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¿Cuáles son las necesidades de la educación hoy en Colombia? Opinión

En la actual coyuntura electoral, el rector de la Universidad San Martín recalca que el sistema educativo no cumplirá a cabalidad con su papel en la formación, si no atiende necesidades estructurales del país que afectan el alcance de la educación de los colombianos.

Fernando José Restrepo*
13 de junio de 2022 - 08:19 p. m.
El mundo de la educación forma a los próximos líderes y tomadores de decisiones.
El mundo de la educación forma a los próximos líderes y tomadores de decisiones.
Foto: Getty Images

Hablar de educación en un país como Colombia no es tarea fácil y mucho menos lo es el diseño de políticas que respondan asertivamente a todas las necesidades educativas de las regiones. Sin embargo, considero que en épocas preelectorales es pertinente proponer otra pregunta para buscar respuestas factibles y contundentes: ¿Cuáles son las necesidades de la educación hoy en Colombia?

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La respuesta podría ser amplia y diversa y caer en lugares comunes, es fácil señalar las necesidades de calidad que aquejan al sistema educativo en general. Sin embargo, quiero resaltar una necesidad que requiere de propuestas integrales para rescatar el valor que la educación ha perdido en el país, como medio de dignificación de la vida de los colombianos.

Señalaré, para comenzar, un punto de reflexión que considero crítico: según el Observatorio del Bienestar de la Niñez, la mayoría de la delincuencia juvenil se concentra en los jóvenes entre los 17 y 23 años, justo en los años en los que deberían estar terminando el desarrollo de sus competencias para el trabajo. El hurto y el microtráfico de estupefacientes son las principales actividades delincuenciales de nuestros jóvenes, ambos, asociados a la obtención del dinero fácil. Aunque todo esto cuestiona la eficacia de la “formación” humana y ciudadana que supuestamente se les imparte a nuestros jóvenes, lo que realmente existe detrás es la ausencia de un referente de ciudadano que oriente la formación de los colombianos más allá de su desempeño laboral.

El sistema educativo no cumplirá a cabalidad con su papel en la formación si no atiende necesidades estructurales de nuestro país que afectan el alcance de la educación de los colombianos. No es este un asunto de responsabilidad de la educación pública o privada, sino una necesidad colectiva de supervivencia social de largo plazo con resultados intergeneracionales a los que es prioritario responder de inmediato.

A mi entender, es un asunto de filosofía educadora y de política educativa sistémica e integradora, inspiradora del buen y el bien vivir. Lamentablemente, este asunto se encuentra reiterativamente en el discurso político de la educación colombiana sin ninguna evaluación de resultados concretos que fundamenten un cambio o reafirmen la orientación en la política educativa nacional.

Hay que reconocer que la educación será realmente una vía efectiva para que las personas resuelvan sus problemas de pobreza económica cuando la sociedad haya resuelto el efecto persuasivo que el lucro de las actividades ilícitas ejerce sobre nuestra juventud y que los invita a abandonar la opción educativa como alternativa de vida. Una reforma a la justicia que ataque el sistema punitivo laxo e ineficaz es necesaria para elevar el costo de la acción delictiva. Este hecho impactará tanto a la delincuencia motivada por razones económicas, como a las que son motivadas por otro tipo de razones; todo ello ayudará a elevar el valor de la educación como alternativa de vida para los jóvenes colombianos.

El incremento en el empleo con salarios dignos debe redefinir la dinámica del mercado laboral colombiano, que naturalmente presenta un bajo precio de mano de obra en medio de una sociedad con desigualdades sociales y económicas acentuadas, que generan señales al mercado delincuencial que lo refuerzan y consolidan desvirtuando el esfuerzo educativo. Como se aprecia, hablar de educación en Colombia no es tarea fácil.

* Rector de la Fundación Universitaria San Martín

Por Fernando José Restrepo*

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