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Hace algunos meses, el país presenció el surgimiento del ‘Partido del Tomate’, un movimiento ciudadano integrado en su mayoría por jóvenes, que de una manera particular comenzaron a expresar su rechazo a las formas de hacer política en el país: ubicaba vallas con algún personaje de la vida pública nacional y le lanzaban tomates, como una manera de expresarle su rechazo. Lo hicieron con fotos del expresidente Álvaro Uribe, del presidente Juan Manuel Santos, del procurador Alejandro Ordóñez y muchas figuras públicas más.
Fue tal el auge que cogieron, que de dichas expresiones se pasó a la búsqueda de convertirse en un movimiento político con aspiraciones al Congreso de la República. De hecho, iniciaron la recolección de firmas y las presentaron recientemente ante el Consejo Nacional Electoral, que ayer le anuló más de 90.000 que habían aportado sus seguidores, lo que prácticamente hará imposible su participación en la contienda electoral de 2014.
Sin embargo, tras un acto de protesta ante las instalaciones de la organización electoral, sus voceros dijeron que aunque se les quiere cerrar el camino, seguirán en la lucha y buscarán alternativas jurídicas para su participación y financiación. Y en caso de que ello no sea posible como Partido del Tomate, explorarán la posibilidad de participar en alianza con otros movimientos o colectividades.
Pero ahora resulta que no todo es color de rosa al interior del movimiento ciudadano. Según informaciones conocidas por El Espectador, la iniciativa no es de un grupo de indignados ciudadanos independientes comunes y corrientes, sino una estrategia politiquera que estaría utilizando dichas banderas para llevar a Daniel Quintero Calle al Senado. Una situación que ha generado una aguda crisis interna y que ha llevado a que varios de sus miembros presenten su renuncia.
¿Pero quién es Daniel Quintero Calle? Es cofundador del Partido del Tomate y cofundador y director de la Fundación Piensa Verde. Tiene un master en Administración de Negocios de la Universidad de Boston, estudió Administración de Finanzas Públicas en la Universidad de Harvard, especialista en finanzas de la Universidad de los Andes e ingeniero electrónico de la Universidad de Antioquia.
Según denuncias de algunos de los renunciados, pidiendo la reserva de sus nombres, es claro que los actos políticos que ha adelantado el Partido del Tomate por todo el país han implicado un gasto millonario de dinero del que sus fundadores se han negado a aclarar el origen de los fondos. Y como estrategia evasiva, han iniciado un “matoneo, y han amenazado con expulsar a quien toque el tema, censurándoles y marginándoles de reuniones para evitar que hablen al respecto”.
Otra denuncia habla de que la promesa de construcción democrática por redes sociales de las listas al Congreso, es una farsa. Los señalamientos son de frente: “El Partido del Tomate no es más que una estrategia de campaña electoral premeditada para llevar a Daniel Quintero Calle al Senado, de la que se sospecha, está orquestada políticamente por el concejal de Medellín Miguel Andrés Quintero Calle, su hermano, y que tiene como único interés, al mejor estilo de los politiqueros colombianos, el hambre electoral que tiene como principio el fin justifica los medios”, dicen los aún más indignados jóvenes que con entusiasmo, hasta ahora, le habían metido el hombro a la iniciativa ciudadana.
De hecho, en el marco de un acto simbólico de camisetas blancas contra la corrupción, los indignados con los “indignados” presentarán los detalles de las denuncias públicamente y renunciarán masivamente al Partido del Tomate, en un evento que se llevará a cabo este jueves, a las 5:30 de la tarde, frente al busto de Jaime Garzón, en la Avenida La Esperanza, al lado de Corferias.