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Elecciones 2022: “Esta campaña es interesante por los tres bloques”

Entrevista con Paola Montilla Niño, doctora en Ciencia Política y directora de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas del Externado. Analiza los efectos de la jornada electoral del próximo domingo cuando se votará por nuevo Congreso y por los 15 precandidatos de las tres coaliciones para escoger a uno de ellos por cada bloque.

Cecilia Orozco Tascón
06 de marzo de 2022 - 02:00 a. m.
Paola Montilla también habla del protagonismo de las coaliciones por encima de los partidos tradicionales, de la irrupción de las nuevas colectividades y de la propaganda digital que se tomó las campañas.
Paola Montilla también habla del protagonismo de las coaliciones por encima de los partidos tradicionales, de la irrupción de las nuevas colectividades y de la propaganda digital que se tomó las campañas.
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

¿Es cierta o exagerada la afirmación de que en las elecciones del próximo domingo se sabrá quién va a ser el próximo presidente de la República cuando se conozcan los nombres de los ganadores de las consultas internas de las coaliciones Pacto Histórico, Centro Esperanza y Equipo por Colombia?

Las consultas interpartidistas constituyen un buen indicador sobre el potencial electoral de cada uno de los candidatos, pero no muestran su fuerza real. En general, los candidatos ganan y pierden muchos votos en la recta final de las campañas cuando las emociones y los mensajes llegan a su punto de efervescencia más alto. Además, los resultados de las consultas abiertas pueden alterarse por factores como la baja participación o por el riesgo de que acaben influyendo en la votación a favor de alguna de las coaliciones, electores que no pertenecen a ella. Es decir, pueden inflar o desinflar candidatos o dar resultados contrarios a los que se esperaba. En este sentido, es exagerado afirmar que con el resultado del próximo domingo se conocerá el nombre del próximo presidente: nos da pistas sobre el comportamiento electoral en mayo, pero no el nombre del ganador.

Para usted, ¿esta campaña es más interesante que la de 2018 por poner un parámetro, o que cualquiera otra del pasado?

Esta campaña presidencial es más interesante por la diferenciación clara en esos tres bloques: uno, estructuralmente, de derecha; otro, de centro, y el tercero, de izquierda. La exposición de las coaliciones las ha obligado a distanciar sus posturas, y así los electores pueden escoger y buscar sus preferencias, según lo que escuchan.

Aunque el próximo domingo elegimos Congreso, lo cierto es que la atención se ha centrado en estas coaliciones y sus jugadores. En términos de democracia, ¿este desplazamiento de atención hacia los precandidatos es conveniente o inconveniente?

La presencia de los precandidatos presidenciales en los medios de comunicación ha permitido que los ciudadanos, de manera temprana, conozcan sus programas claves. Esto, sin lugar a dudas, favorece un voto más informado y robustece el ejercicio democrático, porque los votantes tienen más claridad sobre las opciones políticas. Además, la concentración de la opinión pública en los precandidatos no es obstáculo para que se den a conocer las posturas de algunos de los candidatos a elecciones legislativas en otro tipo de espacios. Una franja de votantes ha podido escuchar voces distintas.

El hecho de que -al menos por ahora- los precandidatos de las tres coaliciones también hayan desplazado, en atención pública, a los candidatos de partido o que estas organizaciones estén esperando los resultados del domingo próximo para ver a cuál de los aspirantes de las consultas adhiere, ¿significa que el ejercicio político en Colombia se transformó?

Si bien los precandidatos de las coaliciones han tenido un mayor cubrimiento, eso no parece haber incidido en la intención de voto que muestran las encuestas. Por ejemplo, Rodolfo Hernández, que no participa en ninguna consulta, ha logrado mantener apoyo constante gracias a una campaña y un lenguaje desafiantes. La indefinición de candidatos por parte de algunos partidos y la presentación de otros aspirantes por firmas siguen demostrando la languidez de los partidos. El ejercicio político en Colombia cambiará cuando los partidos logren seleccionar a sus candidatos a las presidenciales mediante ejercicios de democracia interna en que participen militantes, simpatizantes y dirigentes. Este sería un indicio de que están haciendo tránsito hacia organizaciones más sólidas, democráticas e incluyentes.

No parece que ningún partido haya emprendido ese camino. ¿Está destinado a desaparecer el sistema partidista tal como se conoce en Colombia? ¿Es posible que las colectividades tradicionales sean sustituidas, en el corto plazo, por los partidos recién revividos o creados como el Nuevo Liberalismo, Oxígeno y Dignidad?

No sería tan categórica en cuanto a afirmar que los partidos estén destinados a desaparecer. El liberalismo y el Partido Conservador han tenido una volatilidad mediana: no cambian, drásticamente, el porcentaje de sus votantes de una elección a otra. Al menos no tanto como Cambio Radical y la U, que tienen una volatilidad alta, debido a que sus estructuras son personalistas y muy ancladas en prácticas clientelistas. Desde luego, cada vez más, pueden aparecer nuevos partidos que se identifiquen con otras cosmovisiones políticas.

Una condición que me intriga: las noticias sobre comportamiento de dudosa conducta ética e incluso legal sobre ciertos candidatos, ¿por qué no afectan la intención de voto hacia ellos? ¿Por qué la opinión pública no se conmueve con los escándalos de corrupción y comisión de delitos que se publican en los medios?

En las elecciones presidenciales sí pueden afectarse las preferencias sobre determinado candidato. Pero en las legislativas las lógicas del relacionamiento entre el aspirante (a Senado o Cámara) y el elector son diferentes. En muchos casos, esos nexos están ligados a prácticas clientelares y a vínculos particularistas, lo que hace que finalmente no se le “cobre” al candidato su mala conducta porque el voto no se da por identidades ideológicas, sino a cambio de un beneficio.

Se dice que la fortaleza de los partidos políticos representa, a su vez, la fortaleza del sistema democrático. El desprestigio de los partidos colombianos y la imagen obsoleta que tienen, ¿implican riesgos para la estabilidad institucional, como opinan algunos analistas?

La desinstitucionalización de los partidos políticos en Colombia, que significa, entre otros aspectos, el bajo arraigo que tienen entre los ciudadanos, se viene describiendo desde mediados de la década de los 90. Pero no se ha desencadenado un quiebre institucional hasta ahora. Los partidos tradicionales y las organizaciones más recientes han logrado adaptarse a tres reformas electorales.

Aunque cada vez es menor la conexión de los electores con ellos. Esto se expresa en las encuestas sobre el sentido de pertenencia a los partidos: un muy bajo porcentaje se reconoce como liberal, conservador o de otra colectividad. Entonces, ¿subsisten por la negociación del voto?

No es posible desconocer que esas prácticas existen, pero tampoco que hay voto de opinión relacionado con una identificación programática. Así sea en mínima proporción, algunos partidos, sobre todo los más recientes, tienen un electorado que aunque no sea militante, sí se identifica con ellos.

Dos casos actuales parecen hablar de la debilidad partidista: el candidato escogido por su partido que prefiere someterse a una consulta para ser ratificado como aspirante presidencial (David Barguil) por fuera de su comunidad, y un director de otro partido que se niega a escoger su candidato entre sus miembros y que prefiere esperar a ver con cuál de las coaliciones juega: César Gaviria. ¿La crisis de estas colectividades es superable?

El cuestionamiento constante a los partidos políticos ha puesto en tela de juicio su “utilidad”. No obstante, la democracia representativa necesita estas organizaciones que canalizan demandas sociales y hacen posible una rendición de cuentas entre el candidato y el elector. Eso sí, se requiere que reformen sus estructuras, dejen de lado sus burocracias anacrónicas y que las nuevas colectividades destierren por completo los andamiajes personalistas que han caracterizado a los partidos en Colombia.

Por primera vez en Colombia los simpatizantes de los sectores de izquierda parecen superar en número a los de la derecha tradicional, según unas encuestas: cito, por poner un ejemplo, la de Cifras y Conceptos. En el actual escenario público, de evidente polarización, si el candidato de la coalición de izquierda gana las elecciones, ¿cuál panorama político prevé usted, como analista, para este país que ha sido gobernado por personas de las colectividades tradicionales?

El diseño institucional de los sistemas presidencialistas obliga al primer mandatario a formar mayorías legislativas para poder desarrollar la agenda de gobierno. El gran reto que tienen los presidentes, tanto de colectividades tradicionales como de las que no lo son, es lograr estos consensos porque, normalmente, no llegan con un quórum suficiente para imponer la agenda. Por ello, el desafío para la coalición de izquierda, si gana, es lograr incluir, dentro de la agenda legislativa, cambios sustanciales al statu quo en un Congreso conformado por un bloque de legisladores que se ubicarán, probablemente, en la derecha y centro-derecha.

Desde su perspectiva, ¿es posible un golpe de Estado u otra forma de interrupción del sistema democrático en Colombia, impulsado por las fuerzas civiles que han gobernado el país por muchos años en caso de que gane la coalición de izquierda?

Confío en la estabilidad de las instituciones democráticas del país. Las élites políticas, en general, han demostrado que apoyan la democracia, lo que no significa que estén satisfechas sobre la forma en que funciona. Lo que sí puede suceder es que el contrapeso en el Congreso al eventual presidente de izquierda que gane sea muy fuerte y termine dilatando procesos indispensables para su gestión gubernamental, como el Plan de Desarrollo.

La popularidad electoral de los sectores de izquierda parece ser una consecuencia, entre otras razones, del desprestigio de la derecha gobernante y de la imagen desfavorable del jefe de esa corriente. ¿Estas elecciones marcarán el comienzo del fin de la era Uribe con 20 años de influencia política dominante en el país?

En algunas encuestas ha sido notorio el descenso en la favorabilidad del expresidente Álvaro Uribe. No obstante, es impreciso afirmar que ese indicador marca el inicio de su fin. Independientemente de la presencia o ausencia del expresidente en el debate político, acontecimientos como la despenalización del aborto han revelado que un porcentaje de ciudadanos continúan identificándose con el conservadurismo social que se ha expresado en las agrupaciones políticas de derecha, entre estas el Centro Democrático.

A propósito del tema de la sentencia sobre aborto, un paréntesis: este fallo y el rechazo por el mismo, incluso en palabras del presidente de la República, ¿afectarán la intención de voto en contra o a favor de algún candidato?

Sí: que el Centro Democrático y el Partido Conservador, entre otros, manifiesten su rechazo a la decisión de la Corte puede atraer a un sector de la población que se identifica, como dije antes, con las organizaciones de derecha, aunque no pertenezca a estas.

Las coaliciones no solo tienen interés en elegir candidato presidencial: pretenden contar con una bancada robusta tanto en Senado como en Cámara. Si logran ese objetivo, buena parte de los congresistas las representarán. ¿Puede preverse una transformación del Congreso en su composición?

Las tasas de reelección en el Congreso son en promedio del 55 %, siendo más alto el número de senadores que se reeligen que de representantes a la Cámara. Para el Senado, la Coalición Centro Esperanza y el Partido Verde se presentan con una lista con voto preferente, en la que los senadores que repiten y los que pasan de la Cámara al Senado son los que tienen más opciones de ganar, y la presencia de Humberto de la Calle puede favorecer la asignación de más curules. La lista del Pacto Histórico es cerrada, cuenta con menos senadores que buscan la reelección, por lo cual el impulso de esta lista estaría atado a la votación de los políticos más reconocidos, lo que también garantizaría un incremento de los escaños para la izquierda. La Coalición Equipo por Colombia no presenta lista al Senado, lo que significa que un amplio número de colectividades inscribieron sus propias listas, al igual que en 2018, por lo tanto, la composición del Congreso va a variar, pero no es probable que se presente una transformación rotunda.

Un gran volumen de jóvenes -menores de 35 años- está ingresando a la política activa tanto al Congreso como a cargos públicos en el Ejecutivo. ¿Este fenómeno tiene características especiales en Colombia?

En algunos países de América Latina, por ejemplo en Chile y Uruguay, la media de edad de los congresistas, en las últimas cuatro legislaturas, disminuyó, sin que esto constituya un cambio sustantivo en las élites políticas. Colombia no escapa a esta tendencia: en las elecciones de 2018, el 29 % de los representantes y el 22 % de los senadores tenían menos de 40 años. Una cifra que superó los registros de 2017 en Chile, en donde el 26 % de los miembros de la Cámara pertenecían a este grupo etario y, tradicionalmente, un número importante de legisladores provienen del movimiento estudiantil. Lo que también confirma que los políticos más jóvenes ingresan a la Cámara; en cambio, los de mayor edad y, en general, con un poco más de experiencia, forman parte del Senado.

Las campañas publicitarias tanto de candidatos a la Presidencia como al Congreso han cambiado. ¿Qué opina sobre ellas?

Sí, han cambiado. Las campañas digitales son cada vez más frecuentes. Estrategias disruptivas, como subir videos en Tiktok, están a la orden del día. No obstante, varias herramientas tecnológicas importantes, como el uso de métodos de inteligencia artificial para identificar y segmentar el electorado o el direccionamiento de mensajes en las redes sociales, son inaccesibles, aun para muchos. En cambio la mayoría de candidatos se han adaptado al mundo virtual mediante el uso de vehículos importantes como Facebook, Twitter o WhatsApp.

¿A quiénes elegimos en marzo, mayo y junio?

Aun cuando el próximo domingo, 13 de marzo, se elegirán senadores y representantes a la Cámara para el periodo 2022 – 2026 y, adicionalmente, los ciudadanos podrán votar por los 15 precandidatos de las tres coaliciones: Centro Esperanza, Pacto Histórico y Equipo por Colombia, el mayor efecto político inmediato de esa jornada se producirá por la escogencia de quienes representarán, ya en su condición de candidatos presidenciales formales, a esos bloques claramente diferenciados en materia ideológica: centro, izquierda y derecha. Quienes ganen sus consultas internas, irán a la primera vuelta para votar por el sucesor de Iván Duque, en competencia con: Óscar Iván Zuluaga, del Centro Democrático; Ingrid Betancourt, de Verde Oxígeno; Rodolfo Hernández, con su propio movimiento; Enrique Gómez, de Salvación Nacional y Gilberto Murillo, de Colombia Renaciente. En total y junto con los tres que serán escogidos el 13 de marzo, ocho aspirantes se disputarán la primera vuelta, en el mes de mayo. Entonces, los dos de mayor votación pelearán el triunfo en junio, durante la segunda vuelta.

“Las redes son eficaces en la transmisión de emociones”

Junto con los mensajes propagandísticos en medios tradicionales (vallas, pasacalles, prendas, medios) las redes sociales ocupan gran espacio en publicitar o atacar a un candidato determinado ¿Cuánta importancia tendrán estos nuevos medios en los resultados electorales?

El voto se moviliza a partir de emociones y las campañas buscan conectar al elector con el candidato. Como las redes son eficaces para transmitir emotividad, se han convertido en estrategia privilegiada. Algunos candidatos apelan al miedo y a la incertidumbre. Otros acuden a la esperanza, a los datos y a la evidencia para respaldar su posición. No podría decir cuál discurso es más eficiente.

¿Qué opina de la prohibición de hablar de cierta manera por parte del Consejo Nacional Electoral? ¿Es o no una violación al derecho fundamental de libertad de expresión? Me refiero al término “abudinear”.

Hay que hacer un balance entre el derecho a la libre expresión y el derecho al buen nombre junto con el de presunción de inocencia. No creo que haya una respuesta absoluta. Depende de cada caso.

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Usuario(75985)07 de marzo de 2022 - 03:31 p. m.
pacto historico.estos son los bandidos corruptos :petro piedad cordoba .partido los comunes exfarc morri .bolivar.ivan cepeda .roy barreras.benedetti.estas joyas hay que derrotarlos en las urnas .vote equipo colombia fico presidente.
Usuario(75985)07 de marzo de 2022 - 03:27 p. m.
a votar por equipo colombia "federico gutierres presidente"el pacto historico es un grupo de bandidos que quieren acabar la democracia
Usuario(75985)07 de marzo de 2022 - 03:21 p. m.
colombianos abstencionistas esta en juego el futuro de nuestros hijos y nietos si estos bandidos del pacto historico llega al poder .son lo mismo de corruptos pero con el agravante que perderemos nuestra libertad.a votar por equipo colombia y fico presidente.
Usuario(75985)07 de marzo de 2022 - 03:16 p. m.
estos bandidos son los que estan dizque con el pueblo:pacto historico mas corruptos que los mismos capitalistas:petro .piedad cordoba.partido los comunes exfarc .roy barreras .benedetti.ivan cepeda morris .bolivar"que miedo si llegan al poder.esclavitud y hambre y ellos viviendo como reyes
Usuario(75985)07 de marzo de 2022 - 03:11 p. m.
colombianos estamos en una epoca critica para la democracia:que estos bandidos del pacto historico con petro y sus compinches y sus amigos de venezuela y cuba nos roben la democracia.a votar bien por equipo colombia y federico gutierres "presidente.duespues ni chillemos.
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