Nadie ha perdido de vista que está en juego el futuro de los diálogos que esa guerrilla y el gobierno Santos adelantan en La Habana, y que fueron suspendidos por orden presidencial hasta que los insurgentes devuelvan a este grupo de personas, un acto que les retornaría a los colombianos su confianza en el proceso de paz. Ojalá la liberación no se dilate más, un empeño en el que Noruega y Cuba, países garantes del proceso, son claves. Por ahora, el compromiso de las Farc sigue a prueba.
“Ya el procedimiento está en marcha”, dijo ayer el presidente Juan Manuel Santos, en Popayán, al finalizar su encuentro con líderes de las comunidades indígenas del país, ante quienes el primer mandatario oficializó un nuevo decreto sobre protección y seguridad jurídica de los territorios ancestrales.
“Les decía a las comunidades indígenas, que son las que tal vez más han sufrido los fragores de la guerra, cómo apenas aparezcan libres los secuestrados que están en manos de las Farc —ya el procedimiento está en marcha—, apenas los vea libres, voy a dar las instrucciones para que los negociadores regresen a La Habana y continúen, ojalá a buen ritmo, las negociaciones para poder culminar este proceso a la mayor brevedad posible”, afirmó Santos.
De acuerdo con el mandatario, la terminación del conflicto armado facilitará que los derechos de los indígenas y de los colombianos en general sean respetados.