El efecto mariposa y la consulta del 27

Es lo que se conoce como el efecto mariposa y no sólo vale para la meteorología. Hoy, el Polo escogerá candidato presidencial en una consulta abierta y ciudadana (no hay que inscribirse en el partido para votar). Si gana Petro, saldrá a promover una convergencia de todas las fuerzas democráticas. Si éstas se coaligan, podrán derrotar el empeño reeleccionista. Si no hay reelección, se frenará la deriva del país hacia la dictadura y se salvarán la democracia y la Constitución del 91. Teoría del caos y efecto mariposa aplicados a la política.

La línea oficial del Polo, que sigue Carlos Gaviria, consiste en ir con su candidato hasta la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Gaviria estaría dispuesto a participar en una consulta interpartidista si así lo decidiera el congreso del PDA, pero quienes lo rodean no han mostrado interés y en esto nada mata más que el desgano.

El camino está sembrado de dificultades. La alianza tendría que conjuntar sectores muy disímiles: los liberales, los independientes, los uribistas no reeleccionistas, la izquierda. Paradójicamente, debe evitar la automagnificación. Es mejor que se vea como un empeño de recuperación de valores que están entrando en barrena y de duración limitada —un período de gobierno—. Esos valores serían los demoliberales: la separación de poderes, el relevo presidencial periódico, el reconocimiento en favor de la persona humana y de las minorías, de los derechos y las garantías.

Quienes han acompañado a Uribe, pero consideran antidemocrático que se quede, van a exigir que no pierda impulso la lucha contra los grupos guerrilleros. La izquierda demandará que la política de seguridad sea integral, enfrente también al neoparamilitarismo, las mafias y la delincuencia común, y se adelante sin menoscabo por los derechos humanos. Los ex uribistas reclamarán que el país se haga respetar frente a los aliados internacionales de la guerrilla. La izquierda pedirá que la soberanía nacional se ejerza creando relaciones equilibradas con todos los centros internacionales de poder.

En lo social entrarán en competencia varios enfoques. Habrá quienes propongan que el reparto de auxilios en efectivo (Familias en Acción, etc.) pase a un modesto lugar, al lado de programas de generación de empleo a gran escala y de construcción de infraestructura con el ahorro que está paralizado en las entidades financieras. También será puesto sobre la mesa un listado de posibles reformas en lo tributario, las transferencias, el acceso a la salud, la regulación de los servicios públicos y la equidad territorial. Esas reformas se justifican por razones de principio y pueden ganarle a la coalición el respaldo de un pueblo seducido por el asistencialismo del Ejecutivo.

El Polo ha sido cualquier cosa menos maximalista al frente de Bogotá. Eso le ayudará a entender los límites de un gobierno de coalición y a renunciar a exigirle que asuma toda su plataforma social. ¡Menuda tarea la de definir el programa de la alianza, para no hablar de la negociación de la fórmula presidencial y de las garantías de cumplimiento de los acuerdos!  Así que el lector haría bien en recordar ocho palabras: consulta abierta, septiembre 27, Gustavo Petro, efecto mariposa.

* Concejal de Bogotá por el Polo Democrático

Es lo que se conoce como el efecto mariposa y no sólo vale para la meteorología. Hoy, el Polo escogerá candidato presidencial en una consulta abierta y ciudadana (no hay que inscribirse en el partido para votar). Si gana Petro, saldrá a promover una convergencia de todas las fuerzas democráticas. Si éstas se coaligan, podrán derrotar el empeño reeleccionista. Si no hay reelección, se frenará la deriva del país hacia la dictadura y se salvarán la democracia y la Constitución del 91. Teoría del caos y efecto mariposa aplicados a la política.

La línea oficial del Polo, que sigue Carlos Gaviria, consiste en ir con su candidato hasta la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Gaviria estaría dispuesto a participar en una consulta interpartidista si así lo decidiera el congreso del PDA, pero quienes lo rodean no han mostrado interés y en esto nada mata más que el desgano.

El camino está sembrado de dificultades. La alianza tendría que conjuntar sectores muy disímiles: los liberales, los independientes, los uribistas no reeleccionistas, la izquierda. Paradójicamente, debe evitar la automagnificación. Es mejor que se vea como un empeño de recuperación de valores que están entrando en barrena y de duración limitada —un período de gobierno—. Esos valores serían los demoliberales: la separación de poderes, el relevo presidencial periódico, el reconocimiento en favor de la persona humana y de las minorías, de los derechos y las garantías.

Quienes han acompañado a Uribe, pero consideran antidemocrático que se quede, van a exigir que no pierda impulso la lucha contra los grupos guerrilleros. La izquierda demandará que la política de seguridad sea integral, enfrente también al neoparamilitarismo, las mafias y la delincuencia común, y se adelante sin menoscabo por los derechos humanos. Los ex uribistas reclamarán que el país se haga respetar frente a los aliados internacionales de la guerrilla. La izquierda pedirá que la soberanía nacional se ejerza creando relaciones equilibradas con todos los centros internacionales de poder.

En lo social entrarán en competencia varios enfoques. Habrá quienes propongan que el reparto de auxilios en efectivo (Familias en Acción, etc.) pase a un modesto lugar, al lado de programas de generación de empleo a gran escala y de construcción de infraestructura con el ahorro que está paralizado en las entidades financieras. También será puesto sobre la mesa un listado de posibles reformas en lo tributario, las transferencias, el acceso a la salud, la regulación de los servicios públicos y la equidad territorial. Esas reformas se justifican por razones de principio y pueden ganarle a la coalición el respaldo de un pueblo seducido por el asistencialismo del Ejecutivo.

El Polo ha sido cualquier cosa menos maximalista al frente de Bogotá. Eso le ayudará a entender los límites de un gobierno de coalición y a renunciar a exigirle que asuma toda su plataforma social. ¡Menuda tarea la de definir el programa de la alianza, para no hablar de la negociación de la fórmula presidencial y de las garantías de cumplimiento de los acuerdos!  Así que el lector haría bien en recordar ocho palabras: consulta abierta, septiembre 27, Gustavo Petro, efecto mariposa.

* Concejal de Bogotá por el Polo Democrático