La instalación del XXVI Encuentro de la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo se inició con un potente discurso del presidente del Consejo de Estado, Álvaro Namán Vargas, quien se refirió a una anécdota histórica para, a todas luces, ilustrar el actual choque que ha tenido el Gobierno Nacional con la Corte Suprema de Justicia.
Namén narró que, en 1947, Federico II, rey de Prusia, intentó comprar por el doble del valor los predios en donde operaba un molino cuyo ruido le molestaba. Sin embargo, el molinero se resistió a dicha venta, por lo que el rey amenazó con expedir un decreto que le expropiaría el lugar.
Citado a palacio, y convencido el rey de que el molinero accedería a la oferta, la respuesta del hombre llegó con una orden judicial de un juez de Berlín, que prohibía al monarca expropiar el molino para derrumbarlo "solo por un capricho personal.
Contó Namén: “Cuando toda la corte presagiaba la furia del rey, ocurrió todo lo contrario. La crónica concluye con las palabras de Federico El Grande: (…) ‘Me alegra saber que todavía hay jueces en Berlín’. Y lo más importante: acató la sentencia judicial”.
Seguidamente, Namén envió su mensaje a Duque: “De una sentencia se puede discrepar y es posible controvertirla a través de los medios establecido por el orden jurídico, pero hay que acatarla, como lo hizo el rey Federico II, quien respetó la independencia judicial, aun cuando esta constituía un límite a su propio poder”.
Le puede interesar: El lío jurídico y político que desató un pedido de perdón
A su turno, el presidente Duque dedicó 40 segundos de un extenso discurso de media hora para responder al presidente del Consejo de Estado. “Los fallos se acatan, pero las fallas se discuten y se corrigen”, manifestó el jefe de Estado.
Agregó que “los fallos tienen sus alcancen y sus instancias”. “Nuestra carta política determina cuáles son los espacios para que se den las sanas controversias en la órbita jurídica, pero las fallas que se puedan advertir es un debe de todos corregirlas por el interés general del pueblo colombiano”.
El episodio se enmarca dentro del debate político y jurídico que desató la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en la que se le ordenó al ministro Carlos Holmes Trujillo pedir perdón por las actuaciones del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) en las manifestaciones de noviembre de 2019, en donde ocurrió el homicidio de Dilan Cruz al recibir un impacto de una de las armas “no letales” que usa esa dependencia.
Trujillo señaló que, como se había pronunciado días antes y había pedido excusas por el abuso policial al que fue sometido el ciudadano Javier Ordóñez y que acabó con su vida, entonces, ya se había cumplido lo ordenado por la Corte.