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En busca del sucesor

La coalición tendría el reto de ponerse de acuerdo y realizar una consulta para escoger candidato único. La oposición le apostaría a buscar una figura que recoja el inconformismo antiuribista que ya comienza a aparecer.

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Hugo García Segura
29 de noviembre de 2008 - 10:00 p. m.
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El que el presidente Álvaro Uribe no pueda aspirar a una segunda reelección en 2010, todavía no es una certeza. La decisión que tomó esta semana la Comisión Primera de la Cámara, en el sentido de hundir la ponencia que avala la posibilidad de hacerle cambios a la mal redactada pregunta del referendo y así permitir tener Presidente-candidato, podría ser reversada en la Plenaria de la corporación o cuando la iniciativa llegue al Senado. Los reeleccionistas dicen que sí se puede y los opositores que no, un debate político y jurídico que promete sacar chispas en el Congreso. Pero sea como sea, por primera vez en mucho tiempo se vislumbra en el escenario una campaña a la Presidencia sin Uribe en la baraja.

Así las cosas, el juego se abre. Es de esperar entonces que quienes ya se han destapado refuercen sus intenciones, que los que hasta el momento han sido tímidos en confesar sus ganas de candidatura se ‘tiren al charco’, que surjan nuevos liderazgos, que se planteen alianzas estratégicas e incluso que aparezca el ‘juego sucio’, tan común cuando de lo que se trata es de un pulso político en el que la meta final es el poder. Y también es posible que si no hay reelección en 2010, se resquebraje la unidad uribista en el Congreso y cada quien, de acuerdo con sus intereses o los de sus jefes políticos, tire para su lado. Algo que ya deben estar analizando en la Casa de Nariño para garantizar la gobernabilidad en los 20 meses que aún quedan al frente del Estado.

Por eso la gran encrucijada para la coalición es hacer que Germán Vargas Lleras con su Cambio Radical, Juan Manuel Santos o Marta Lucía Ramírez con su Partido de la U y los conservadores —bien sea con Carlos Holguín Sardi o Andrés Felipe Arias, de quien dicen tiene unas ganas inmensas de lanzarse—, se pongan de acuerdo para escoger un candidato único. A pesar de una que otra reunión, la verdad es que hoy nadie cree que ese pacto sea posible, sobre todo cuando en varios sectores del uribismo ven con desconfianza los acercamientos de Vargas Lleras con el liberalismo y la alianza que el miércoles pasado hundió, así sea momentáneamente, la reelección en 2010. Además, es de esperar la aparición de nuevas candidaturas, como la de la actual embajadora en el Reino Unido, Noemí Sanín, a quien el mismo Primer Mandatario le hizo hace poco un guiño.

Por los lados de la oposición, su gran desafío es recoger las corrientes de inconformismo que han aparecido en varias regiones del país tras los escándalos por los falsos positivos y la crisis de las pirámides, y transformarlas en votos. Tarea bien difícil si se tiene en cuenta que, al menos por ahora, no aparece en el escenario un líder que, enarbolando la bandera del antiuribismo, tenga la fuerza suficiente para ser garantía de triunfo. Candidatos hay muchos: Rafael Pardo, Rodrigo Rivera, Lucho Garzón, Gustavo Petro, Carlos Gaviria, Alfonso Gómez, y hay quienes insisten en nominar al ex presidente César Gaviria. Claro, falta mucho por recorrer y en un país donde la política es tan impredecible, cualquiera de los nombrados se puede ‘disparar’ y pasar de un uno o dos por ciento en las encuestas a tener las mayorías. Si no, que lo diga Uribe.

En una tercera franja están los llamados independientes, aquellos que no se han dejado matricular ni como uribistas ni como opositores y que hablan de “una nueva política”. Es el caso de Sergio Fajardo y de Antanas Mockus. El primero está haciendo


la tarea, recorriendo el país y construyendo, según dice, su propuesta. El segundo asegura que no quiere saber nada de candidaturas, pero su trabajo pedagógico en la construcción de una nueva cultura política a partir de lo que llama “el voto limpio”, hace que ya exista una corriente de seguidores que lo quieren proponer como opción para 2010.

“El panorama es bastante confuso porque, en primer lugar, la única manera de garantizar la continuidad del gobierno de Uribe es si los uribistas se ponen de acuerdo en un candidato y eso no parece posible. Por lo que se ve, Cambio Radical, los conservadores y la U irán con candidato propio y si dejan la decisión para la segunda vuelta, corren el riesgo de que el candidato del Polo o el liberal, quizás ellos sí en alianza, les pueda ganar”, dice el ex canciller Augusto Ramírez Ocampo. En su concepto, una manera de garantizar “continuidad” es llegar al punto de Rafael Núñez, es decir, que el mismo presidente Uribe dé el paso hacia conformar un nuevo movimiento que reúna a todas las fuerzas de la coalición y así, unidos en un solo partido, garantizar el triunfo dentro de dos años y su regreso en 2014.

“Uno no se puede quitar la energía, se la tienen que quitar. Yo le temo al futuro del país, a la perpetuación del Presidente, pero tengo que luchar por la prolongación de las políticas”, respondió hace poco el Jefe de Estado a una pregunta sobre si se sentía con la energía y la razón suficientes para un nuevo mandato. Dicen que en la Casa de Nariño celebraron el que el referendo sigue con vida en el Congreso. Pero ojo, la apuesta puede ser peligrosa, según advierte Antonio Álvarez Lleras, secretario de Cambio Radical: “¿Se imaginan que se logre cambiar el texto del referendo, que dentro de un año estemos votando y que, con tanto desgaste, pierda? Entonces la coalición tendría que sacar candidato en menos de tres meses, o sea, dejarle servido el triunfo a la oposición”.

Oposición espera claridad del panorama electoral

Después de que la Comisión Primera del Senado negara la reelección del presidente Álvaro Uribe hacia 2010, los partidos políticos quedaron sumidos en absoluta incertidumbre, tanto que no se atreven a sacar sus cartas hasta cuando queden claras las condiciones para hacer campaña.

El primero en manifestarse fue el Partido Liberal, mediante un comunicado firmado por su director nacional, César Gaviria Trujillo, quien aseguró que debido a la coyuntura política que atraviesa el país, “se hace necesario que el cuarto congreso liberal sea convocado para una fecha en la cual se tenga certeza acerca de las condiciones políticas y jurídicas que regirán las elecciones de Presidencia, Senado y Cámara en 2010”.

No se descarta que el Polo Democrático también quiera replantear su estrategia y sacar la mejor artillería para hacerles contrapeso a sus competidores, pues la eventual falta de unidad de los partidos de coalición podría beneficiar a la oposición.

Por Hugo García Segura

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