La mano firme de Uribe doblegó a las Farc pero no las acabó. Santos, elegido para continuar la obra de Uribe, se apartó de él y optó por los diálogos de paz. Samper prometió un salto social que casi resulta al vacío y López Michelsen pretendía un mandato claro que en realidad salió caro. Promesas y más promesas.