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El proyecto político de raíces liberales que busca ser opción de poder

Más de una decena de congresistas de partidos como el Liberal, Cambio Radical y la U se han unido en un bloque que promete recoger banderas con ideas liberales y de socialdemocracia. Hay timidez, pero el objetivo es llegar con candidato propio a las presidenciales de 2022.

Germán Gómez Polo
23 de agosto de 2020 - 01:00 a. m.
Arriba, Roy Barreras, Rodrigo Lara y Luis Fernando Velasco. Abajo, Alejandro Gaviria, Humberto de la Calle y Sergio Fajardo.
Arriba, Roy Barreras, Rodrigo Lara y Luis Fernando Velasco. Abajo, Alejandro Gaviria, Humberto de la Calle y Sergio Fajardo.
Foto: Archivo

Las objeciones del gobierno Duque a la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la cruzada que inició el Centro Democrático para modificar el Acuerdo de Paz del Teatro Colón fueron dos de los puntos de ignición de un movimiento en el Congreso que busca convertirse en opción de poder en las presidenciales de 2022. Las intenciones del uribismo parecen haber sacudido las raíces liberales de varios senadores que hoy, con mucho silencio, han conformado una especie de “suprabancada”, con miembros de varios partidos, que cada día parece ganar más adeptos y que, más allá de las minucias electorales, podría ser decisiva en el futuro de diversos proyectos legislativos.

De esa “suprabancada” hacen parte, por ahora, Roy Barreras, José Ritter López y Roosvelt Rodríguez, del Partido de la U; Luis Fernando Velasco, Guillermo García Realpe, Andrés Cristo y Jaime Durán, del Partido Liberal; y Rodrigo Lara y Temístocles Ortega, de Cambio Radical, entre otros. Hay un elemento común entre ellos y es que no estarían conformes con sus actuales partidos e incluso son voces disidentes dentro de ellos. El ejemplo más claro es Velasco, quien en la reciente convención de su colectividad se fue en contra de su jefe único, el expresidente César Gaviria, a quien aún no le perdona haber apoyado de frente la candidatura de Iván Duque, a pesar de las diferencias de fondo que, asegura, hay entre los rojos y el hoy jefe de Estado.

Los congresistas evitan hablar con nombre propio de esa “aleación” política, pero pocos la niegan. El asunto es más o menos así: el final del conflicto con las Farc también produjo, en la práctica, la anulación parcial de un fantasma que había sido utilizado especialmente por los sectores de la derecha para impulsar sus ideales y campañas políticas. Con ese factor por fuera, se aclararon las aguas y se pudo ver el fondo: en el Capitolio se habla de cuatro líneas políticas que parecen bien estructuradas.

Por un lado, la derecha, liderada por el uribismo, los conservadores y los movimientos cristianos. Una centroizquierda, en donde entrarían perfectamente los congresistas de la Alianza Verde. La izquierda, que encabezan el líder de Colombia Humana, Gustavo Petro, el Polo Democrático y el partido FARC. Y por último, un sector de raíces liberales, que reconoce tener diferencias sustanciales con los anteriores y que es precisamente el espacio que quiere llenar el grupo de parlamentarios en mención. “La idea es consolidar una sola bancada. Aquí no hay pocos votos, varios están por encima de los 90.000, y fácilmente, entre todos, podemos juntar más de un millón. Hemos estado muy sintonizados y nos unimos cuando el uribismo llegó con su arremetida contra el proceso de paz. Es más, la salida de Álvaro Uribe del Congreso le da fuerza a esto”, comentó una de esas voces, pidiendo la reserva de su nombre.

La base de esta nueva opción que se empieza a conformar es la idea de que “lo que hay no es suficiente”. “Hay un deseo de construir una alternativa que pueda reunir a diferentes sectores. Hay cercanías en los pensamientos de origen liberal y son varias las preocupaciones que se comparten”, dice otro de los congresistas, confirmando además que hay diálogo constante en un chat grupal. Lo que más llama la atención de este cónclave parlamentario virtual es que las aspiraciones son tan grandes que apuntan a llegar a la Casa de Nariño y, desde ya, aunque no se tiene nada definido, hay nombres en el tintero para promover una consulta y escoger un candidato único que los represente en 2022.

La consulta, ¿con quién?

“Tenemos una decisión, y tenemos los nombres de Roy Barreras, Juan Fernando Cristo, Humberto de la Calle, Rodrigo Lara, Juan Manuel Galán, Alejandro Gaviria y Luis Fernando Velasco”, asegura uno de los legisladores de ese grupo. Pero es justo ahí donde las opiniones se contradicen porque, para otros, aún es muy precipitado hablar de una consulta y de un tarjetón. Por ejemplo, el senador García Realpe manifestó que todo es muy incipiente y los temas que apenas se han tratado tienen que ver con el trabajo legislativo, el apoyo a proyectos específicos o, incluso, la postura que se pueda adoptar en las elecciones del nuevo magistrado de la Corte Constitucional o del nuevo procurador, que se realizarán la semana que comienza.

Otros secundan esa idea de que el sol apenas se asoma para las presidenciales, pero no descartan que haya un proyecto político de aquí a un año. “Todavía no quisiera hablar de un tarjetón, pero es evidente que se ha conformado un bloque en defensa de las ideas liberales. La política se actúa de común acuerdo, y eso va a llevar a la construcción de un proyecto estructurado para la Presidencia de la República”, anota otro de los congresistas, que pertenece al Partido Liberal.

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El Espectador pudo establecer que, por ejemplo, ya se ha empezado a hablar con Alejandro Gaviria, actual rector de la Universidad de los Andes; sin embargo, el exministro parece estar concentrado en sus labores académicas y no tendría interés en aspirar a la Presidencia. De hecho, varias personas de su círculo cercano aseguran a ojo cerrado que, si en este momento le propusieran ser candidato, diría irremediablemente que no porque piensa cumplir a cabalidad su trabajo como rector en aras de su compromiso con la educación.

Lo cierto es que Gaviria parece ser la carta de la baraja con la que todos se quieren quedar. Desde el mismo Partido Liberal lo han puesto a sonar, fue tema de conversación en la convención que los rojos tuvieron el sábado pasado y, por otro lado, la senadora Angélica Lozano, de la Alianza Verde, ha intentado persuadirlo, posiblemente, para que se sume a la consulta que están montando los verdes, en donde participarían, entre otros, los exgobernadores Camilo Romero y Carlos Amaya. Todos lo ven como un hombre conciliador y una alternativa a los extremos.

De la Calle se alejó, por el momento, de cualquier baraja presidencial. “Yo no estoy en plan de candidatura, gracias”, contestó a la pregunta de este diario. Mientras que Galán, según se pudo confirmar, no es indiferente a ser parte de esa consulta de ideas liberales. De hecho, las encuestas lo favorecen, pero posiblemente no acceda porque le parece agotador que el país se deba someter a cuatro consultas en un mismo día, si se da por contado que se harían votaciones en el uribismo, los verdes y la izquierda. Incluso, Galán, huérfano de partido, podría unirse a la consulta verde.

El tarjetón “patilla”

De lo que no se quiere hablar mucho en esa nueva vertiente “socialdemócrata” en el Congreso —que, haciendo cuentas, podría llegar a tener más senadores que el Partido Liberal, el Conservador o la U— es de la posibilidad de que su candidato único pueda ser elegido a través de otro mecanismo y medirse en dos escenarios: con Sergio Fajardo, Galán, los verdes e, incluso, Jorge Robledo, dando como resultado un candidato “verdirrojo”. O, finalmente, una consulta solo con Fajardo. Esa es una opción que ha promovido principalmente la exministra María Ángela Holguín.

¿Y Petro? No está descartado, pero la impresión inicial es la de la precaución. “Puede ser muy dogmático y resultar siendo una apuesta de mucho riesgo. Personalmente, prefiero un tarjetón en marzo, sin Fajardo y sin Petro. Así le ofrecemos a la democracia una opción solo de origen liberal. Nos contamos en esa consulta, que creo que podría tener más de un millón de votos, y luego sí a indagar con quién tenemos afinidades programáticas”, señaló uno de los senadores involucrados.

Eso sí, el primer reto que tiene esta “suprabancada”, sin duda, es hacerse sentir con contundencia en los debates legislativos y en el impulso de iniciativas como la renta básica, por ejemplo, y persuadir a otros congresistas que aún dudan de sumarse a esta especie de rebelión partidista, a pesar de que el liberalismo corre por sus venas. Falta mucho trecho aún, pero que las cosas ya se están moviendo con miras a 2022, se están moviendo.

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