El regreso de un exnarco y del “Ñoño” Elías agita la campaña electoral en la costa

Dos escenas llamativas y muy similares se repitieron esta semana en Maicao (La Guajira) y Sahagún (Córdoba). En el primer caso, una multitud, al ritmo de banda papayera y arengas, acompañó a Samuel Santander Lopesierra, conocido como el “Hombre Marlboro”, a inscribir su candidatura a la alcaldía de ese municipio.

Dos escenas llamativas y muy similares se repitieron esta semana en Maicao (La Guajira) y Sahagún (Córdoba). En el primer caso, una multitud, al ritmo de banda papayera y arengas, acompañó a Samuel Santander Lopesierra, conocido como el “Hombre Marlboro”, a inscribir su candidatura a la alcaldía de ese municipio.

Montado en el platón de una camioneta Toyota con placas venezolanas y acompañado por decenas de personas que vestían gorras y camisetas moradas con la leyenda “Firmo Santa”, Lopesierra recorrió este lunes las calles del pueblo hasta llegar a la Registraduría municipal, donde entregó varias cajas con 4.255 formularios y 63.825 firmas que avalan su aspiración, por el Movimiento Alternativo Independiente.

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El domingo, en Sahagún, otra caravana acompañó a Bernardo “Ñoño” Elías en su regreso a Sahagún, tras quedar en libertad por “colaboración eficaz” con la justicia en medio de las investigaciones del caso Odebrecht. Cientos de personas, en motos, carros y con las banderas amarillas de la “Ñoñomanía”, recibieron a Elías como si se tratara del héroe del pueblo.

Además de los líos jurídicos y las polémicas, al “Hombre Marlboro” y al “Ñoño” los une el interés de incidir en las próximas elecciones regionales del 29 de octubre. Ambos podrían terminar de la mano de un sector que les ha criticado sus andanzas, el petrismo.

Un pasado oscuro y un presente que enreda al Gobierno

Tras regresar al país después de pagar una condena por narcotráfico en Estados Unidos, el “Hombre Marlboro” volvió a ser noticia en marzo de este año, cuando la opinión pública conoció las versiones que lo involucran con Nicolás Petro Burgos, hijo del presidente Gustavo Petro y diputado del Atlántico.

Según Day Vásquez, exesposa de Petro Burgos, él recibió cerca de $600 millones de Lopesierra para financiar la aspiración presidencial de su padre, dinero que, al parecer, no habría llegado a la campaña y quedó en manos del diputado. Vásquez aseguró que su entonces pareja también recibió $400 millones del polémico empresario Alfonso “El Turco” Hilsaca. Estas acusaciones, negadas por los implicados, golpearon directamente al Gobierno y se convirtieron en un caballito de batalla para la oposición.

Por esta razón, Nicolás Petro enfrenta investigaciones en la Procuraduría y la Fiscalía, entes que indagan en sus cuentas y patrimonio y que en las próximas semanas darán a conocer sus decisiones. Lopesierra avanza en la campaña por la Alcaldía de Maicao, recorre las rancherías llevando tanques de agua y paneles solares y repartiendo regalos en los barrios. Según voces del Pacto Histórico en el departamento, contaría con el apoyo de varios aliados del petrismo, pues vale recordar que él mismo, junto a sus hijos, le hizo campaña al hoy presidente.

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Cabe recordar que el hombre que aspira a gobernar Maicao, municipio que registra un índice de pobreza multidimensional del 60 % y sufre desde hace varios años la crisis migratoria venezolana, fue concejal, diputado y senador. Sin embargo, casi nadie lo recuerda por esos cargos, pues reconocen más a el “Hombre Marlboro” que a Samuel Santander Lopesierra.

El apodo que lo ha acompañado casi toda su vida se lo ganó por su fama de fumador y contrabandista de cigarrillos en los años 80 y 90. Según reportes de la época, Lopesierra ingresaba a Colombia, por diferentes muelles de La Guajira, cerca de 200.000 pacas de cigarrillos y 400.000 cajas de whisky semanalmente.

Para 1997, las autoridades estadounidenses ya lo vigilaban de cerca por su sociedad con la familia Mansur de Aruba y por su aparente papel en una red de lavado de activos. Fue capturado en 2002 y, tras ser acusado por narcotráfico, salió extraditado hacia Estados Unidos en 2003.

Fue condenado y durante casi 18 años permaneció en el anonimato. Finalmente, regresó a Colombia en agosto de 2021, sin ningún proceso judicial activo y con aspiraciones políticas. “En agradecimiento al pueblo que me vio nacer y crecer, he decidido construir un proyecto político con visión departamental, donde la inclusión social asegure que todas las personas que participen en él, sin distinción de género, credo o color político, puedan ejercer sus derechos”, dijo en diciembre de 2022.

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La “Ñoñomanía”, ¿de La Picota a las elecciones regionales?

La liberación de Bernardo “Ñoño” Elías, el pasado viernes 7 de julio, y su regreso triunfante a Sahagún, este domingo, es el broche de oro con el que su grupo político completa una serie de golpes de suerte para encaminarse a recuperar su influencia en la región. Antes de salir de prisión, el “Ñoño” había sido trasladado desde La Picota a un batallón en Sucre, por lo que, según fuentes de la región, ya estaba preparando el resurgir de su movimiento y pactando alianzas con otros partidos de cara a las elecciones de alcaldes y gobernadores.

Su regreso, al igual que el del “Hombre Marlboro”, lo acerca al petrismo. En Córdoba se comenta que el “Ñoño” ya tiene candidato a la Gobernación, Gabriel Calle Aguas, integrante de otro clan político que tiene su base en Montelíbano y hermano del representante a la Cámara Andrés David Calle.

Este último es el mismo que suena para quedarse con la Presidencia de la Cámara durante la próxima legislatura y quien en los últimos meses ha respaldado la agenda legislativa del Gobierno. Los Calle fueron pieza clave de la campaña de Petro en Córdoba y podrían ser la conexión entre el presidente y un grupo político conocido por las prácticas cuestionables que ha denunciado durante toda su carrera.

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Elías busca recuperar el reinado que hace algunos años lo consolidó como uno de los hombres más poderosos del Caribe. En 2014, gracias a la llamada “mermelada”, el político cordobés quedó como uno de los senadores más votados del país, con más de 140.000 apoyos. Por esos días no solo contaba con cuotas en su departamento, sino que se había expandido a La Guajira, Sucre y Norte de Santander.

Sin embargo, todo esto se vino abajo con su captura en 2017, cuando la Corte Suprema lo acusó de recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht y lo condenó a seis años y ocho meses de prisión, por los delitos de cohecho y tráfico de influencias. A esta se suma otra condena, de ocho años y cuatro meses, por concierto para delinquir y lavado de activos.

Desde ese momento, la “Ñoñomanía”, su grupo político, luchó para mantener el poder en la región, pero terminó perdiendo ante otros clanes, que aprovecharon la ausencia de un líder carismático que estaba en la cárcel.

En 2018 fue su hermano, Julio Alberto Elías, quien buscó llegar al Congreso, pero terminó quemado. En 2022 lo volvió a intentar y se quedó a las puertas del Legislativo, ya que sus votos solo le alcanzaron para quedar en el puesto 11 de la lista al Senado del Partido de La U, que obtuvo 10 curules.

A pesar de estas caídas, los Elías han recibido varios golpes de suerte en los últimos meses. En octubre de 2022, Julio Alberto recibió la buena noticia de la renuncia de su compañero de lista Berner Zambrano, quien en medio de las investigaciones por una presunta doble militancia le cedió su curul y se fue a competir por la Gobernación de Nariño.

Elías llegó al Congreso con varios asesores cercanos a su hermano y en general a la “Ñoñomanía”, lo que se suma a otros contratos que aliados suyos han ganado en el Congreso, como es el caso de Eduardo José Tous, quien sonó como posible director administrativo de la Cámara y al final terminó contratado por esa corporación para ayudar a conservar las edificaciones patrimoniales.

Con el “Ñoño” libre y sus fichas trabajando en el Congreso y aspirando a gobernaciones y alcaldías, la puja por el poder en Córdoba y el Caribe toma un nuevo rumbo y anuncia cambios en las alianzas políticas.

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