Una precandidata que es figura mediática en la campaña presidencial, la lideresa social y ambiental Francia Márquez, del Pacto Histórico; un candidato presidencial respetado, el exministro Luis Gilberto Murillo, del Partido Colombia Renaciente, y las cabezas de lista al Senado de un partido de impronta histórica, el Nuevo Liberalismo, con la reconocida periodista Mabel Lara, y de una colectividad grande, el Partido de la U, con la exatleta campeona olímpica Caterine Ibargüen.
Esto no había pasado en la historia de Colombia. Si Francia Márquez ocupa el segundo lugar en la consulta del Pacto Histórico, como señalan las encuestas, con una votación similar o superior a la de Carlos Caicedo en 2018 (un poco más de 500.000 votos, también compitiendo con Gustavo Petro), ella tendrá una opción fuerte de ser fórmula vicepresidencial.
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La primera mujer afro que se mide en una campaña presidencial ya hizo historia, y este 13 de marzo podría recibir un impulso para un mayor registro histórico. En cualquier caso, si Petro gana la Presidencia, este le prometió nombrarla ministra desde la pasada campaña por la Casa de Nariño.
A la luz de las encuestas, Francia Márquez y su colectivo “Soy porque Somos” no están lejos de cumplir su consigna “de la resistencia al poder”. Sea como candidata a la Vicepresidencia, como vicepresidenta eventualmente o como ministra, su nombramiento sería “orgánico” o interno, no externo al proceso político-electoral ganador, como ha ocurrido en las dos décadas de este siglo.
Por otra parte, la analista Licenia Salazar y la periodista Nicole Bravo, de La Silla Vacía, coinciden en que la llegada de Luis Gilberto Murillo a la contienda electoral fue tardía. Que vaya en solitario a la primera vuelta y no en la consulta de la Coalición Centro Esperanza -como se esperaba-, le resta protagonismo y posibilidades, en una campaña donde Francia Márquez tomó amplia ventaja con la etiqueta afro.
Senado: ¿de dos a seis afros?
La bancada de senadores afros podría dar un salto. En el actual período solamente estuvieron Juan Luis Castro Córdoba, de la Alianza Verde, e Israel Alberto Zúñiga Iriarte de Comunes. Castro Córdoba, hijo de Piedad Córdoba, renunció a su curul en agosto pasado, y la continuidad de Zúñiga Iriarte en la curul depende de su partido, por el Acuerdo de Paz. Para el siguiente Congreso la elección de Piedad Córdoba parece altamente probable, dada la octava posición que tiene en la lista cerrada del Pacto Histórico, cuyo vaticinio va de 15 a 30 curules.
Si el Pacto Histórico alcanzara 20 sillas en Senado, Paulino Riascos Riascos, en el puesto 19, entraría. La ambientalista Isabel Zuleta López, en la casilla 10, que dijo “elegí ser negra” por antepasados y su pelo crespo, sería parte de la bancada afrocolombiana. Según estos cálculos, la coalición de izquierda podría tener tres senadores afros.
La lista cerrada del Nuevo Liberalismo podría sumar dos: Mabel Lara, la número uno, y la defensora de derechos humanos Yolanda Perea Mosquera, que ocupa el quinto renglón, uno arriba de Carlos Fernando Galán Pachón, hijo del fundador del partido, el inmolado Luis Carlos Galán.
En la lista abierta o preferente del Partido de la U aparecen 15 candidatos afros, al menos, pero naturalmente la expectativa está concentrada en Caterine Ibargüen, cuyo reto es cosechar unos 100.000 votos del cariño que le tienen los más de 50 millones de colombianos. La directora del Partido, Dilian Francisca Toro, querrá asegurarse una victoria de su cabeza de lista tan simbólica.
Además de estos seis o siete probables senadores afros (contando el de Comunes), no se descartan sorpresas en otras listas, como la preferente del Partido Liberal, donde está el actual representante a la Cámara por Chocó Nilton Córdoba Manyoma, o la del verde y la Coalición Centro Esperanza, donde aparece Édinson Delgado Martínez -de Colombia Renaciente-, hijo de un exsenador liberal.
En la lista del Centro Democrático se encuentra la exseñorita Colombia Vanessa Alexandra Mendoza Bustos, con una expectativa menor.
Cámara: ¿de ocho a once?
Los representantes a la Cámara afros en este período fueron ocho: dos de las curules especiales de negritudes, John Arley Murillo y Hernán Banguero; dos de Chocó (Astrid Sánchez y Nilton Córdoba), uno del archipiélago de San Andrés (Jorge Méndez), dos del Valle del Cauca (Milton Hugo Angulo Viveros y Élbert Díaz Lozano), y uno de Bolívar (Silvio Carrasquilla, el que le quiso regalar un burro a Obama).
De estos, dos no aspiran a mantenerse en el Congreso: John Arley Murillo, que cuenta con estructura y un candidato fuerte a sucederlo, Gustavo González Viáfara, y Élbert Díaz, del Partido de la U. Se espera que solo disminuya un representante de esos ocho.
Vale anotar que otros congresistas, por distintos nexos, se sumaron en este período a la bancada afro: los representantes Elizabeth Jay-Pang (San Andrés), Carlos Julio Bonilla (Cauca), Juan Carlos Lozada (Bogotá), Fabio Arroyave (Valle) y la senadora Victoria Sandino (Comunes).
Sin embargo, en el Congreso del próximo período el número de ocho representantes afros probablemente aumentará por las 16 curules de paz, dado que cinco de estas circunscripciones tienen alta población negra y se ha presentado un grupo de candidatos afros: la 1 (con 24 municipios de Nariño, Cauca y Valle), la 6 (12 municipios de Chocó y dos de Antioquia), la 9 (Buenaventura y los tres municipios de la costa caucana), la 10 (11 municipios de Nariño) y la 16 (ocho municipios de Antioquia).
La esperanza fundada es que por las curules de paz lleguen cuatro afros, al menos. En la circunscripción especial, la mayor expectativa es si el influencer de derecha Miguel Polo Polo gana una de las dos curules con un discurso y unos electores que generan controversia. La dispersión de 48 listas y 129 candidatos -y la falta de financiación estatal por distintos problemas, incluida la dificultad de las pólizas- ayudan a la probabilidad de Polo Polo.
En las curules de Cámara por otros departamentos no se descartan victorias con Jesús Élver González (Cauca) y Gersel Luis Pérez Altamiranda (Atlántico), ambos de Cambio Radical, y con Miguel Pitre Ruiz (La Guajira, Colombia Renaciente).
Sin duda, hay que debatir el alcance o contenido de esta representación política y cómo se ejerce, pero eso se puede hacer después de elegir congresistas.
* De la Fundación Color de Colombia.
Por Daniel Mera Villamizar y Laura Cortez Palacios*
