¿Qué significado tiene el apoyo de Antanas Mockus a la Colombia Humana?
Es un voto de enorme confianza a un proyecto que, como bien lo dice hoy Mockus, recoge una aspiración fundamental en este país: vivir en paz y cumplir la Constitución del 91, es decir, ser un Estado social de derecho.
También se sumó Claudia López, que fue fórmula de Fajardo, pero, además, que en los últimos meses antes de la primera vuelta había sido muy dura con Gustavo Petro. ¿Queda saldado?
Ellos reiteran que llegan como ciudadanos y ciudadanas a invitar a votar por esta propuesta, porque encuentran que del lado de Iván Duque y Álvaro Uribe hay un riesgo de una dictadura, que quede con el poder del ejecutivo, del control del Congreso, las cortes y la Fiscalía, es decir, que el equilibrio de poder, que de por sí ha sido frágil en Colombia, quedaría bajo una sola rama del poder y con un poder omnímodo, que es lo más cercano a la dictadura. Es verdad que los trinos y debates de Claudia fueron muy duros, pero de mi parte siempre estuvo la mano abierta y tendida, en disposición para apoyar al que ganara, ya fuera De la Calle, Fajardo o Petro.
¿No sienten que fue un poco tarde?
Pues, las cosas se dan cuando tienen que darse. En el caso de Antanas, yo que lo conozco desde hace muchos años, sabía que el proceso, más que político, era pedagógico y que yo, que lo quiero tanto, tenía que cuidar esa relación personal con Antanas. No quise ser invasiva, pero encontré el mejor interlocutor, que fue Carlos Augusto Hernández, quien conversó con él por horas y horas. En Colombia las decisiones se toman al filo de la oportunidad y yo creo que eso es lo que puede pasar en este momento.
Las encuestas también muestran un panorama bastante difícil de revertir, sobre todo, teniendo en cuenta que, en general, las mediciones acertaron en primera vuelta. ¿Cómo piensan enfrentar esa situación?
Hay un porcentaje de indecisos y otro de votos en blanco que, si los logramos poner de este lado, sobrepasamos a Iván Duque. Claro, hay una encuesta que nos da una diferencia de ocho puntos y otra de seis, pero creemos que las encuestas marcan orientaciones, pero hay una tendencia que se produjo de manera especial en la primera vuelta y fue que logramos acortar la distancia contra Duque en la votación. Hay que trabajar hasta el último momento, nada está ganado. Confío en estos apoyos tan importantes y simbólicos de este lado, porque enfrentamos a la sumatoria de la corrupción, de la vieja política, de la parapolítica, de la inquisición, prácticamente, porque está un hombre como Ordóñez, perseguidor de mujeres, de indígenas, de gais.
Se dice que Iván Duque no ha querido asistir a los debates. ¿Qué ha pasado con esos espacios?
Le está copiando al jefe. Recordemos que, para la reelección, Álvaro Uribe no fue a ningún debate, entonces, como buen muchacho de Uribe no acepta los debates, se siente ya ganador, pero este país y la democracia le exigen que vaya a los debates, porque va a tener que contestar cómo va a hacer un gobierno que tiene que ser transparente, sin clientelismo y sin corrupción al lado de lo más espurio de la política colombiana.
Usted es caldense y esa región tiene un electorado muy difícil para la campaña de Petro. Incluso, a De la Calle, siendo caldense, no le fue bien. Es un electorado muy uribista. ¿Cuál es el mensaje para esa región?
Manizales es una sociedad partida en dos. Por un lado, una sociedad muy conservadora, atada a unas tradiciones que no le han permitido hacer una votación libre. Ha sido un territorio muy cooptado por las fuerzas tradicionales de la política, los roscogramas, eso está documentado desde hace décadas. Pero también hay una ciudad que tiene grandes movimientos culturales, que tiene un cierto movimiento de mujeres, y me gustaría que fueran esas nuevas ciudadanías las que logren mover el voto el próximo 17 de junio.
¿Qué les diría a quienes dicen que no votan por ustedes porque sienten miedo?
Que confíen en nosotros. Aquí ha habido dos historias, dos personas para quienes los recursos públicos han sido sagrados, que trabajamos por la paz y la democracia, para quienes la vida ha sido sagrada, para quienes la Constitución ha sido el marco bajo el que han actuado en el mundo de lo público.
¿Cree que se está repitiendo la historia del plebiscito, con dos grandes bloques entre el Sí y el No?
No me cabe la menor duda, pero creo que hay un elemento que es la reconciliación, que puede diferenciar lo que era el voto hace ocho o 16 años. Aquí hay una disposición a la reconciliación que he encontrado en muchos lugares de Colombia y que, de la mano de las víctimas, puede ser una realidad. Vamos a enfrentar las maquinarias con las ciudadanías y con otro elemento, que es un país nuevo que se asoma y que por primera vez logró menos abstención, que ha logrado una votación altísima en las últimas dos jornadas electorales.
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