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Desde 2017 se empezó a notar en algunas universidades privadas la disminución de entre el 10% y el 20% del número de aspirantes y matriculados en muchos programas de formación, fenómeno atribuido a factores demográficos de descenso en la tasa de natalidad y la consiguiente reducción de matrículas en la educación básica y media. Esto ha llevado al cierre de numerosas instituciones educativas privadas y a cancelar proyectos de construcción y ampliación de instituciones públicas, sobre todo en las principales áreas urbanas del país.
Por tanto, desde hace ocho años el cambio demográfico y sus implicaciones en la demanda de programas de formación ha sido un tema central en las políticas de expansión y diversificación de la oferta curricular, tanto en instituciones públicas como privadas. Según el DANE, entre 2025 y 2035 habrá una reducción de 88.000 estudiantes, y de medio millón entre 2035 y 2045.
La reducción del número de aspirantes a ingreso en la Universidad Nacional (UN) se ha dado paulatinamente desde hace más de seis años (47 % de reducción de aspirantes en seis años, 21.081 aspirantes menos en 2024).
Además, entre 2024 y 2025 la reducción de aspirantes fue del 14,8%, lo que generó la noticia periodística, el barullo y propuestas de interpretación de dicha situación, siendo esta la universidad pública con mayor reputación académica y de calidad de sus programas y habiendo sido sujeta recientemente a una fuerte crisis de gobernabilidad y a un largo paro académico de más de seis meses, después del que apenas ahora está logrando finalizar el segundo semestre de 2024. También en posgrados se ha reducido la matrícula.
Cuatro principales conjeturas se han presentado:
- a) Es continuo el deterioro de la imagen social de la UN (violencia en el campus, inseguridad, violaciones, encapuchados sin control, acopio de explosivos, problemas de gobernabilidad, polarización política, estupefacientes, largos paros, y demoras en la graduación). Esta imagen social negativa puede ser un factor importante en la decisión de muchos jóvenes a no presentarse al examen de admisión de la UN y optar por otras alternativas de formación.
La validación de esta conjetura requiere un análisis comparativo del comportamiento de demanda y matrículas tanto en otras universidades públicas y en la UNAD (y su modelo pedagógico virtual) como en universidades privadas con alto número de estudiantes, como Uniminuto y otras.
¿Es la disminución de aspirantes a la UN el triste resultado del deterioro de su imagen social, o hay otros factores coadyuvantes en esta problemática? Si en otras universidades públicas y privadas también se presenta el fenómeno de reducción de aspirantes y matrículas, entonces habría que analizar otros factores como el demográfico y de pertinencia de los programas de formación ofrecidos.
- b) El factor demográfico o disminución del número de jóvenes egresados del nivel medio, lo que afectaría de manera general a todas las instituciones de nivel superior, tanto públicas como privadas, y tanto a las universidades tradicionales como a las técnicas y tecnológicas. Ya se ha mencionado que desde 2017 se ha notado la reducción en matrículas en Instituciones de Educación Superior (IES) privadas. Un reciente artículo en El Tiempo ha señalado que en 2024 se dio una reducción de 51.000 estudiantes de grado 11 que tomaron la prueba Saber 11 o Examen de Estado cuyo puntaje es importante en el ingreso a instituciones de educación superior. Aun descontando una alta tasa de deserción antes del grado 11, es muy grande la reducción de aspirantes a alguna modalidad o institución de educación superior (Cajiao, F. El Tiempo. 05.O5.25).
- c) El tradicionalismo curricular y la creciente competencia de nuevas instituciones y programas. El pregrado en la mayoría de las carreras largas y presenciales, de diez o más semestres, sobre todo en las Ciencias Naturales, Sociales y Humanidades (con la excepción de Medicina), ofrece pocas posibilidades de empleo, se ha devaluado la empleabilidad del pregrado, y muchos egresados deben emplearse como profesores en colegios privados o en ‘puestos’ en el sector público muchas veces en áreas muy diferentes a la de su formación disciplinaria. El valor laboral y económico en estas disciplinas requiere estudios posteriores de posgrado, y aun de doctorado, para poder competir en el mercado de la docencia universitaria y en otros mercados de altas cualificaciones. Este escenario educativo y laboral seguramente disminuye la demanda por estas disciplinas, en un contexto de nuevas ofertas de formación corta, virtual o mixta, en nuevas áreas laborales vinculadas con las nuevas tecnologías de la información, mercadeo digital, digitalización de servicios, comercio internacional, contaduría, finanzas, telecomunicaciones, transporte, administración aplicada a sectores específicos, analítica de datos, aplicaciones de la IA, y aun formación ‘por ciclos’, como en muchas Ingenierías basadas en un primer ciclo tecnológico corto, con salida laboral, y un segundo ciclo de Ingeniería.
Algunos de estos nuevos programas son ofrecidos por nuevas instituciones especializadas, muchas de origen extranjero (España, Estados Unidos, Canadá), que garantizan empleabilidad, y algunas con programas de asistencia financiera a los estudiantes.
Estas nuevas instituciones se cobijan bajo el concepto híbrido de ‘institución universitaria’, lo que las distingue del estigma del bajo estatus académico y social de las tradicionales instituciones técnicas y tecnológicas (T y T). En realidad, muchas de estas instituciones T y T buscan su transformación al mayor estatus de ‘institución universitaria’.
Por supuesto que estas nuevas instituciones y nuevos programas cortos y virtuales ofrecen una fuerte competencia por matrículas tanto a las universidades como a las T y T tradicionales.
En el caso de la UN hay que señalar el gran peso inercial, de índole cultural, de las formas y programas tradicionales de formación y así mismo la inercia burocrática; la gran tramitología y dificultades para la creación de nuevos programas de pregrado. En la historia reciente ha sido más fácil crear nuevos posgrados e Institutos de Investigación que nuevos pregrados. ¿Cuáles y cuántos nuevos pregrados han sido creados en la UN en los últimos diez años? ¿Y cuántos nuevos institutos y posgrados?
Cabe señalar aquí que un importante obstáculo ha sido el régimen administrativo de asignar el cuerpo docente a determinadas facultades y programas (cada programa con su ‘planta’ docente) y la consiguiente dificultad para reasignación de docentes a nuevos programas.
Cabe señalar las recientes iniciativas en universidades privadas de elite (Javeriana Tec, Uniandes) de diversificar su oferta de formación mediante programas técnicos y tecnológicos –Javeriana TEC– en asocio con instituciones como Cafam con experiencia en este tipo de formación. Estas iniciativas responden a necesidades de diversificación de la oferta, según criterios de mayor pertinencia, y de aumento de estudiantes con un régimen económico diferente al de los programas académicos tradicionales. Ver ‘Universidad Javeriana anuncia programas en educación técnica y tecnológica…‘. El Tiempo, mayo 7.
- d) Matrícula gratis en todas las IES públicas. Otro factor reciente puede ser la nueva política de gratuidad en todas las IES públicas, que estimula la formación en instituciones locales, sin los altos costos de transporte, vivienda y mantenimiento en las diversas sedes urbanas de la UN.
No se puede entonces descartar de plano el efecto de la imagen social muy negativa de la UN sobre la reducción de aspirantes a sus programas de formación. Pero también hay que analizar otros factores coadyuvantes, como el cambio demográfico general a menores tasas de natalidad y la consiguiente disminución del número de egresados del grado 11, cuyo volumen es además reducido por altas tasas de deserción en grados inferiores. Solamente el 40% de egresados de grado 11 hacen el tránsito a la educación superior.
Por otra parte, es cada vez más importante el tema de la pertinencia de la oferta de formación respecto a nuevos intereses y disposiciones de la juventud y a la mayor competencia presentada por nuevas modalidades y programas de formación de ciclo corto, de modalidad virtual o mixta y en áreas ocupacionales modernas. Este nuevo escenario de oferta y demanda pone en tela de juicio la pertinencia actual de varios programas de formación en la UN.
Por supuesto que no se trata de convertir a esta importante institución en sede de programas T y T, pero los recientes ejemplos de la Universidad Javeriana y de Uniandes señalan la posibilidad de compartir los programas disciplinarios tradicionales con nuevas ofertas de ciclo corto y modalidad virtual o mixta, que ofrezcan a la juventud una nueva modalidad de formación de alto nivel y alta pertinencia, que seguramente aumentará la demanda de aspirantes a la UN.
Piénsese no más en los cientos de miles de jóvenes de Cundinamarca y regiones vecinas necesitados de una formación moderna, de alto nivel y a la que puedan acceder con más facilidad que el modelo presencial tradicional.
La misión intrínseca y fundamental de formación e investigación en Artes, Ciencias y Humanidades requiere de estímulos, como becas y créditos subsidiados, que aumenten la demanda de aspirantes, lo que a su vez requiere de mayor financiación focalizada en las áreas del saber de mayor necesidad social y económica, a veces de menor demanda.
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