El astrólogo del Congreso y su lectura del plano político
Fredy Ortiz lleva dos décadas circulando por el Capitolio, haciendo cartas astrales. Muchos lo conocen en privado, pero lo niegan en público, y ahora se atreve a pedir prudencia frente a lo que se viene.
-Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)
“Soldado avisado no muere en guerra, y este refrán se aplica a la crisis política que puede desatarse en el país a partir de la segunda semana de enero, si no se toman decisiones a tiempo”. El pronóstico es de Fredy Ortiz, a quien todos conocen como el astrólogo del Congreso. De hecho, lleva 22 años circulando por los pasillos del parlamento, dedicado de tiempo completo a lo que muchos dirigentes políticos y funcionarios, que son sus clientes habituales, descalifican en público, pero les fascina en privado: que les lean su carta astral.
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“Soldado avisado no muere en guerra, y este refrán se aplica a la crisis política que puede desatarse en el país a partir de la segunda semana de enero, si no se toman decisiones a tiempo”. El pronóstico es de Fredy Ortiz, a quien todos conocen como el astrólogo del Congreso. De hecho, lleva 22 años circulando por los pasillos del parlamento, dedicado de tiempo completo a lo que muchos dirigentes políticos y funcionarios, que son sus clientes habituales, descalifican en público, pero les fascina en privado: que les lean su carta astral.
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Nacido en Villavieja (Huila) bajo el signo de Piscis, cuando hacía el tránsito de la niñez a la adolescencia sufrió una poliomielitis que, en sus palabras, le hizo perder el reloj biológico. Casi tullido y sin sentido de pertenencia, acudió al colegio de su pueblo, donde sus compañeros lo volvieron rey de burlas. Él solo quería entenderse en un mundo que no comprendía, pero en el que buscaba saber hasta dónde alcanzaba la mente. Cuando concluyó el bachillerato, la primera prueba fue recluirse en una finca, lejos de casi todos.
Primero se impuso la tarea de resolver todos los ejercicios del álgebra de Baldor, y luego se hizo a un catalejo, con el cual subía a los cerros a contemplar las estrellas. Además de su telescopio rudimentario, aprendió a leer los mapas celestes con mínimas observaciones astronómicas. Después se relacionó con un profesor de física que le dio claves científicas, pero en contacto con la naturaleza, en el desierto de la Tatacoa, pronto asumió que tenía facilidad para incursionar en el intrincado universo de la astrología.
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De forma autodidacta y con intensa disciplina se dedicó a estudiar el tema y a viajar para complementar su conocimiento. A finales del siglo XX, cuando buscaba caminos para su vida, conoció a un congresista de su departamento, le leyó su carta astral, y fue tal la complacencia de su cliente que le abrió las puertas para que conociera a otros políticos. Prefiere no mencionarlos porque, cuando lo hace, incluso muchos de los que lo han consultado salen a descalificarlo. Le han dicho brujo, vivaracho, enredador, pero siempre vuelven.
Ya lleva más de dos décadas atendiendo políticos y funcionarios que le han permitido seguir estudiando simbología universal, psicoanálisis y neurolingüismo, aplicando dos controvertidas directrices: no se pueden dar largas a la información astrológica, aunque los pronósticos se hicieron para no cumplirse. Una paradoja que, según él, le ha permitido advertirles a algunos dirigentes que no pudieron salvarse del cerco de la justicia, al tiempo que se ha convertido en un personaje muy consultado cuando llegan las elecciones.
Por estos días de agitación en las calles, incertidumbre en el Gobierno y cálculos entre los movimientos políticos, más de uno lo ha buscado para que aporte su punto de vista. Él de entrada manifiesta que no se quiere quedar callado y asume con responsabilidad lo que advierte desde su perspectiva astrológica. Según él, más allá de Colombia misma, con la llegada de 2020 se afianza una conjunción entre Saturno y Plutón que se traduce en un estado anímico generalizado que, si no se sabe atender, puede resultar grave o incluso caótico.
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Desde esa visión manifiesta que, a partir de la segunda semana de enero, tanto en el Gobierno como en la oposición se requiere de mucha prudencia para que no haya un desenlace violento. “Ni manipulación, ni indiferencia”, recalca el astrólogo del Congreso, Fredy Ortiz, para significar que, según sus cálculos, para la época Marte estará en tránsito con la estrella Antares y el Sol en tránsito con la estrella Acubens. Y agrega, sobre esta última, que hace parte de la tenaza de Cáncer y desde la Antigüedad se la asoció con malos presagios.
“Es evidente que la energía de la humanidad está cambiando y que Colombia no es la excepción. Por eso, más allá de la astrología, el mensaje es que, ante los retos del primer trimestre de 2020, no caben ni el egocentrismo, ni el populismo. Lo pertinente es una apropiada negociación para que todos sean escuchados”, recalca Ortiz, porque, en su criterio, hay una indignación creciente, los ánimos estás caldeados y no se pueden tomar decisiones de espaldas a esa realidad.
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El dilema es mayor cuando se advierte que el Sol del presidente en su carta astral está desconectado, concepto que se relaciona con el primer mandatario y sus dificultades para atender el crítico momento. En opinión de Ortiz, esa particularidad puede hallar una salida si el Gobierno encuentra al menos un líder centrado, que sepa calibrar las circunstancias. Lo manifiesta de cara al eventual reajuste ministerial y la urgencia de que esa recomposición “ayude a que el país no se convierta en un toque de queda permanente”.
De cualquier modo, concluye, pase lo que pase, todo se va a decantar en el mes de marzo, cuando la situación gravitacional esté en otra órbita. “Que no crea que aquí no pasó nada. Hay temas a punto de rebosar y las marchas que se desencadenaron desde el 21 de noviembre pueden ser un precalentamiento para hechos mayores”, puntualiza. Pero también agrega la que ve como única salida: “Que quienes tienen las soluciones lo hagan con sentido de pertenencia”, es decir, que promuevan cambios.