“El premio nobel debió haber sido para Humberto de la Calle”: Benedetti
Cuatro años después de la derrota del SÍ en el plebiscito, el congresista de la U lanza duras críticas al papel de Juan Manuel Santos en la refrendación e implementación de lo pactado en La Habana.
Duras son las palabras que Armando Benedetti lanza en contra del expresidente Juan Manuel Santos y su papel en el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz con la guerrilla de las Farc. Según el senador, gran parte de la responsabilidad de las fallas en la implementación no solo son del gobierno de Iván Duque, sino que vienen del desdén de la administración Santos en sus últimos meses frente a este tema. Este asegura que refrendar los acuerdos en el plebiscito fue un error desde el principio y que solo se trató de un acto de vanidad para tratar de acabar con el uribismo.
(Lea: El fantasma de “Jorge 40” que refuerza la confrontación política)
En diálogo con El Espectador, el senador Benedetti cuenta infidencias de la paz, la cual dice que ya está muerta, casi que de forma irreversible. También da su punto de vista frente al fracaso del SÍ el 2 de octubre de 2016 y cómo el Congreso perdió cualquier interés en este tema al sufrir un supuesto desplante por parte del entonces presidente durante la firma de los acuerdos en Cartagena.
Han pasado cuatro años desde que se perdió el plebiscito y después se firmó la paz al tramitarla por el Congreso, ¿Cuál es el balance de la implementación y el cumplimiento de los acuerdos?
Primero hay que decir que el país traía una narrativa en 2002 de fortalecer las instituciones, luego, en 2010, el país siguió con la negativa de la paz. Esta fue truncada con la del nuevo Gobierno y el país no parecen haberse puesto de acuerdo cual es la narrativa en la que anda Colombia. La paz fue truncada de forma abrupta por este gobierno pero también porque la administración anterior mostró un desdén por la paz desde noviembre de 2017. Desdén que yo he denunciado. ¿Cómo es posible que el Gobierno haya dejado perder las 16 curules?
Usted habla de un desdén del Gobierno Santos con la paz en sus últimos meses, ¿por qué lo dice?
Empecemos porque ya no creo que haya paz o proceso de paz. Hay una persona interesadas en ganar rédito político y hacer show con la no paz y su no implementación. No están interesados en avanzar en la paz. Todo se friega desde que Juan Manuel Santos habla del plebiscito. Fuimos muchísimos los que dijimos que ese era un riesgo que era innecesario. Yo, que fui coordinador ponente del plebiscito, advertía de lo difícil que era a pesar de que pudimos cambiar una regla y porcentaje para hacerlo posible. Aún así era un riesgo innecesario porque no se necesitaba de ninguna refrendación. Entonces cuando él arranca con la idea del plebiscito le dijimos a Santos que era innecesario pero él insiste que va con este. Ahora uno ve que el plebiscito era una especie de coronación de Santos y un intento por acabar con el uribismo.
Todos los meses anteriores al plebiscito uno veía que los del NO no tenían cómo sacar muchos votos, incluso los del Centro Democrático no sabían si apoyar el NO o cómo irse para el plebiscito. Pero ya se tenía la experiencia del Brexit y uno la trasladaba a lo que podía pasar en el plebiscito acá en Colombia. La sorpresa fue que en las últimas semanas las encuestas nos daban ganadores, a los del Sí, con un 1% o 2% como máximo. Jamás ses nos pasó por la cabeza que fuéramos a perder los del sí. Pero insisto: Santos, en su vanidad, estaba embelesado con el plebiscito, porque lo veía como su coronación y con la forma de acabar con el uribismo en este país. Lo demás es historia, porque desde ese 2 de octubre el país se partió en dos, se dañó la narrativa de la paz, y la implementación. Luego le dan el nobel a los pocos días. Luego de eso hicimos varias reuniones para ver cómo salíamos del laberinto que nos había metido Santos.
(Lea también: Pasados cuatro años del plebiscito que dividió a Colombia)
¿Qué pasó en esas reuniones?
Sabíamos que no se podía hacer nada pero yo salí con argumento débil, pero que era real, de que se repitiera en la costa Caribe las elecciones porque había pasado un huracán. El problema es que el código electoral vigente no permite la suspensión y la nieva realización de elecciones si no es por orden público. Aunque eso lo vamos a a corregir ahora porque, por ejemplo, si hay un terremoto no se pueden repetir las elecciones.
Más allá de la cuestiones climáticas, que fue algo pocas veces en el país, ¿Se puede dar otra explicación a la derrota del SÍ?
Ese factor climático solo justifica la votación bajita en la costa Caribe pero la derrota del sí tiene que ver con la falta de trabajo del Congreso. Eso pasó en gran parte porque unas semanas antes del plebiscito, cuando se firmó el acuerdo en Cartagena, Santos despreció al Congreso, que se supone que lo iba a ayudar para obtener el resultado del plebiscito. El gesto fue poner las sillas del Congreso en la última fila. Desprecia al Congreso. Era tanta la vanidad y la pompa que había que esconder a los tipos que iban a ponerle los votos.
Todos los congresistas salieron molestos por esa ofensa al Legislativo. Luego solo cinco o seis congresistas salimos a trabajar de verdad por el plebiscito, los demás les importó un carajo, por la ofensa que se les había hecho de mandarlos a las últimas sillas. Yo tuve la oportunidad de hacerme adelante como presidente de la U, pero todo el resto del Congreso fue relegado, a pesar de todo lo que le ayudó y votó a Santos. Ese gesto le costó a Santos que solo cinco congresistas le salieran a buscar votos por el SÍ. En Bogotá y en la Costa no salió nadie a hacer campaña por el SÍ desde entonces.
Usted habla del desplante de Santos como motivo para que los congresistas no le trabajaran, pero siempre se ha hablado que la falta de trabajo parlamentario ante la falta de mermelada, puestos y otras dádivas por los que trabajar...
Fue el desplante. Yo me acuerdo que él no quería que lo vieran con congresistas para el plebiscito. Juan Manuel Santos quería consagrarse como el dios todopoderoso de la paz. Lo traicionaron sus vísceras y su vanidad: las vísceras para acabar con el uribismo.
Pero, además de esto, ¿hubo algo más que explique la inesperada derrota?
También hubo una campaña del uribismo que la centró en el tema de las cartillas de la ideología de género. Ellos montaron su campaña en ese tema y aglutinaron a los cristianos y a los sectores más conservadores. Ese era un tema que no tenía nada que ver con la paz. Pero como Santos estaba tan distraído, no se dio cuenta de que era importante y puso a Gina Parody en frente del SÍ de plebiscito.
¿Por qué fue un error poner a Gina Parody al frente de la campaña del SÍ?
A ella la estaban atacando por lo de las cartillas cuando fue ministra, además por ser homosexual, pues ella no podía haber liderado el SÍ porque ese tema se vuelve de campaña en contra del plebiscito. Poner a Gina Parody al frente era un doble error y una doble papaya para que la discusión se fijara en un tema que no tenía que ver con el plebiscito. Ese tema no tenía que ver con el plebiscito, pero fue usado de forma baja, pero muy efectiva por el uribismo. Incluso hubo marchas en contra del plebiscito por ese cuento de las cartillas.
(Le puede interesar: El paso a paso del Acuerdo de Paz que cumplirá cuatro años)
¿Algunos de los argumentos esgrimidos por el uribismo en ese momento tenían justificación?
Acabo de decir que no. Lo de ellos fue bajo, mentiroso, pero muy efectivo. Terminamos hablando de la ideología de género y no de los beneficios que traía la paz para el país. Para esa época fui entrevistado por medios internacionales y preguntaban por qué el país no quería la paz y uno tenía que quedarse callado. Uno no tenía explicación. Era absurdo uno decir que no querían la paz porque había un tema relacionado con los homosexuales. Eso no tenía nada que ver.
Luego con la renegociación...
Ahí fue cuando el Congreso sí le servía a Santos. Le tocó llegar al Congreso casi que de rodillas para que le ayudaran a justificar el premio Nobel. Ese premio dio un impulso para el nuevo acuerdo pero todo ya estaba jodido. Ya no quedaba legitimidad a un acuerdo que había sido tan bien llevado como el de la Habana por Humberto de la Calle. Aquí hace falta reconocer que el verdadero hacedor de la paz es De la Calle.
¿Más que Juan Manuel Santos?
¡Total! El premio nobel debió haber sido para Humberto de la Calle.
¿El 2 de octubre fue el inicio del fin de la paz?
Claro, todo quedó liquidado. Por eso he dicho que ese 2 de octubre, que tendría que haber sido la consagración de Santos, terminó siendo un día maldito, incluso lo sigue siendo hoy. Ese día se reventó el país y se fracturó como nunca, el uribismo resucitó y los asesores de la paz fuimos menos y nos fuimos achicando. No solo fue maldito para la paz, sino para el país. A partir de ahí vienen todas las tensiones que aún hemos estado viviendo. Para esa época las cosas estaban medianamente tranquilas y a partir de ese dos de octubre es increíble la tensión que hay ahora, mucho más que con la violencia del siglo pasado.
¿Se equivocaron los del SÍ en interpretar el país?
El que se equivoca es Santos porque era innecesario tomar ese riesgo. A él no le importaba la paz, solo le importaba su proclamación y que no había necesitado al Congreso para ganar. Y en lo que quedamos es que el país quedó dividido y que tuvo que ir al Congreso de rodillas a ver cómo sacábamos adelante la paz. Después de ir en un carruaje de oro con la paz nos metió en una trocha y en un pantano para llegar a la paz.
Cada vez se siente que hay menos defensores de la paz en el Congreso, ¿Qué pasó con los congresistas de esa línea?
Eso es mentira. Los congresistas que defendían la paz no se han volteado, solo uno que otro conservador. Lo que pasa es que la dinámica es completamente diferente. Ahora hay un grupo minúsculo, entre ellos Santos, interesado en que haya violencia contra los líderes y que no se implemente la paz. Esa es la forma de que ellos se mantienen vigentes en los medios.
¿Juan Manuel Santos está en esa lista?
Santos y un grupo minúsculo que anda feliz con que la paz no se implemente y que haya violencia. Hasta los muertos los usan para decir que ellos son los únicos que defienden la paz. Cuando ellos son los que hundieron la paz. Ahora ellos tienen vigencia por la narrativa de la paz pero ellos fueron la que la echaron a perder. Por ejemplo, Santos puso a Néstor Humberto Martínez como fiscal. La gente se puso brava porque Iván Duque regañó a la presidente de la JEP, Patricia Linares, pero no recuerdan que Néstor Humberto Martínez estuvo dos años tratando de acabar a la JEP ¿Cómo Santos, que buscó la paz, pone a un fiscal para que destruya la JEP? El otro error es que en 2017la sustitución de cultivos estaba desfinanciada. O sea, Santos duró 9 meses sin entregar recursos para la sustitución de cultivos. Eso es lo que genera la muerte de líderes sociales hoy, no por no haber pagado, sino por dejar una lista de líderes y los paramilitares aprovecharon esos listados para exterminarlos.
Según lo que usted dice, ¿la implementación nació muerta?
La implementación estaba cojeando desde el principio, iba moribunda por lo que he dicho: se perdieron las 16 curules, la sustitución estaba desfinanciada, se puso a Néstor Humberto Martínez de fiscal y se les hizo conejo a las Farc. La paz ya venía moribunda cuando gana Duque y ahora sí no había cómo defenderla.
Vemos un gobierno que no estaría interesado en implementar la paz, ¿después de esta administración, cree que se puede recuperar la senda de la paz?
La paz estaba moribunda y ahora este Gobierno rompe con la narrativa de la paz completamente. La paz necesitaba que la revivieran y pues este Gobierno no iba a hacerlo. No hay marcha atrás. La dialéctica que estamos viviendo es la misma de 2002. No hay instituciones, ahora es el Eln y no las Farc, ahora es el narcotráfico. Estamos en la misma vaina de 2001. Nunca hubo paz. Tenemos los mismos números de masacres y muertes.
Duras son las palabras que Armando Benedetti lanza en contra del expresidente Juan Manuel Santos y su papel en el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz con la guerrilla de las Farc. Según el senador, gran parte de la responsabilidad de las fallas en la implementación no solo son del gobierno de Iván Duque, sino que vienen del desdén de la administración Santos en sus últimos meses frente a este tema. Este asegura que refrendar los acuerdos en el plebiscito fue un error desde el principio y que solo se trató de un acto de vanidad para tratar de acabar con el uribismo.
(Lea: El fantasma de “Jorge 40” que refuerza la confrontación política)
En diálogo con El Espectador, el senador Benedetti cuenta infidencias de la paz, la cual dice que ya está muerta, casi que de forma irreversible. También da su punto de vista frente al fracaso del SÍ el 2 de octubre de 2016 y cómo el Congreso perdió cualquier interés en este tema al sufrir un supuesto desplante por parte del entonces presidente durante la firma de los acuerdos en Cartagena.
Han pasado cuatro años desde que se perdió el plebiscito y después se firmó la paz al tramitarla por el Congreso, ¿Cuál es el balance de la implementación y el cumplimiento de los acuerdos?
Primero hay que decir que el país traía una narrativa en 2002 de fortalecer las instituciones, luego, en 2010, el país siguió con la negativa de la paz. Esta fue truncada con la del nuevo Gobierno y el país no parecen haberse puesto de acuerdo cual es la narrativa en la que anda Colombia. La paz fue truncada de forma abrupta por este gobierno pero también porque la administración anterior mostró un desdén por la paz desde noviembre de 2017. Desdén que yo he denunciado. ¿Cómo es posible que el Gobierno haya dejado perder las 16 curules?
Usted habla de un desdén del Gobierno Santos con la paz en sus últimos meses, ¿por qué lo dice?
Empecemos porque ya no creo que haya paz o proceso de paz. Hay una persona interesadas en ganar rédito político y hacer show con la no paz y su no implementación. No están interesados en avanzar en la paz. Todo se friega desde que Juan Manuel Santos habla del plebiscito. Fuimos muchísimos los que dijimos que ese era un riesgo que era innecesario. Yo, que fui coordinador ponente del plebiscito, advertía de lo difícil que era a pesar de que pudimos cambiar una regla y porcentaje para hacerlo posible. Aún así era un riesgo innecesario porque no se necesitaba de ninguna refrendación. Entonces cuando él arranca con la idea del plebiscito le dijimos a Santos que era innecesario pero él insiste que va con este. Ahora uno ve que el plebiscito era una especie de coronación de Santos y un intento por acabar con el uribismo.
Todos los meses anteriores al plebiscito uno veía que los del NO no tenían cómo sacar muchos votos, incluso los del Centro Democrático no sabían si apoyar el NO o cómo irse para el plebiscito. Pero ya se tenía la experiencia del Brexit y uno la trasladaba a lo que podía pasar en el plebiscito acá en Colombia. La sorpresa fue que en las últimas semanas las encuestas nos daban ganadores, a los del Sí, con un 1% o 2% como máximo. Jamás ses nos pasó por la cabeza que fuéramos a perder los del sí. Pero insisto: Santos, en su vanidad, estaba embelesado con el plebiscito, porque lo veía como su coronación y con la forma de acabar con el uribismo en este país. Lo demás es historia, porque desde ese 2 de octubre el país se partió en dos, se dañó la narrativa de la paz, y la implementación. Luego le dan el nobel a los pocos días. Luego de eso hicimos varias reuniones para ver cómo salíamos del laberinto que nos había metido Santos.
(Lea también: Pasados cuatro años del plebiscito que dividió a Colombia)
¿Qué pasó en esas reuniones?
Sabíamos que no se podía hacer nada pero yo salí con argumento débil, pero que era real, de que se repitiera en la costa Caribe las elecciones porque había pasado un huracán. El problema es que el código electoral vigente no permite la suspensión y la nieva realización de elecciones si no es por orden público. Aunque eso lo vamos a a corregir ahora porque, por ejemplo, si hay un terremoto no se pueden repetir las elecciones.
Más allá de la cuestiones climáticas, que fue algo pocas veces en el país, ¿Se puede dar otra explicación a la derrota del SÍ?
Ese factor climático solo justifica la votación bajita en la costa Caribe pero la derrota del sí tiene que ver con la falta de trabajo del Congreso. Eso pasó en gran parte porque unas semanas antes del plebiscito, cuando se firmó el acuerdo en Cartagena, Santos despreció al Congreso, que se supone que lo iba a ayudar para obtener el resultado del plebiscito. El gesto fue poner las sillas del Congreso en la última fila. Desprecia al Congreso. Era tanta la vanidad y la pompa que había que esconder a los tipos que iban a ponerle los votos.
Todos los congresistas salieron molestos por esa ofensa al Legislativo. Luego solo cinco o seis congresistas salimos a trabajar de verdad por el plebiscito, los demás les importó un carajo, por la ofensa que se les había hecho de mandarlos a las últimas sillas. Yo tuve la oportunidad de hacerme adelante como presidente de la U, pero todo el resto del Congreso fue relegado, a pesar de todo lo que le ayudó y votó a Santos. Ese gesto le costó a Santos que solo cinco congresistas le salieran a buscar votos por el SÍ. En Bogotá y en la Costa no salió nadie a hacer campaña por el SÍ desde entonces.
Usted habla del desplante de Santos como motivo para que los congresistas no le trabajaran, pero siempre se ha hablado que la falta de trabajo parlamentario ante la falta de mermelada, puestos y otras dádivas por los que trabajar...
Fue el desplante. Yo me acuerdo que él no quería que lo vieran con congresistas para el plebiscito. Juan Manuel Santos quería consagrarse como el dios todopoderoso de la paz. Lo traicionaron sus vísceras y su vanidad: las vísceras para acabar con el uribismo.
Pero, además de esto, ¿hubo algo más que explique la inesperada derrota?
También hubo una campaña del uribismo que la centró en el tema de las cartillas de la ideología de género. Ellos montaron su campaña en ese tema y aglutinaron a los cristianos y a los sectores más conservadores. Ese era un tema que no tenía nada que ver con la paz. Pero como Santos estaba tan distraído, no se dio cuenta de que era importante y puso a Gina Parody en frente del SÍ de plebiscito.
¿Por qué fue un error poner a Gina Parody al frente de la campaña del SÍ?
A ella la estaban atacando por lo de las cartillas cuando fue ministra, además por ser homosexual, pues ella no podía haber liderado el SÍ porque ese tema se vuelve de campaña en contra del plebiscito. Poner a Gina Parody al frente era un doble error y una doble papaya para que la discusión se fijara en un tema que no tenía que ver con el plebiscito. Ese tema no tenía que ver con el plebiscito, pero fue usado de forma baja, pero muy efectiva por el uribismo. Incluso hubo marchas en contra del plebiscito por ese cuento de las cartillas.
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¿Algunos de los argumentos esgrimidos por el uribismo en ese momento tenían justificación?
Acabo de decir que no. Lo de ellos fue bajo, mentiroso, pero muy efectivo. Terminamos hablando de la ideología de género y no de los beneficios que traía la paz para el país. Para esa época fui entrevistado por medios internacionales y preguntaban por qué el país no quería la paz y uno tenía que quedarse callado. Uno no tenía explicación. Era absurdo uno decir que no querían la paz porque había un tema relacionado con los homosexuales. Eso no tenía nada que ver.
Luego con la renegociación...
Ahí fue cuando el Congreso sí le servía a Santos. Le tocó llegar al Congreso casi que de rodillas para que le ayudaran a justificar el premio Nobel. Ese premio dio un impulso para el nuevo acuerdo pero todo ya estaba jodido. Ya no quedaba legitimidad a un acuerdo que había sido tan bien llevado como el de la Habana por Humberto de la Calle. Aquí hace falta reconocer que el verdadero hacedor de la paz es De la Calle.
¿Más que Juan Manuel Santos?
¡Total! El premio nobel debió haber sido para Humberto de la Calle.
¿El 2 de octubre fue el inicio del fin de la paz?
Claro, todo quedó liquidado. Por eso he dicho que ese 2 de octubre, que tendría que haber sido la consagración de Santos, terminó siendo un día maldito, incluso lo sigue siendo hoy. Ese día se reventó el país y se fracturó como nunca, el uribismo resucitó y los asesores de la paz fuimos menos y nos fuimos achicando. No solo fue maldito para la paz, sino para el país. A partir de ahí vienen todas las tensiones que aún hemos estado viviendo. Para esa época las cosas estaban medianamente tranquilas y a partir de ese dos de octubre es increíble la tensión que hay ahora, mucho más que con la violencia del siglo pasado.
¿Se equivocaron los del SÍ en interpretar el país?
El que se equivoca es Santos porque era innecesario tomar ese riesgo. A él no le importaba la paz, solo le importaba su proclamación y que no había necesitado al Congreso para ganar. Y en lo que quedamos es que el país quedó dividido y que tuvo que ir al Congreso de rodillas a ver cómo sacábamos adelante la paz. Después de ir en un carruaje de oro con la paz nos metió en una trocha y en un pantano para llegar a la paz.
Cada vez se siente que hay menos defensores de la paz en el Congreso, ¿Qué pasó con los congresistas de esa línea?
Eso es mentira. Los congresistas que defendían la paz no se han volteado, solo uno que otro conservador. Lo que pasa es que la dinámica es completamente diferente. Ahora hay un grupo minúsculo, entre ellos Santos, interesado en que haya violencia contra los líderes y que no se implemente la paz. Esa es la forma de que ellos se mantienen vigentes en los medios.
¿Juan Manuel Santos está en esa lista?
Santos y un grupo minúsculo que anda feliz con que la paz no se implemente y que haya violencia. Hasta los muertos los usan para decir que ellos son los únicos que defienden la paz. Cuando ellos son los que hundieron la paz. Ahora ellos tienen vigencia por la narrativa de la paz pero ellos fueron la que la echaron a perder. Por ejemplo, Santos puso a Néstor Humberto Martínez como fiscal. La gente se puso brava porque Iván Duque regañó a la presidente de la JEP, Patricia Linares, pero no recuerdan que Néstor Humberto Martínez estuvo dos años tratando de acabar a la JEP ¿Cómo Santos, que buscó la paz, pone a un fiscal para que destruya la JEP? El otro error es que en 2017la sustitución de cultivos estaba desfinanciada. O sea, Santos duró 9 meses sin entregar recursos para la sustitución de cultivos. Eso es lo que genera la muerte de líderes sociales hoy, no por no haber pagado, sino por dejar una lista de líderes y los paramilitares aprovecharon esos listados para exterminarlos.
Según lo que usted dice, ¿la implementación nació muerta?
La implementación estaba cojeando desde el principio, iba moribunda por lo que he dicho: se perdieron las 16 curules, la sustitución estaba desfinanciada, se puso a Néstor Humberto Martínez de fiscal y se les hizo conejo a las Farc. La paz ya venía moribunda cuando gana Duque y ahora sí no había cómo defenderla.
Vemos un gobierno que no estaría interesado en implementar la paz, ¿después de esta administración, cree que se puede recuperar la senda de la paz?
La paz estaba moribunda y ahora este Gobierno rompe con la narrativa de la paz completamente. La paz necesitaba que la revivieran y pues este Gobierno no iba a hacerlo. No hay marcha atrás. La dialéctica que estamos viviendo es la misma de 2002. No hay instituciones, ahora es el Eln y no las Farc, ahora es el narcotráfico. Estamos en la misma vaina de 2001. Nunca hubo paz. Tenemos los mismos números de masacres y muertes.