Esta semana, el ex presidente César Gaviria citó de forma extraordinaria a la bancada liberal de Cámara y Senado para alinear la estrategia del partido con miras a la elección presidencial de mayo próximo. Paralelamente, el ex presidente conservador Andrés Pastrana salió a desmentir que haya autorizado una reunión entre el candidato del Partido de la U y líder en las encuestas, Juan Manuel Santos, con el jefe guerrillero alias Raúl Reyes en la época previa al despeje del Caguán.
Es claro, en el actual debate electoral por la primera magistratura del Estado, los ex presidentes están moviendo sus fichas a la sombra de los candidatos, y no sólo del liberal Rafael Pardo y la conservadora Noemí Sanín sino también de Santos y Germán Vargas Lleras, el aspirante de Cambio Radical. Se trata de un pulso que se libra en citas privadas, cocteles, almuerzos y reuniones con los estrategas de campaña.
Por ejemplo, el mismo senador liberal Héctor Helí Rojas reconoció que César Gaviria es quien sigue tomando las decisiones espinosas del Partido y que es gracias a su gestión que los congresistas permanecen unificados para respaldar con firmeza la candidatura de Pardo, aunque las encuestas no lo favorezcan. Con su liderazgo natural, Gaviria impartió la instrucción a la bancada de seguir con el candidato liberal sin alianzas hasta la primera vuelta, pero en caso de que no logren pasar a la segunda, dejó claro que no habrá veto para negociar con ningún aspirante, ni siquiera con Santos.
“Gaviria dijo que Santos fue su ministro de Comercio Exterior y que ellos conversan ocasionalmente, por eso insistió mucho en que no debemos por ahora vetar a ningún candidato”, agregó Rojas. Y según el también senador rojo Camilo Sánchez, en la primera vuelta la apuesta de Gaviria es pelearle a Antanas Mockus el segundo lugar de las preferencias que hoy muestra, pues se tiene la convicción de que Noemí seguirá “desplomándose”. Pero si no se logra entrar, la idea es convertirse en la fuerza decisiva que inclinaría la balanza. Y en eso, la tiene clara: “El Partido va a tener que unificarse con liberales preferiblemente, así hayan sido mala gente a veces. Nos sentimos más cómodos en ese sector”, sostuvo Sánchez.
Así las cosas, todo indica que Gaviria será el gran ganador en cualquiera de los escenarios: Santos fue su ministro; Pardo es el candidato oficial, también estuvo en su gabinete y es uno de sus alumnos más aventajados; Vargas Lleras fue su secretario privado; Noemí fue su canciller y lideró el lobby internacional para su nombramiento como presidente de la OEA en 1994, y hasta con Gustavo Petro, candidato del Polo Democrático, aliado del liberalismo en los ocho años de oposición al gobierno Uribe.
Por los lados del conservatismo, Andrés Pastrana también se mueve para favorecer a Noemí Sanín y recuperar la manija de los azules, hipotecada —según dicen unos— al uribismo. Su estrategia por ahora está encaminada a tratar de “golpear” a Santos y en medio del debate por la participación del ex mindefensa en la creación de la zona de despeje del Caguán, expidió el jueves una carta “aclaratoria” en la que aseguraba que se reunió con Raúl Reyes sin consentimiento de su gobierno.
Igualmente, le hizo un llamado al ex precandidato Andrés Felipe Arias para que cumpliera su palabra de respaldar a Noemí, quien lo derrotó en la consulta del pasado 14 de marzo. La solicitud, más allá del apoyo de Arias, implica que los sufragios que el ex ministro de Agricultura tuvo en la consulta gracias a los congresistas que lo respaldaron le sean endosados a la candidata oficial de la colectividad.
El último gesto de Pastrana fue confirmar su asistencia a la convención del Partido Conservador que se celebrará el próximo miércoles, al que asistirá otro ex presidente, Belisario Betancur —quien ha estado alejado de la arena política desde hace más de dos décadas—, como un espaldarazo ante la deserción de varios dirigentes azules hacia las huestes del Partido de la U.
Por Redacción Política
