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Detenido desde marzo pasado, el senador Rubén Darío Quintero es considerado —después de Mario Uribe—, la segunda persona más cercana al presidente Álvaro Uribe involucrada en el escándalo de la parapolítica, como quiera que fue su secretario privado cuando éste ejerció la Gobernación de Antioquia. Lo acusan de concierto para delinquir agravado, por sus presuntos nexos con el ex jefe ‘para’ Freddy Rendón, El Alemán, comandante del bloque Élmer Cárdenas, que tuvo influencia en el Urabá antioqueño.
En la cárcel La Picota, donde se encuentra recluido, Quintero habló con Elespectador.com y acusó a algunos miembros del CTI de la Fiscalía de estar presionando personas para que declaren en su contra. Asimismo, cree que el Gobierno lo ha hecho a un lado por temor a la opinión pública, cuando lo más justo, según cree, es que la doble instancia planteada en la reforma a la justicia debería aplicar también para los llamados parapolíticos. Aún así, no piensa renunciar a su condición de congresista y sigue confiando en que tarde o temprano se comprobará su inocencia.
Su abogado dice que se están pagando testigos para declarar en su contra...
Yo estoy detenido hace cinco meses y medio de manera injusta. Todas las pruebas demuestran que no tuve ninguna vinculación con grupos al margen de la ley. Los propios comandantes paramilitares, alias El Alemán y H.H., han declarado que no me conocen y que no tuvieron ningún tipo de relación conmigo. Todos los líos míos se iniciaron por las suposiciones y conjeturas de un testigo llamado Dagoberto Torrecilla, quien dio unas declaraciones que ni siquiera me comprometen directamente porque no da ningún tipo de prueba ni explicación. Incluso, en el expediente está el testimonio de dos personas, una de las cuales, en una declaración según publicó El Colombiano el 17 de agosto, en una declaración extrajuicio -según el diario El Colombiano-, dijo que a Torrecilla algunos funcionarios del CTI lo estaban obligando a que declararan en contra mía, fuera lo que fuera.
¿Cómo así, no se trata pues del principal testigo contra usted?
El montaje del cartel de testigos existe, pero lo que yo veo en mi caso es el desespero del testigo principal, que como no ha podido conseguirse una prueba directa y ve en riesgo sus beneficios jurídicos, está tratando de buscar por todos lados. En eso no tiene nada que ver la Corte Suprema, pero a mí sí me parece que hay que revisar la Ley de
Justicia y Paz, porque hay personas que somos inocentes y nos tienen detenidos con testimonios falsos de gente desesperada por mantener unos privilegios.
Y dice usted que el CTI de la Fiscalía es el que está presionando testigos...
Así es, y eso ya está en conocimiento de la Corte. Sé de dos personas que por miedo no han querido declarar y me han llamado a decirme que los han presionado para que declaren en mi contra, situación para la que se han prestado funcionarios del CTI. Yo confío en la justicia, sé que la Corte ha actuado conforme a los testimonios que se han dado, pero espero también que actúe con propiedad y tenga en cuenta que hay testigos que están siendo comprados.
¿Pero quién puede estar detrás de todo eso y por qué?
No sé, pienso que se trata de una persecución política. Tengo la versión de alguien que contó que le pidieron que fuera y señalara que yo me había reunido con El Alemán. Uno no sabe de dónde están disparando.
¿Y entonces qué fue ‘El Pacto de Necoclí’?
Esa historia la conocí en desarrollo de la investigación. Se hizo en 2001 y no fue un pacto sino una asamblea, porque allí no se firmó nada con El Alemán ni con nadie. Esa asamblea se hizo con más de 200 delegados del Urabá antioqueño y en ella estuvo hasta el periodista de El Colombiano Darío Echeverry. Después de 30 reuniones se seleccionaron las personas que iban de candidatos a la Cámara de Representantes. Yo en esa época no tenía conocimiento de los paramilitares. El acuerdo nuestro con el grupo político regional de Urabá se hizo en enero de 2002 y fue un acuerdo político. Ese mismo grupo que están cuestionando apoyó también al doctor Gaviria Correa, en un proceso democrático y sin ningún tipo de problema.
¿De allí pueden venir esos falsos testigos a los que usted se refiere?
No sé y por eso no me atrevo a decir de dónde me pueden estar disparando. La verdad es que uno no sabe nada. Uno pensaría que puede ser también una cosa política porque yo soy un hombre que en los últimos seis años he sacado más de 700.000 votos en todas las elecciones que he estado, siempre he sido ganador excepto en la Gobernación de Antioquia, la cual perdí por 4.000 votos. De pronto quisieron cortar de esta forma mi carrera política.
¿Pero usted conoce a ‘El Alemán’?
No, no lo conozco. Además él, en las declaraciones que ha hecho dentro de la Ley de Justicia y Paz, ha ratificado que no me conoce.
¿Ha pensado en renunciar a su curul?
Sigo confiando en la Corte y por eso no me he ido. Pienso que los congresistas estamos en el peor de los mundos, estigmatizados injustamente ante la opinión pública. Pareciera que somos los peores delincuentes y no nos quieren dar el derecho que tienen todos los acusados del mundo de tener una doble instancia en los juicios. Hoy, en las reformas que se plantean, se habla de ello pero menos para nosotros. Incluso, el mismo Gobierno le pide tranquilidad a la opinión pública diciendo que no se va a beneficiar a los congresistas detenidos. Y nosotros lo que queremos es una alternativa, pero no la encontramos en ninguna parte porque todo el mundo nos cierra las puertas a un derecho constitucional que existe a nivel universal.
¿Es el Gobierno el que los está desfavoreciendo?
Yo no creo que nos menosprecien, pero de pronto no creen que es oportuno meternos en los beneficios porque les da miedo la reacción de la opinión pública. Como nos tienen estigmatizados y uno es un delincuente para todos, entonces se está cometiendo una injusticia.
¿Siente que el Presidente lo abandonó?
No digo que me abandonó, pero entiendo que esté alejado de nosotros por todo lo que dice la opinión pública. Recuerdo que cuando llegué a La Picota, una de las personas detenidas me dijo que yo iba a pagar las consecuencias de haber sido secretario privado de Uribe en la Gobernación de Antioquia. Ahora veo que ni el propio Gobierno nos da garantías y cree que las reformas judiciales propuestas deben aplicar hacia el futuro y no nos deben cobijar a nosotros. Por eso creo que estoy en el peor de los mundos, porque por haber sido secretario de Uribe, uno
puede pagar aquí consecuencias y por el otro lado hay un Gobierno completamente alejado de nosotros por el miedo de darnos los derechos fundamentales, todo porque consideran que se podrían ver mal ante la opinión pública.
¿O sea que, en su concepto, la reforma a la justicia planteada debe cobijar a los actuales congresistas detenidos?
Creo que sí. No se entiende por qué se dice ahora que la norma es para todos, excepto para nosotros, y lo digo con vehemencia porque sé que soy inocente. Es inexplicable que a mí no me pueda revisar el proceso otra persona diferente a quien me juzga.
¿Cómo cree que ha sido el papel de la Corte en el proceso de la parapolítica?
No puedo juzgar por todo el proceso. Sigo confiando en la Corte, pero pienso que en el caso mío ha sido injusta porque yo no he cometido ningún delito. Espero que en la próxima etapa procesal pueda estar fuera de la cárcel, porque todas las pruebas demuestran que yo no tuve ninguna relación con las autodefensas.
¿En la época que trabajó en la Gobernación conoció de alguna infiltración paramilitar en alguna entidad?
En absoluto. El doctor Uribe ha trabajado de manera transparente en la vida pública. El Presidente se pudo haber equivocado, como todos nosotros, pero nunca ha actuado ilegalmente. Él tuvo posiciones difíciles porque en la época de la Gobernación le tocó liderar lo de las Convivir, que era una ley nacional que se aplicó en el gobierno de Ernesto Samper, pero lo hizo con toda la transparencia del mundo. Con todo lo que sé de Uribe, puedo asegurar que él no tiene rabo de paja.
Se habla de una segunda reelección para Álvaro Uribe, ¿usted qué piensa?
Aunque soy un admirador del presidente Uribe, me someto a lo que diga mi partido, Cambio Radical, y a la responsabilidad política que está unida a la posible candidatura de Germán Vargas Lleras. Para mí son sentimientos encontrados.
El proceso contra Quintero
Desde el pasado 27 de marzo Rubén Darío Quintero permanece en prisión, siendo el primer senador de Antioquia capturado por parapolítica, en respuesta a una orden de captura emitida por el delito de concierto para delinquir agravado, por sus presuntos nexos con el ex jefe paramilitar Freddy Rendón, alias el Alemán, comandante del bloque Élmer Cárdenas.
Según un testigo, alias El Alemán estuvo detrás de la denominada “Convención Regional de Delegados del Proyecto Político Urabá Grande Unida”, cuyo propósito era repartir los cuatro años de legislatura entre los líderes políticos de la región.
Quintero era uno de los congresistas más cercanos al presidente Álvaro Uribe Vélez, incluso fue su secretario privado en la Gobernación entre 1995 y 1997. Entre su hoja de vida se destacan distinciones como las que lo reconocían como el mejor alcalde del país cuando dirigió a Rionegro (Antioquia) y fue el ejecutivo Joven Cámara Junior. Fue el autor de las Leyes de Vivienda (VIS), Ley Comunal, y de la Ley de Transferencias del 10% para el deporte.