“Que se le limpie el nombre a mi hermana”. “Reconozcan que no era guerrillera como la señalaban”. “Quiero saber quiénes fueron”. Esos fueron algunos de los pedidos que hace la familia de la hermana Yolanda Cerón, lideresa social de Tumaco, asesinada el 19 de septiembre de 2001 por paramilitares del Bloque Libertadores del Sur de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Casi veinte años después, exintegrantes de ese grupo paramilitar reconocen su responsabilidad en su homicidio ante la Comisión de la Verdad, en el marco del propósito de esta institución para dignificar a las víctimas del conflicto armado.
Su trabajo se destacó por hacer defensa del Pacífico nariñense, a través de denuncias y una labor de resistencia comunitaria frente a la ocupación del mismo por parte de diferentes grupos armados, entre ellos las AUC, que hicieron presencia en el territorio desde el año 2000. El narcotráfico y las empresas agroindustriales que impulsan el monocultivo también ocuparon los municipios de Nariño azotados por la guerra. La labor de Cerón generó una serie de señalamientos y amenazas en su contra y en contra de personas pertenecientes a la pastoral y a las comunidades.
“Las consecuencias del asesinato de la hermana Yolanda trascienden el ámbito social y evidencian el abandono de parte del Estado para con las personas que dedican su vida para acompañar a las comunidades de Nariño y trabajan por la defensa del territorio. Su muerte generó una afectación importante en su familia, en la congregación religiosa de la cual la lideresa hacía parte y en las comunidades afro con las cuales trabajó durante décadas”, señaló la Comisión de la Verdad sobre su asesinato, ocurrido al frente de la iglesia La Merced, en pleno casco urbano de Tumaco.
Para el monseñor Héctor Fabio Henao, presente en el evento, el crimen contra la hermana Cerón generó un fuerte impacto negativo para las comunidades ribereñas con la que trabajó en Tumaco, como directora de la Pastoral Social de la Diócesis. “La labor de la hermana fue ayudar a que se tejieran proyectos de vida personales y comunitarios, y construir identidad fuerte a los consejos comunitarios y comunidades negras. La hermana nunca renunció a una vocación profunda de servicio y entrega, aunque conociera los riesgos de sus dedicación y trabajo por la comunidad”, resaltó Henao.
Testimonios de las víctimas:
Asesinatos como el de Cerón marcaron las comunidades con las que trabajó y a su entorno familiar, círculos sociales que todavía navegan el dolor que causó su violenta muerte. Yenyt Cristina Narváez , sobrina de Cerón, expresó que los seis disparos que acabaron con la vida de la religiosa dejó a la deriva a su familia. “Quedamos sin faro, sin quien nos guiara, por una violencia que hasta el momento solo se evidenciaba por noticias. Esa violencia nos tocó de forma inminente y terriblemente dolorosa. Hoy siguen llenando de llanto nuestro rostro porque ya se acerca la segunda década de este crimen. Nos sentimos abandonados, no tuvimos apoyo profesional para tratar este duelo. Mi abuelo y mi tía Luzmila partieron de este mundo sin saber esta verdad. Nuestro principal deseo es conocer por qué, alguien que se entregó de lleno a la comunidad, termina siendo catalogada como guerrillera, esto para justificar su asesinato”, dijo, en medio de un llanto silencioso que acompañó su testimonio.
Por su parte, Juan Carlos Cerón, hermano de la novicia Yolanda Cerón, reiteró que su desconsuelo proviene de la intriga de saber la verdad de su crimen. “Le digo a las comunidades negras que sigan adelante porque el trabajo apenas comienza, después de 20 años es un reto para que sigan luchando por lo que les pertenece. Hoy revive Yolanda”, contó en el Encuentro por la Verdad. En este espacio los familiares otorgaron perdón por el crimen de Cerón.
La solicitud de perdón de las AUC:
En el encuentro, Guillermo Pérez Alzate, conocido en el conflicto como Pablo Sevillano y quien fue el máximo comandante del Bloque Libertadores del Sur de las AUC, solicitó perdón a los familiares de Cerón y a la comunidad del Pacífico nariñense afectada con su asesinato.
“Hoy ante ustedes manifiesto mi sentimiento de vergüenza. La realidad en la cual me desenvolví en medio de la guerra, era una en la que hablar de muertes, territorio ocupado y bajas del enemigo era signo de fortaleza. Cometí muchos errores, tomé decisiones equivocadas en medio de la guerra. Pensaba que había tomado las mejores decisiones. Lamentablemente estaba atrapado y como quisiera que esto no hubiera pasado. La hermana Yolanda Cerón no era guerrillera. Era una gran líder social que no merecía morir de la forma en que murió. Asesinar a un líder social es terminar con el buen vivir de las comunidades. Por eso también pido perdón a las comunidades del Pacífico nariñense porque lesioné todo el territorio. Una y mil veces le pido perdón a los familiares de la hermana yolanda por todo el daño que les causé”, dijo Pérez de forma remota, por medio de una videollamada, desde Miami.
El exparamilitar fue extraditado el 13 de mayo de 2008 a Estados Unidos. Pese a su extradición, ha participado activamente en el proceso de Justicia y Paz y hoy en libertad continúa su compromiso ante la Comisión de la Verdad. En este encuentro, manifestó que durante su comandancia del Bloque Libertadores entregar las armas al Estado y dialogar con la guerrilla era traicionar a la causa antisubversiva. Sin embargo, “hoy vivo convencido de que las más de 200 mil muertes por culpa de la violencia y los seis millones de desplazados, son la mayor prueba de que la población humilde fue la que más sufrió en esta guerra injusta”, agregó en su declaración en la que reiteradamente enfatizó la vergüenza y pena que dijo sentir por sus actos como paramilitar.
“No se imagina cuánto deseo eliminar el dolor que tanto causé. Lamento mucho el crimen de la hermana Yolanda. El arrepentimiento me lleva a pedirle perdón a las víctimas, a lamentar las consecuencias de mis malas acciones. Es cierto que la vida sigue adelante, incluso para mí que llevo en la conciencia crímenes como el de la hermana Yolanda Cerón. Tengan la certeza que cada reclamo, testimonio, de las víctimas, me han dejado una gran enseñanza de vida. Deseo enmendar de alguna manera el daño que hice”, aseguró.
Tras su intervención la comisionada Lucía González resaltó el aporte que ha hecho Justicia y Paz en la búsqueda por un país menos violento e instó a otros protagonistas de la guerra a cesar el horror. “Seguimos esperando que no solo los guerreros en el territorio, sino también los determinadores, financiadores, y beneficiarios hagan un acto y examen de conciencia y propósito de enmienda porque la guerra en este país tiene que terminar. Es posible que no sean capaces de hacer un acto de boca, pero esperamos que hagan un examen de conciencia profundo y nos ayuden a parar la guerra en este país, que depende también de quienes están sembrando odio y enemistades”, dijo.
Agregó que le agradece “al proceso de Justicia y Paz, que el país no ha valorado completamente. Son verdades que están consignadas en ese proceso y que esperamos que la Fiscalía procese, porque ha habido lentitud de esos juicios y verdades. Hemos aprendido mucho de Justicia y Paz y el fiscal general [Francisco Barbosa] prometió que ese proceso se iba a cerrar”.
Al respecto de las palabras de Pérez Alzate, el padre Francisco de Roux respondió que quienes mataron y dispararon a Yolanda Cerón, quien manejó la moto, no cometió errores, sino que utilizó la libertad humana y por ello cargan responsabilidades inmensas. “Uno hubiera podido decir ‘yo no manejo la moto hasta allá, o yo no disparo, aunque me maten, esto no lo hago, yo no le hago inteligencia a una mujer tan grande´”, ejemplificó.
“Quisiera también decirle una cosa al ELN, a las disidencias, también a la Segunda Marquetalia y a los gaitanistas: caigan en la cuenta de que a los líderes los estigmatizan por culpa de ustedes. Como ustedes andan rodando en los campos, es muy fácil cuando quieren matar a una persona, conectarla con quienes siguen en la guerra. La guerra no lleva a nada, la guerra seguirá destruyendo todo lo que toca. Todo lo que toca lo destruye”, fue el llamado que De Roux le hizo a los grupos que siguen al margen de la ley.
Finalmente, el comisionad y líder social Leyner Palacios dejó una reflexión final sobre el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos en el territorio, flagelo que, según él, está peor que en la primera década de los 2000.
“Venimos justamente ayer de Tumaco, y como pasó con Yolanda, hoy tenemos que decirle al país que la situación en Tumaco es quizá peor que en el momento de su asesinato. No lo podemos aceptar, nos duele haber escuchado los testimonio de más de 70 líderes que están en riesgo de perder la vida en esta región. Colombia ya ha practicado la pena de muerte con la labor del líder social: es más peligroso ser líder social que ser delincuente. Es duro pero es la verdad”, recalcó Palacios, acentuando el peligro de estigmatizar a estas figuras por cuenta de su trabajo social. “Si no superamos esa manera de ver al que piensa distinto, vamos a seguir teniendo estas tragedias. La hermana Yolanda nos invita hoy a que nos pensemos el país”, concluyó.
Acá puede ver toda la transmisión del encuentro:
