El viernes pasado se instaló el Congreso de la República que legislará entre 2018 y 2022. La ceremonia dejó importantes imágenes: desde el saludo entre el expresidente Álvaro Uribe y la senadora de la FARC Victoria Sandino, pasando por la bajada de pantalones de Antanas Mockus, hasta el último discurso en el Capitolio del presidente Juan Manuel Santos. Anécdotas que desde ya dejan ver que será un Congreso histórico.
Sin embargo, la primera sesión del nuevo cuatrienio también dejó claro que el gobierno de Iván Duque tendrá una fuerte oposición y que su coalición en el Legislativo aún no da señales de contar con sobradas mayorías. En el Senado, la base son los 19 miembros de la bancada del Centro Democrático, a quienes se han sumado decididamente los 14 del Partido Conservador y los 14 del liberalismo, que conforman un grupo de 47 senadores de los 108. Por eso, la manera como se relacione el nuevo gobierno con Cambio Radical y el Partido de la U definirá la gobernabilidad de Duque.
En ese contexto, el presidente electo se reunió ayer con su gabinete para trazar la estrategia legislativa que llevará al Congreso desde el momento en que llegue a la Casa de Nariño. Sobre la relación con esa corporación, Duque fue enfático en que deben primar la transparencia y la “importancia de ofrecerles a los colombianos una justicia más cercana al ciudadano”. Un mensaje que no cae muy bien en el Legislativo, pues varios parlamentarios observan que el gabinete del presidente electo está compuesto por personas jóvenes, de perfiles técnicos, que no tienen experiencia electoral.
“No veo a alguno de ellos enfrentando a congresistas de la talla de los que hay hoy. Gente con tantos votos, conocedores de la mecánica legislativa y política. Lo más preocupante de la gobernabilidad de Duque, para mí, es la interlocución entre el Gobierno y los parlamentarios”, explicó un curtido senador. Y es que el nuevo gobierno va a necesitar una coordinación y optimización de los esfuerzos, pues los partidos declarados en oposición (FARC, Verde, Polo y Decentes) suman una coalición de 25 senadores.
Cambio Radical y la U aportan otros 30 parlamentarios en la cámara alta, y desde antes de la primera sesión sellaron un acuerdo programático en el campo legislativo. Tanto así que estuvieron muy cerquita de pelearle al uribismo la presidencia del Senado impulsando una candidatura de Roosvelt Rodríguez (la U) o de Germán Varón (Cambio Radical), que sin duda hubiese contado con el apoyo de la “bancada de la paz” y hubiera puesto en riesgo la presidencia de Ernesto Macías, el candidato del Centro Democrático. Pero el uribismo cedió en el acuerdo sobre las mesas directivas, dándole juego a Cambio y la U, y frenó la candidatura alternativa.
“El gobierno de Duque empieza con una coalición muy frágil, pegada con babas, diría yo. En la primera votación ya mostró cucos y dudo mucho que le dure para el resto de las mesas directivas. Pero hay que esperar, pues todo depende de la agenda legislativa que traiga el Gobierno. Si Duque propone construir sobre lo construido, no tendrá mayores problemas, pero si se impone el estilo de reducir el Congreso, unificar las cortes y hacer trizas la paz, pienso que las mayorías se le desharán. El bloque de la U y Cambio va a permanecer en el trabajo legislativo y está pensado de cara a las elecciones de 2019”, sostuvo un parlamentario de la U.
Posición que coincide con la de gente de Cambio Radical que asegura que su colectividad no está en el plan de hacerle oposición a Duque sin antes conocer su estilo de gobierno y su agenda legislativa, y desde ya ofrece el beneficio de la duda. “El 7 de agosto vamos a ver qué camino toma el Gobierno. Cambio va a radicar sus iniciativas y, de acuerdo con la manera como el Ejecutivo se comporte respecto a nuestra agenda, tomaremos la decisión de si vamos independientes, en oposición o con el Gobierno. Eso sí, es claro que Cambio no va a sumarse al pupitrazo. El martes y el miércoles hay reunión de bancada. Tenemos el 30 % del Congreso y esperamos que nos traten como tal”, sostuvo un dirigente de Cambio.
Otras voces en el interior de esa bancada aseguran que el excandidato presidencial Germán Vargas Lleras está enterado de los movimientos de su colectividad y sigue muy de cerca los detalles de la alianza con el Partido de la U. En ese mismo sentido, algunos miembros de la bancada de Cambio Radical dicen sentirse satisfechos con los acuerdos que se lograron la semana pasada en cuanto a la repartición de las mesas directivas de Senado y Cámara. Según lo pactado, al partido de Vargas Lleras le toca la presidencia del Senado en el tercer año y la de la Cámara de Representantes en el segundo año.
Esa es una de las razones que esgrimen algunos de los congresistas que están a favor de definirse como partido de gobierno, una declaración que deberán hacer, según el Estatuto de Oposición, dentro del mes siguiente a la posesión de Iván Duque en la Presidencia. Pero también hay un sector que no está de acuerdo con que Cambio Radical se lance a las toldas del uribismo.
“Hicimos unos acuerdos programáticos, que esperamos que se cumplan, y apoyamos a Duque en las elecciones, pero no creo que seamos oposición ni gobierno. Más bien, una bancada independiente”, señaló una voz de Cambio Radical en la Cámara de Representantes. De lo que sí dudan algunos parlamentarios de esa colectividad es la fortaleza de la alianza con la U, pues aseguran esa unión tuvo un solo objetivo: llegar juntos a la mesa de los compromisarios para defender sus posiciones en el Congreso. Entre tantas versiones sobre el ambiente en el Capitolio, lo único claro es que si Duque quiere gobernar tendrá que hacerlo teniendo en cuenta a los congresistas de la U y Cambio Radical.