La poco usual despedida del ya casi expresidente Iván Duque dejó muchas cosas en claro. Su aparición en el Congreso, el pasado 20 de julio, para rendir el informe de rigor y la posesión de las próximas bancadas mostraron mucho sobre su estilo, talante y legado. Y también sobre la dureza con que lo juzgará la historia, tras una de las eras más sensibles que haya vivido la humanidad. Es de esperarse, en general, una salida magra del poder para los mandatarios que vivieron la pandemia. Y Duque, aunque no solo por eso, no ha sido la excepción.
Por Rodrigo Pardo / ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR
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