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“En el nuevo mapa político, Petro dependerá de su estrategia”: Patricia Muñoz Yi

La investigadora y directora de posgrados de Ciencia Política de la Universidad Javeriana, analiza el panorama del poder público después de las elecciones locales y regionales del próximo 29 de octubre cuando, de cumplirse los pronósticos de las encuestas, la coalición del Gobierno nacional sufrirá derrotas en las principales gobernaciones y alcaldías del país ¿El presidente quedará aislado en el centro y se alejará más de la periferia?

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Cecilia Orozco Tascón
15 de octubre de 2023 - 12:00 a. m.
La profesora Patricia Muñoz habla del impacto de la "vigilancia celosa de la oposición".
La profesora Patricia Muñoz habla del impacto de la "vigilancia celosa de la oposición".
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
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¿Cómo prevé que se desarrollará la jornada electoral del 29 de octubre en materia del evidente pulso entre los candidatos de la oposición y los aliados del Gobierno Nacional que se percibe tan difícil?

En la jornada de ese día se verá, de un lado, el resultado de las dinámicas propias de los procesos electorales locales, de sus campañas y del éxito de sus estructuras de movilización, y, del otro, el efecto de la falta de organización de unos sectores políticos. En las elecciones a cargos locales, los protagonistas son, en muchas regiones, los candidatos de los grupos políticos tradicionales que tienen cuadros organizativos y estructuras efectivas en la movilización de electores, especialmente, a los cargos en cuerpos colegiados pero, también, en alcaldías y gobernaciones. La coalición de las fracciones de izquierda que conforman el Pacto Histórico y algunas de sus fuerzas políticas aliadas, en cambio, afrontarán las consecuencias de la ausencia de coordinación estratégica en la selección de candidatos y el retraso en la postulación de unos aspirantes, que produjeron la percepción de divisiones y desorganización política.

¿Comparte, entonces, la hipótesis de que las votaciones locales y regionales serán un descalabro para el Pacto Histórico y, por tanto, para el gobierno de Petro?

La coalición del presidente Gustavo Petro no tiene candidatos significativos para ganar en la mayoría de las ciudades y departamentos. En las capitales principales no hay aspirantes del Pacto Histórico y en Bogotá, posiblemente Gustavo Bolívar llegaría a una segunda vuelta en la que deberá enfrentar a un rival que podría contar con el respaldo de las fuerzas políticas que no lleguen a esa instancia. Puede decirse que los partidos tradicionales alejados, actualmente, del Gobierno, lograrán el mayor número de electos. Quiere decir que la expectativa de cambio en el mapa político regional con la izquierda en el Gobierno Nacional no se va a producir.

¿Ese resultado electoral se podría interpretar como un fracaso del presidente y su coalición?

Es necesario recordar que las elecciones locales tienen una dinámica diferente a las nacionales, asociadas a poderes políticos regionales. Un vistazo a los recientes procesos electorales nos muestra que, por ejemplo, el expresidente Uribe, a pesar de ser exitoso durante dos cuatrienios y después lograr la elección de Iván Duque, no consiguió transformar el mapa político en las elecciones regionales.

¿El previsible revés del Pacto Histórico, además de la falta de organización electoral, podrá deberse, también, a que los clanes tradicionales de las regiones son invencibles pese a la corrupción que se denuncia sobre ellos, la cual no parece afectar el voto de sus electores?

Me inclino por la segunda razón, pero sin aceptar que los clanes son invencibles: son fuertes porque tienen presencia regional permanente y han logrado construir, históricamente, unas relaciones asociadas a estructuras para la movilización de votos que suele ser eficaz. En un buen número de casos, también por los vínculos clientelares que los sostienen, pero eso no significa que no puedan ser derrotados en determinadas circunstancias.

¿Está de acuerdo con que se nota la bisoñada de la izquierda gobernante en el manejo del Ejecutivo y las campañas? Dicho de otra manera, ¿que el presidente y sus aliados no estaban preparados para gobernar ni para extender sus políticas y programas más allá de este cuatrienio?

La realidad es que gobernar se aprende gobernando y la izquierda no había tenido esta oportunidad, ya que la posibilidad de que estos sectores llegaran al ejercicio del Gobierno fue truncada en el país. Adicionalmente, hay que tener en cuenta que la presencia del Pacto Histórico en la administración nacional no es la de un partido sino de una coalición de fracciones de izquierda con diferentes estilos de liderazgo y sin experiencia.

En su opinión, ¿también es cierto que quienes perdieron el poder están ejerciendo una sobrevigilancia; es decir, los partidos tradicionales, sus congresistas y otros grupos, sobre el Gobierno, el presidente, su vicepresidenta, sus ministros y demás?

Nunca antes una administración había sido tan minuciosamente examinada como esta, lo cual no es cuestionable por este caso, sino porque los mismos sectores se hicieron los de la vista gorda con los gobiernos pasados con los que compartían poder.

Estoy de acuerdo con que existe una vigilancia excesiva de las fuerzas políticas tradicionales —así no se hubieran declarado formalmente en oposición—, a la que se sumaron otros sectores de opinión y medios de comunicación que no estuvieron con la campaña ganadora. Esto se puede deber a que, por una parte, la llegada de la izquierda al Ejecutivo nacional generó unas expectativas muy altas por la ilusión del cambio con la cual votaron muchos electores. Por la otra parte, a la división de los electores: basta recordar la cifra con la que terminó la segunda vuelta: 47 % de los ciudadanos, por encima de 10 millones de votos, estuvieron con Rodolfo Hernández, el candidato opositor.

El primer pulso entre el poder nacional y local se presentará en Bogotá. Pese a la fuerte candidatura del petrista Gustavo Bolívar, el destino de la capital parece que quedará en manos de Carlos Fernando Galán, de corte tradicional y apoyado por los partidos tradicionales, empezando por Cambio Radical y su jefe, Vargas Lleras. ¿Una confrontación sostenida en el tiempo y una serie de agresiones cruzadas perjudicarían más a la ciudad, al país o a todos?

La mayor o menor cercanía de Carlos Fernando Galán con el presidente estará marcada por el talante del candidato, el comportamiento que ha mostrado en su vida política y los proyectos de ciudad que viene defendiendo desde su paso por el Concejo. Galán se ha mostrado como una persona respetuosa que busca el diálogo y la creación de consensos. Si es así, se podrían evitar confrontaciones y facilitar la articulación con el Gobierno Nacional. Sin embargo, Galán ha manifestado que si es alcalde apoyará los programas que le convengan a la ciudad y defenderá los grandes proyectos con respeto por la continuidad de los iniciados.

¿Perder a Bogotá debilitará el poder del presidente?

Contrario a lo que usted pregunta, Bogotá no ha venido votando para la Alcaldía con las fuerzas que eligieron al presidente del período correspondiente: con Duque, ganó Claudia López; a Santos le tocó lidiar con Petro y Peñalosa; a Uribe, con Antanas Mockus, Lucho Garzón y Samuel Moreno. Eso indica que Bogotá tiene sus propias dinámicas, como sucede con todas las votaciones locales, pero que, además, sus votantes son más independientes y menos atados a las estructuras políticas tradicionales. Se trata de una suerte de contrapeso al poder nacional desde el segundo cargo de elección popular del país. Es una consecuencia no buscada por el elector, pero favorable para las democracias.

Se ha dicho que estas elecciones serán una especie de plebiscito que medirá la gestión de este primer año del presidente Petro. ¿Cierto o falso?

Como ya he dicho antes, las elecciones locales tienen características propias con una serie de factores que no necesariamente tienen que ver con una calificación o descalificación de la gestión del presidente. No se excluye que ese factor tenga alguna incidencia en los resultados electorales, pero no es el único ni el más importante en la decisión del voto de los electores regionales para quienes cuentan, mucho más, las problemáticas de sus municipios y departamentos.

Según predicen las encuestas, la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín quedarán en poder de los candidatos apoyados por el uribismo y sus afines, los sectores empresariales y políticos más conservadores, más antipetristas y más antiquinteristas: Andrés Julián Rendón y Federico Gutiérrez. Si esa suposición se concreta, ¿necesariamente se romperán las relaciones Antioquia-Bogotá? ¿Habrá exclusión territorial para el presidente en esa zona?

La complejidad del ejercicio de gobierno en estos tiempos y la necesidad de atender las múltiples y urgentes problemáticas en los diferentes niveles nacional y local demandan que los gobiernos construyan relaciones y prioricen la articulación de los diferentes actores. La relación entre el Gobierno Nacional y un eventual gobierno en Antioquia encabezado por actores más conservadores, seguramente, provocará momentos de tensiones, desencuentros y distanciamiento de posiciones; pero también creo que el presidente y los mandatarios locales buscarán privilegiar proyectos estratégicos incorporados en los planes de desarrollo que los llevarán a crear vínculos por encima de otras consideraciones.

En las mediciones sobre favorabilidad del voto se calcula que los partidos tradicionales y el empresariado ganarán control de la Gobernación del Valle del Cauca y la Alcaldía de Cali; de Atlántico y Barranquilla; de Santander —un general (r) candidato de la ultraderecha— y Bucaramanga (una especie de Bukele) y otros. Si se concreta este panorama, ¿cuál explicación lógica se le puede dar a esa aparente contradicción entre la elección presidencial y las regionales?

Los resultados electorales que usted plantea se pueden explicar por varios factores que ya comentamos: presencia regional de fuerzas tradicionales, organización de estructuras de movilización electoral, dificultades de los sectores de la coalición del Pacto Histórico para postular candidatos fuertes y atención tardía y desorganizada del proceso. De otra parte, cuenta también el desgaste temprano que vivió el Gobierno Nacional, según las encuestas de opinión. Ese grado de desaprobación puede ser una suerte de frustración debida a las expectativas de cambio y a la percepción ciudadana sobre la falta de habilidad de la administración central para construir consensos. Súmele el regreso a la contienda local de figuras políticas que se proyectaron a escala nacional como los candidatos a la Alcaldía de Medellín, la Gobernación del Valle del Cauca y la Alcaldía de Barranquilla.

Después del 29 de octubre, ¿el gobierno de Petro quedará cercado, encerrado y aislado por los gobiernos locales recién elegidos?

La confirmación de un poder local en manos de las fuerzas políticas tradicionales será un mensaje de las regiones al presidente que tendrá que escuchar y gobernar con las autoridades electas.

Si eso ocurre, ¿cuánta gobernabilidad le quedaría a Petro y cómo podría sostenerse? ¿Su presidencia quedaría en la cuerda floja?

El presidente inició su período en 2022 sin contar con el apoyo de un número importante de mandatarios en el ámbito local, situación que no tendrá mayores cambios después de las elecciones de 2023. Gobiernos nacionales anteriores han padecido escenarios similares. En cuanto al mandatario actual y sus fuerzas, creo que pudo aprovecharse mejor del caudal electoral que lo llevó a la Presidencia para organizar y promover liderazgos regionales que fortalecieran la presencia de la coalición del Pacto Histórico en municipios y departamentos. Pero, al margen de lo anterior, la construcción de gobernabilidad y la estabilidad del Gobierno dependerán de su capacidad para impulsar las reformas del cambio propuestas y para responder con eficacia a las problemáticas que más preocupan a los colombianos. En el nuevo mapa político, el gobierno de Petro dependerá del comportamiento estratégico que asuma, particularmente en su relación con los actores relevantes.

Es sabido que el presidente no se calla nada de lo que piensa y que es un confrontador nato en las redes sociales. Ante las circunstancias políticas posteriores al 29 de octubre, ¿debería adoptar nuevas estrategias de comunicación y enlace con los gobernadores y alcaldes o debería mantenerse en su ley para no darles la espalda a sus votantes originales?

No hay duda de que es importante que la comunicación del primer mandatario sea fluida y, sobre todo, que esté dotada de la voluntad política necesaria para incorporar las posiciones de los nuevos mandatarios locales a los procesos nacionales de decisión. No creo que la mayoría de los votantes que llevaron a Gustavo Petro a la Presidencia apoyen un estilo de comunicación radical y de confrontación. Solo la parte más radicalizada de los votantes de izquierda respalda ese estilo de lenguaje. Es importante llamar la atención, también, sobre el cambio en la comunicación del presidente con los mandatarios anteriores, lo que ha provocado críticas de los analistas y ciertos sectores ciudadanos.

Precisamente, quería preguntarle sobre confrontación continua de Petro con algunos de sus antecesores que podrían estar más cerca de apoyar sus proyectos, sobre todo, el de paz, como Santos. En el nuevo escenario de posible fragmentación del poder nacional, regional y local, no es despreciable ninguna alianza. En las nuevas realidades políticas, ¿el presidente debería recoger velas o sostenerse en su soledad, como pareciera ser su personalidad?

Deberá construir alianzas con actores y sectores diversos de la sociedad. Profundizar algunas confrontaciones podría darle beneficios a corto plazo y, repito, mantener motivados a los sectores más radicales que lo eligieron; sin embargo, también aumentará la distancia con actores que, a mediano plazo, pueden ser relevantes para el logro de los objetivos que se ha trazado. Sin duda, el modelo de relaciones intergubernamentales debe mostrar una reorientación estratégica después de las elecciones.

“La izquierda llegó al Gobierno con poca o ninguna experiencia”

Tanto en la conformación del Gobierno, como a la hora de su coalición para seleccionar candidatos locales, se nota falta de experiencia y coordinación del grupo oficialista ¿Esta afirmación es verdadera?

Los aciertos a la hora de gobernar son fruto del aprendizaje acumulado. La izquierda llegó a la administración nacional con poca o ninguna experiencia, un alto nivel de expectativa que demandaba prontos resultados, y vigilancia celosa de la oposición que no dio margen ni tiempos de aprendizaje. Todo esto creó dificultades en la conformación de equipos de trabajo; hubo dificultades en la construcción de gobernanza con acercamiento, diálogo y búsqueda de consensos con otros actores en la sociedad. En la promoción de candidaturas, hay que tener en cuenta que el Pacto Histórico es una coalición de sectores de izquierda con historias, experiencias, aprendizajes e intereses diferentes, algunos de ellos con vocación de convertirse en partidos y, por tanto, con dificultades para asumir un comportamiento estratégico. Ese panorama se reforzó con un ambiente de múltiples partidos como el de las elecciones 2023 que crea incentivos para fortalecerse como colectividades con proyección nacional, más que para consolidar coaliciones regionales.

“No olvide que los presidentes tienen recursos de poder intergubernamental”

En el hipotético pero posible escenario de un revés electoral regional, ¿las grandes reformas que propone el Gobierno Petro en salud, pensiones, laboral, educación etc., sufrirán nuevas y más amplias contrariedades en el Congreso?

Las dinámicas del Congreso tienen sus propias lógicas, algunas de ellas asociadas a la aprobación de proyectos de interés regional que, sin embargo, no transitan siempre por la identificación partidista de los congresistas o de los mandatarios regionales. Esas lógicas demandarán fórmulas creativas en los procesos de diálogo del Gobierno con los senadores y representantes a partir de la reducción de los niveles de confrontación y de mayores dosis de construcción de consensos pero sin usar los ‘incentivos’ que les entregaron los mandatarios en el pasado y que la opinión pública censura. Igualmente, los nuevos gobernadores y alcaldes deberán buscar acercamientos con el Gobierno nacional con el propósito de sacar adelante sus propuestas. No olvide que los presidentes de la República cuentan con importantes recursos de poder que marcan las relaciones intergubernamentales.

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Carlos(kz3y6)15 de octubre de 2023 - 02:40 p. m.
Las elecciones regionales no son un termómetro para medir el éxito o fracaso del gobierno nacional. Son dos lógicas diferentes. El Pacto Histórico, como tal, es una coalición relativamente nueva y su estilo apenas está despegando a medida que avanzan las Políticas Sociales del Presidente. Las coaliciones de Centro izquierda ganarán en el Pacífico y algo de la Costa Atlántica. Los de Centro Derecha, como es sabido, se impondrán en en Centro y Oriente. Pero habrá sorpresas.
Pedro(86870)15 de octubre de 2023 - 12:58 a. m.
Muy buena entrevista doctora con la profesora Patricia. Supongo que el Pacto histórico perderá las elecciones por manipulación de la prensa y el poco conocimiento que tienen los colombianos de la historia de exclusión y violencia contra políticos alternativos. El fracaso de Petro en estas elecciones no significa un fracaso de la izquierda progresista que resurge. Los resultados del gobierno Petro se verán adelante, en año largo es poco lo que se puede hacer. Pero no dude que cambio si hay
  • Luis(14946)15 de octubre de 2023 - 03:18 p. m.
    AUNQUE lo del papel de la prensa es cierto , la gran cuasa del fracaso electoral está en las huestes del pacto , en su inmadirez política para construir un movimiento perdurable que transforme a colombia y vaya mas allpa de lo electoral .. mucho mamerto troglo
Ramiro(3481)15 de octubre de 2023 - 12:15 a. m.
Excelente Patricia. Buena entrevista Cecilia.
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