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“El pacto fue inocuo y estéril”

El ex director del Inco, Luis Carlos Ordosgoitia, detalla las intimidades de la firma de uno de los documentos claves de la parapolítica. Afirma que desde ese momento ya se advertía una fuerte división de los jefes de las autodefensas.

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Norbey Quevedo H.
05 de septiembre de 2008 - 09:03 p. m.
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El miércoles en la tarde el ex congresista y ex director del Instituto de Concesiones Inco Luis Carlos Ordosgoitia quedó en libertad. La Fiscalía precluyó la investigación que adelantaba al considerar que sólo cumplió un papel de facilitador de paz dentro del sonado caso de la firma del pacto de Santa Fe de Ralito. Sobre su situación habló en extenso con El Espectador

Luego de permanecer 16 meses en la cárcel, ¿cómo está?

Recuperé mi libertad, que nunca debí perder. Me siento bien, me siento tranquilo, feliz de estar nuevamente con mi familia y mis amigos, la felicidad es total.

Usted apareció como facilitador en el proceso con las autodefensas, ¿en qué escenario se da esa mediación?

Me le acerqué al presidente Andrés Pastrana y le comenté que por intermedio de una persona que era amiga mía y a su vez era amiga del señor Carlos Castaño podíamos comenzar, intentar unos diálogos con las Auc y se dio, hubo la aprobación por parte del señor presidente Pastrana y existieron muchas reuniones y se lograron muchas cosas importantes en esas gestiones.

¿Qué lo condujo a ser mediador en un tema tan delicado?

Las Auc tenían su casa en Córdoba. Pertenezco al departamento de Córdoba, pero me estaba dando cuenta de las masacres, de las violaciones y del conflicto que estaba viviendo, motivado por eso lo hice.

¿Cuándo hizo esta gestión?

A finales de 1998.

¿Y cuál era la situación de las autodefensas en ese momento?

Muy complicada, con un futuro desastroso. Empezaba a vislumbrar que las Auc iban a terminar en una situación muy difícil, muy complicada, de mucha peligrosidad para la ciudadanía, sobre todo para Córdoba y efectivamente sucedió, pero no me arrepiento de mi gestión. Lo volvería a hacer con todos los riesgos.

¿Y quién se le acerca para que haga esas gestiones?

El ganadero Rodrigo García Caicedo, él es un dirigente conservador, amigo de mi infancia, de mi padre y de mi casa.

¿Usted fue a la Casa de Nariño a hablar con el Presidente de las Auc?

En muchas oportunidades.

¿Y él Presidente cómo lo avala?

Esos avales están contemplados en la ley, por supuesto, no fue nada escrito, de mutua confianza y confidencialidad, con mucha discreción.

Una vez el presidente Pastrana le da el aval y usted está autorizado, ¿de qué manera empieza a trabajar?

Comienzo a tratar de lo que se hace normalmente, a organizar reuniones en los departamentos de Córdoba y Antioquia.

¿Con quiénes organizaba esas reuniones?

Por intermedio de don Rodrigo empezamos a mandar razones.

¿Con quién hizo los primeros contactos?

Con Carlos Castaño. A veces asistió a dos o tres oportunidades Salvatore Mancuso.

¿Cómo fue ese primer encuentro con Carlos Castaño?

No fue fácil, porque de todos modos son situaciones un poco tensas, tú debes entender que un tipo de reuniones donde la discreción, el sigilo y la prudencia tienen que reinar. Empezamos a organizar dónde sería, en qué sitio va a ser para que no revista de peligrosidad por razones obvias, pero entonces, así empezamos las reuniones.


¿Qué impresión le da cuando usted se reúne por primera vez con Castaño?

Me impresionó su conocimiento del país, su cultura, su entusiasmo de trabajar por la paz y de tener acercamientos con el Gobierno. Esa primera reunión no fue fácil, fue tensa, prácticamente él intervino el 70% del tiempo.

¿En ese primer momento puso alguna condición para iniciar diálogos de paz?

Ninguna condición.

¿Qué percibió usted que era lo que más le molestaba a él del primer diálogo?

Él decía que en ese momento el Estado no estaba en capacidad de afrontar esa situación o enfrentarse directamente y ganar una guerra, entonces era un crítico del sistema y del Estado.

Después viene otra serie de reuniones, ¿cómo se logran los acuerdos?

Empezamos los diálogos directos, ya fueron menos tensos, fueron más fáciles, los desplazamientos eran más tranquilos y comenzamos a tratar temas.

¿Y no percibió que ellos estaban incómodos con la flexibilidad de Pastrana con las Farc?

Ellos estaban preocupados por el proceso que se estaba llevando a cabo por la laxitud.

¿Pero en las reuniones siempre estaba Carlos Castaño?

Sí, claro, siempre estuvo.

¿Qué le decía?

Preocupado por las diferencias que existían, por el rumbo que estaban tomando las autodefensas, y le inquietaba profundamente eso, se le estaba saliendo de las manos.


¿Y para hacer esa gestión se retiró del Congreso o lo hacía simultáneamente?

No, simultáneamente, yo tenía labores en el Congreso.

¿De qué manera usted empieza a aglutinar gente?

Nunca vinculé a nadie. Que quede claro, trabajé sólo. Hasta la reunión de Ralito.

¿Cuáles son los antecedentes de la reunión de Ralito?

Esto que quede claro, a la reunión de Ralito fuimos invitados, yo fui invitado  como el interlocutor directo entre el Gobierno y las autodefensas.

¿Invitado por quién?

A través de Carlos Castaño.

¿Cuando usted llegó a esa reunión ya estaba la otra gente?

Estaban todas las personas. Entienda, yo fui invitado, pero otras personas fueron citadas u obligadas a asistir. Quiero que quede claro también que no le comuniqué al presidente Pastrana que iba a asistir a esa reunión, como tampoco a muchos que asistía, así como no comenté cómo fue la reunión.

¿Cuál fue la razón para que no le comentara?

Porque vi que no tenía connotación ni importancia para que se comentara de la firma de un documento que fue inocuo, estéril. Para la muestra que salió a los 6 años, que no hubo nada, entonces por eso no le comenté, tanto que no asistió Carlos Castaño.

Y cuando usted llegó a la reunión en Ralito y vio a más personas, ¿qué pensó?

Una sorpresa, porque muchos fueron convocados y obligados. Yo no, porque fui invitado, pero a otros sí se les veía un evidente miedo. Allí unos periodistas que llevaron del exterior dieron conferencias sobre el conflicto y después firmamos el documento.

¿Cuáles jefes de las autodefensas estaban en ese momento ahí?

Mancuso... Castaño no estaba.

¿Cómo redactan el documento del pacto?

Eso quiero que quede claro. El documento no sé en qué momento lo redactaron, fue leído por el señor Mancuso, mas no leído por ninguno de nosotros. Mancuso lo lee y dice que hay que firmar.

¿Por qué la expresión refundar la patria?

Refundar la patria no era para tomar las armas, era una cuestión más filosófica, como cambiar un poco la situación que estaba viviendo el país. Era un eslogan.

Cuando firmó, ¿no se preocupó?

Nosotros no tomamos la decisión de firmar. Lo firmamos porque nos dijeron que había que firmar. Eso que quede claro.

¿Cuánto duró esa reunión?

Poco más de tres horas y cada uno se fue, hasta ahí llegó todo.

¿Y qué sucede después de esa reunión?

Fui derrotado como congresista, no hubo más reuniones. Me vine a vivir a Bogotá.

¿Y qué hizo después?

Empecé a trabajar en el Inco con el presidente Álvaro Uribe.

¿Qué buscó Miguel de la Espriella publicando el pacto?

Entiendo que ese era un documento que iba a salir a la luz pública luego de seis años de firmado y que Miguel Alfonso de la Espriella tuvo conocimiento y se adelantó a los acontecimientos.


¿Y cuando se produce la captura, ¿qué pensó?

Fueron momentos muy difíciles. Lo más difícil en el encierro fue tratar de vencer la tristeza. Era mi angustia permanente.

¿Se ha visto con el presidente Pastrana?

No me he visto, no lo he llamado y no me ha llamado tampoco.

¿Cuándo fue la última vez que hablo con él?

Un mes antes de mi captura hablé con él. Creo que todas esas cosas que pasaron fueron abonos para que posteriormente se lograra el proceso que hoy los colombianos aplaudimos.

¿Es ahora usted uribista o pastranista?

Soy uno más de ese 84% que apoya al presidente Uribe.

¿A qué se va a dedicar ahora?

A trabajar y a estar más pendiente y unido a mi familia.

¿Y no va a volver a la política?

No he considerado esa posibilidad.

Y si otra vez tuviera la posibilidad de hacer una gestión de paz, ¿lo volvería a hacer?

Sin dudarlo.

Otros conceptos

¿Cuál es su opinión de la parapolitica?

Sin ahondar mucho de estos temas jurídicos,  sí recomendaría con mucho respeto a los que ejercen la justicia en Colombia que se investigue primero antes de capturar y no capturar para investigar. La presunción de inocencia se perdió en el país.

¿Qué tantos inocentes cree que hay de la parapolítica que compartieron con usted?

Muchos, pero muchos.

¿Qué opina del enfrentamiento entre la Corte Suprema y el Presidente de la República?

Lo mejor para el país y es que exista armonía entre los distintos poderes.

Reflexionando hoy, después de todo lo que le ha pasado, ¿qué piensa de ese pacto de Ralito que se firmó?

Ese pacto es inocuo, sin connotación ni compromiso, un pacto, un documento que no sirvió. Lo único que hizo ese pacto fue llevarnos a la cárcel a las personas que asistimos.

Por Norbey Quevedo H.

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