El Gobierno tiene pocas horas para reunir los votos que necesita para aprobar su consulta popular en la plenaria del Senado, que definirá este mismo miércoles si le da un “sí” o un “no” al presidente Gustavo Petro. La votación está apretada y aunque la Casa de Nariño ha hecho esfuerzos para recaudar los apoyos, viene realizando reuniones y enviando mensajes, hay varias jugadas que se pusieron a andar con fuerza en el Capitolio y que podrían terminar frenando esta medida oficialista. Los partidos evalúan sus cartas y llevan las cuentas de los votos.
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Pero el Ejecutivo no es el único que se está moviendo, pues en las últimas horas varios senadores sostuvieron encuentros para examinar caminos alternos a la consulta. Fue luego de estas citas a puerta cerrada, se impuso la opción de que se reviva la reforma laboral a cambio del hundimiento de la consulta.
Y no porque así lo desee o lo haya pactado la izquierda, sino como estrategia para dejar sin argumentos la realización de la consulta. Este camino sería votando positivo a la apelación que se radicó hace aproximadamente 10 semanas frente al hundimiento de este proyecto en la Comisión Séptima del Senado, célula que mantiene sus fuertes choques con la Casa de Nariño y que dentro de poco podría archivar también la reforma a la salud.
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El oficialismo dejó claro que para ellos no se trata más que de una “jugadita” con el objetivo de hundir la consulta e impedir que los colombianos vayan a las urnas, expresando que, aunque reviviera la reforma laboral, los tiempos ya serían muy apretados para que se superen los dos debates faltantes.
Por ello, se busca retirar la apelación y se analiza si existe tal posibilidad, pues aunque el senador Fabián Díaz (Alianza Verde), quien la radicó, dijo que buscaría hacerlo, hay dudas porque ya existen dos informes dando un concepto al respecto: uno positivo (Ariel Ávila y Pedro Flórez) y uno negativo (Efraín Cepeda, Juan Pablo Gallo, Marcos Daniel Pineda, José Luis Pérez).
Sobre aprobar la apelación se viene hablando desde la semana pasada, pero fue este martes que el Partido Liberal (14 curules) y el Partido de la U (10 curules) le dieron vuelo y sintieron que podría funcionarles. Precisamente, estas dos colectividades tienen los votos decisivos de esta “batalla legislativa” en la que el Gobierno medirá su fuerza.
La U, que por estos días ha citado varias veces a sus senadores a encuentros a puerta cerrada para discutir la próxima presidencia en el Senado y la votación de magistrado a la Corte Constitucional, realizó este martes una reunión de bancada para hablar de la consulta.
Públicamente no se comprometieron con un voto negativo o uno positivo, pero sí aseguraron a través de un comunicado que votarían a favor de la apelación al hundimiento de la reforma. Varios liberales aseguraron que harían lo propio.
Esto fue rechazado por los ministros del Interior, Armando Benedetti, y de Trabajo, Antonio Sanguino, que llamaron a la estrategia como un “perverso propósito” para darle un segundo entierro a la reforma laboral.
“Si se revive la reforma laboral con la apelación no dan los tiempos. Hoy esa iniciativa está hundida y es una burla ¿Diez semanas después es que van a tomar la decisión? ¿Eso es serio?“, sostuvo Benedetti.
Fuentes del alto Gobierno sostienen que todavía no terminan sus movimientos para convencer a los congresistas de irse a favor de la consulta y agregan que sentó mal que los liberales, que recientemente lograron representación en el Ministerio del Comercio con Diana Marcela Morales y buscan cierto guiño del oficialismo a la postulación de Lidio García a la Presidencia del Senado, estuvieran dudando.
Y es que solo días antes de este debate, la Casa de Nariño definió que el Mincomercio, ocupado temporalmente por Cielo Rusinque, quedaría en manos liberales y además se habla de que Benedetti se habría visto recientemente con el senador García, el candidato único que postuló el expresidente César Gaviria para la Presidencia del Senado que dejará el próximo 20 de julio el conservador Efraín Cepeda.
En todo caso, el Ejecutivo sabe que tiene seguros los votos del Pacto Histórico (20), los de Comunes (5), los de la Alianza Verde (6) (exceptuando el de Jota Pe Hernández) y un par de los que tienen los liberales y los de la U, dejando la votación tan reñida que podría definirse por solo nueve votos.
Desde el Partido Conservador también podrían contarse tres votos: los de los senadores Carlos Trujillo, Liliana Benavides y Miguel Ángel Barreto, que no asistieron a la reunión de bancada de este martes ni firmaron el acta en el que se estipuló que la colectividad votará no a la consulta.
“12 de los 15 senadores asistimos, los tres restantes tendrán que acogerse a la decisión de bancada o si se ausentan y no vienen a votar pues que les respondan a la opinión pública y al partido”, indicó el senador Germán Blanco.
Y es que, precisamente, en los corredores del Congreso se habla de que la presencia de los legisladores para la plenaria podría verse menguada, al parecer, para zafarse de la votación que estará en el ojo público y que promete ser “vigilada” por el Gobierno Nacional, pues desde éste varias veces se ha indicado que se publicarán las votaciones.
Y esto dificulta las cuentas de la Casa de Nariño, pues aunque los tres senadores conservadores e incluso Temístocles Ortega (Cambio Radical) son cercanos a la agenda reformista, las decisiones de bancada de sus colectividades los frenan a votar positivamente, pudiendo llegar a ser sancionados con la pérdida de voz y voto.
En todo caso, de acuerdo con la mesa directiva del Senado, se necesitan al menos 54 senadores para que se conforme el quórum, luego de que se haya reintegrado el senador del Centro Democrático Ciro Ramírez.
está la ausencia del senador del Partido Verde Iván Name, vinculado al caso de corrupción en la UNGRD y quien se encuentra detenido por orden de la Corte Suprema de Justicia.
La oposición, que cuenta con al menos 23 votos seguros del Centro Democrático y de Cambio Radical, mueva la versión de que la consulta popular es solo para que el progresismo pueda hacer campaña electoral de frente y sin incurrir en inhabilidades. Varios de sus militantes sostienen que además la ciudadanía le pagaría la campaña a la izquierda, pues la consulta costaría aproximadamente $700.000 millones, como lo dijo la Registraduría.
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Los opositores le tienen fe a la apelación, que podría incluirse este miércoles en el orden del día e imponerse frente a la consulta popular. De aprobarse, la reforma laboral sería discutida nuevamente en una comisión diferente a la Séptima (muchos le apuntan a la Primera) y si cuenta con luz verde, pasaría a la plenaria para su última discusión.
Sin embargo, el Gobierno no quiere esto, reitera que la reforma perdería vigencia el próximo 20 de junio y también alista su movida en torno a la apelación. Aunque esta la presentó el senador de la Alianza Verde Fabián Díaz, él afirma que ya no vale la pena votarla si es para hundir la consulta.
El congresista, cercano al Gobierno y quien votó sí a la reforma laboral en la Séptima, prometió que si la estrategia liderada por la U y el liberalismo toma vuelo, este miércoles retirará la apelación, dejando este camino sin piso.
Desde el Ejecutivo se alistan para la respuesta que llegará este miércoles y tienen por sentado que sea cual sea buscarán “acomodarla” a favor de la reelección del progresismo en 2026.
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