Autosabotaje. Así se define el camino que ha recorrido el centro político en esta campaña presidencial. Y es que, a diferencia de otras candidaturas que se preocuparon por sumar apoyos y capitalizar temas que mueven fibras de los votantes, el centro se enfocó en mostrarse como “rechazo a los extremos” y señalar lo que está mal en otras campañas. El costo de esa estrategia fue alto y se ve en las encuestas, en las que se desploman las candidaturas más visibles del centro. Ahora, a menos de un mes de la primera vuelta presidencial, hay un viraje táctico y ese espectro plantea una alianza que los lleve a segunda vuelta. ¿Qué tan posible es y cómo puede mover el tablero político?
El de esta semana es el más reciente episodio de una serie de altibajos del centro, que en un principio se aglutinó en la Coalición Centro Esperanza. Ahí empezaron a verse las costuras del centro, pues no fueron pocas las diferencias por temas como los mecanismos políticos y los apoyos de estructuras o las tan mentadas maquinarias. Tan complejo fue el tema que Ingrid Betancourt, una de las últimas en entrar a la alianza, decidió apartarse y aspirar a la presidencia por su movimiento Verde Oxígeno. En paralelo, y hasta hace unas semanas al margen del centro, Rodolfo Hernández hacía campaña mostrándose como un antipolítico.
El panorama cambió con la encuesta Invamer de abril en la que Hernández, quien figuraba del cuarto lugar para abajo en otras mediciones, subió al tercer puesto, que solía ostentar Sergio Fajardo. El exalcalde de Medellín bajó al cuarto lugar, pero lo más llamativo fue el 6,5 % que marcó en una encuesta, en la que Betancourt ni siquiera superó el margen de error.
Desde ese momento inició la cruzada para unirse de cara a la primera vuelta. No obstante, vacíos legales y sobre todo políticos se cruzaron y hoy parece muy difícil que haya una alianza para disputar un cupo en la segunda vuelta. La primera y gran dificultad es que Fajardo no se puede bajar de su candidatura, porque fue elegido por una consulta con efectos vinculantes. La segunda, que Hernández declinara su aspiración y se uniera a la Centro Esperanza, pero ha dicho que quiere continuar como el outsider de la contienda.
“Es difícil unir al centro, pero no imposible”, dijo Ingrid Betancourt, quien ratificó los múltiples tropiezos que han tenido. Para la candidata, única mujer de la campaña, esta “es la única posibilidad para que una tercería pase a segunda vuelta y evitar que nos obliguen a votar por miedo u odio”.
Betancourt parece ser hoy la única que trabaja por unir este espectro, algo que a su juicio es indispensable para los votantes que no contemplan como opción a Petro ni a Gutiérrez, y que según su cuentas son unos cinco millones, decisivos en cualquier contienda. “Si todos apoyamos a un solo candidato se puede crear una sinergia que concite a millones de colombianos indecisos, incrédulos o desesperanzados. Hernández y Fajardo deben establecer fecha y método para que vayan juntos a primera vuelta”, animó.
Para la candidata, a pesar de los obstáculos, hoy lo de menos es quién los lidere y advirtió que debe ser pronto, porque la campaña avanza a toda marcha. “En una semana ya no valdrá la pena hacer más esfuerzos y el país perderá una verdadera opción de cambio”, añadió.
El exalcalde de Medellín, quien al parecer tenía todo acordado con Hernández para una alianza pero al final “se echó para atrás”, según comentaron fuentes off the record, admitió a su vez que con Betancourt han tenido una relación muy conflictiva. “Hacía parte de la coalición, fue vocera del cónclave, pero decidió retirarse”, criticó. Tampoco le cayó bien que haya tenido acercamientos con Álvaro Uribe. “No tengo claro qué quiere”, puntualizó, calificando además de una “contradicción” el vaivén de Betancourt.
Fajardo, así como varios analistas, señalaron que tanta vacilación dinamitó el centro. Así lo señaló Andrés Dávila, director del Departamento de Ciencia Política de la U. Javeriana, para quien esta etapa es de patadas de ahogado. “Es el desespero por las encuestas en las que no les va nada bien. Si hace cuatro años, con personas sensatas como De la Calle y Fajardo fue difícil, hoy es más difícil porque hay restricciones de ley y que la única opción es que se unan a Fajardo”.
Betancourt ha sido quizá la más criticada por su “incoherencia mayor”. La lectura que hizo Yann Basset, del Grupo de Estudios Políticos de la U. del Rosario, es que “no tiene mucho sentido” que ahora quiera volver a la Centro Esperanza y de ahí la incredulidad de Fajardo. Pero, más allá de eso, consideró que el centro se desplomó porque no pudo construir un proyecto sólido y coherente. “Esas tensiones dan cuenta de esto, no lograron presentar un proyecto llamativo. Otros candidatos tienen propuestas que llaman la atención porque hablan de grandes temas, pero el centro quedó en la nada y su campaña fue más de posicionamiento y de rechazar los extremos”.
Un último porqué de las falencias del espectro la dio la investigadora Nadia Pérez, del Instituto de Estudios Políticos de la UNAB, para quien los cálculos se limitan a pensar ya en las próximas elecciones. “Los acercamientos están tratando de calentar las regionales de 2023, en donde se habla de una posible gobernación de Santander de Hernández”. Para la analista, si bien el exalcalde de Bucaramanga tiene su electorado, “es clave contar con los votos verdes”.
Sin importar si se logra la alianza, los analistas coinciden en que la fuerza que tendría sería mínima debido a esas indecisiones que han evidenciado en la campaña. “Si se pega, es con babas”, concluyó Dávila, mientras que para Pérez no habrá motivación porque siguen enfrascados en “discursos que no mueven emociones” y a estas alturas ya es difícil encontrar “el plus para atraer votantes”.