximo año.
Otros funcionarios cercanos al mandatario le dijeron a este diario que la apuesta también tiene una carga de interés personal, pues aseguran que Petro quiere incluir en su legado haber sido el mandatario que empujó al pueblo y a las instituciones a la redacción de una nueva carta magna. Según explicaron, esta estrategia se sustenta, además, en la agitación de sus bases para que estén en constante movilización. De hecho, este sábado el presidente llegará a Medellín para liderar un evento que, aunque originalmente estaba destinado para hablar de paz urbana, ahora –según voces de Palacio– se convertirá en la “fiesta” por la aprobación de la reforma laboral.
Se espera que el mandatario pronuncie un discurso similar al que dio en Cali el pasado 11 de junio, cuando, precisamente, volvió a hablar de constituyente luego de haberla planteado por primera vez en marzo de 2024. Y es que, en esa oportunidad, el mandatario dio las primeras pinceladas de la táctica que hoy desplegó: “Si se cae en la Corte, se recogerán 8 millones de firmas para presentar la consulta. Y si se vuelven a burlar de la consulta, entonces no queda otro mecanismo que el pueblo en elecciones masivamente pida la asamblea nacional constituyente”.
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Como lo contó en su momento este diario, varios días antes de ese anuncio, dos de los principales alfiles del jefe de Estado lideraron reuniones a puertas cerradas con juristas, asesores de diferentes despachos e incluso con el presidente Petro para analizar la forma de llegar a una constituyente. Las dos puntas de lanza han sido el ministro Benedetti y su ahora colega de Justicia, el exfiscal Eduardo Montealegre. Ambos atizaron la idea de que el presidente puede echar mano del “poder popular” para impulsar la constituyente sin pasar por el Congreso.
Montealegre señaló que se trata de una “tesis audaz” para evadir lo que llaman “bloqueo institucional” y, según le dijo a El Espectador, “crear mecanismos que le permitan al gobierno avanzar en una agenda social”. En su momento se planteó recurrir a la recolección de más de 8 millones de firmas para llevar la convocatoria inmediatamente a la Corte Constitucional, pero al final el presidente se decantó por incluir una papeleta de más en las próximas elecciones. Según fuentes de la Casa de Nariño, el cambio se dio por la aprobación de la ley laboral y desde ya se están haciendo consultas para que la pregunta por la constituyente se haga el próximo 8 de marzo, día de las elecciones legislativas.
Durante la tarde del viernes, varios ministros fueron contactados desde el palacio presidencial para planear el discurso en torno a la propuesta, ya que, debido a la premura del presidente, muchos no tienen claro qué temas se van a tratar en la constituyente. Por ahora, en los pasillos de la entidades se habla sobre la posibilidad de retomar las banderas de campaña que siguen a media asta, como las de la salud y la paz.
Por lo pronto, Benedetti ha señalado que en su interpretación no hay espacio para la reelección ni cualquier otra jugada para que Petro se quede en el poder. “El que diga lo contrario quiere pantalla y likes”, agregó el ministro, quien tras la convulsión por el trino del presidente se fue a la sede de su cartera, la Casa La Giralda, para celebrar junto a su familia y funcionarios con “agua y pudín”. El presidente, quien no tuvo agenda pública, aplazó la conmemoración hasta hoy sábado.
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En medio de la incertidumbre del anuncio, lo que sí queda claro es que la ventana a un acuerdo entre opuestos y la promesa de bajar el tono en medio de la incertidumbre por la ola de violencia que azota al país se empieza a cerrar. Paradójicamente, horas antes del anuncio del presidente, el ministro Benedetti le dijo a El Espectador que había “un nuevo respiro y una nueva convocatoria a un acuerdo nacional”.
En el Legislativo, la idea de una constituyente sigue caldeando los ánimos y varios congresistas, entre ellos el saliente presidente del Senado, el conservador Efraín Cepeda, ya anunciaron que se organizarán para impedir que Petro pase por encima de dicha rama del poder público.
“El presidente está acostumbrado a hacerles atajos a la Constitución y a las leyes, como con el decretazo exabrupto que suspendió el Consejo de Estado. La Constitución es clara y dice que tiene que pasar la convocatoria por el Congreso, de manera que no veo viable la posibilidad porque no se le puede hacer un atajo a la democracia y al Congreso”, dijo Cepeda.
En el Capitolio aseguran que cuentan con la otra rama del poder, la Judicial, que esta misma semana, en cabeza del Consejo de Estado, suspendió el llamado “decretazo”. Y en el petrismo celebran que en solo una semana destrabaron la reforma laboral, mantuvieron a flote la reforma pensional y ahora tienen una nueva batalla con miras al 2026. “Ya el tema Legislativo se acabó y esto huele a votos”, le reconoció a este diario un alto funcionario del Gobierno.
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