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Espaldarazo de la ONU a la paz

Los preparativos para su conformación se iniciarán de inmediato, incluso sobre el terreno. Se espera que la Celac defina su colaboración. El primer paso implica definir el tamaño y los aspectos operacionales y el mandato de la misión.

Alfredo Molano Jimeno
26 de enero de 2016 - 03:33 a. m.

Por unanimidad, los 15 países miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aceptaron la misión, encargada por la mesa de diálogos de La Habana (Cuba), de coordinar un mecanismo tripartito que verifique y monitoree el cese del fuego bilateral y definitivo y de hostilidades, así como la dejación de las armas por parte de la guerrilla.

La noticia reviste importancia trascendental para el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc, ya que constituye un firme respaldo internacional a las negociaciones que buscan poner fin al conflicto colombiano. El presidente Juan Manuel Santos agradeció este espaldarazo a la ONU y a la comunidad internacional. “Ya no vamos solos hacia el fin de esta guerra”, afirmó, e invitó a dejar atrás los odios del pasado y que unidos saquemos adelante la paz. Anunció, además, que participará hoy, en Quito, en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), “para formalizar su contribución en esta misión especial”. En ese escenario, la oficina del portavoz del Secretario General de la ONU para Colombia, le solicitó al Secretario General Adjunto para Asuntos Políticos, Jeffrey Feltman, que inicie conversaciones con los miembros del organismo regional en torno a sus contribuciones a la misión.

La resolución (2261 de 2016) establece que la misión política que participará en el proceso tendrá un período de 12 meses, como componente internacional y coordinador del mencionado mecanismo tripartito. Estará encabezada por un representante especial del secretario general de las Naciones Unidas e iniciará los preparativos de inmediato, incluso sobre el terreno. Se espera que en el menor tiempo posible presente las “recomendaciones detalladas al Consejo de Seguridad, para su examen y aprobación, en relación con el tamaño y los aspectos operacionales y el mandato de la misión”.

Del documento se desprende que, una vez firmado el acuerdo de cese del fuego entre el Gobierno y las Farc, la misión iniciará su trabajo 30 días después. La ONU espera que la Celac defina su colaboración y el Consejo de Seguridad le solicitó también al secretario general que le informe sobre el cumplimiento del mandato de la misión “cada 90 días a partir del comienzo de sus actividades de vigilancia y verificación, y después de la terminación de la misión”. Asimismo, queda abierta la posibilidad de prorrogarla a petición conjunta del Gobierno de Colombia y las Farc.

Precisamente, al tiempo que los países miembros del Consejo de Seguridad discutían la aceptación de la misión encargada por las partes, el jefe negociador del Ejecutivo, Humberto de la Calle, reveló algunos detalles respecto a la manera como operará dicho proceso. “Es una misión política, sin armas, sin cascos azules, es una misión que implica un enorme despliegue humano en Colombia, con unos costos elevados que serán asumidos por la ONU. Ahora, este es un problema donde las capacidades concretas de Naciones Unidas en el terreno dictarán la última palabra en términos de sitios donde se ubicará la guerrilla y la dejación de las armas”, expresó De la Calle.

En este sentido, enfatizó que las zonas de concentración de la guerrilla serán acordadas con el Gobierno, teniendo en cuenta los lineamientos de la ONU. “Es un impulso enorme, no sólo a la eficacia de las conversaciones, sino que es un golpe de realismo. De aquí en adelante cesa la retórica”, expresó De la Calle.

Y agregó: “Lo que está claro es que no habrá armas en manos de las Farc y que el garante frente a la comunidad internacional y nacional es Naciones Unidas, y eso es un hito fundamental para lo que sigue. El cese del fuego y de hostilidades, bilateral y definitivo, implica en manos de ese componente internacional garantías para las Farc y para la sociedad colombiana”.

De la Calle explicó que esta resolución funciona como una escalera eléctrica, en donde es difícil devolverse y que quien se quiera bajar, tendrá que lanzarse por la barandilla y pagar el enorme precio político. Sin embargo, se abstuvo de calificar este paso como el de la irreversabilidad del proceso de paz en La Habana. De otro lado, el negociador del Gobierno refirió que los términos del cese bilateral, de la concentración de la guerrilla y de la refrendación de los acuerdos están aún en discusión.

Al respecto, agregó: “El siguiente paso es el de la refrendación. El Gobierno tomó la decisión de convocar a un plebiscito y de establecer un sistema que permita en el Congreso dictar leyes con enorme eficacia y un cúmulo de facultades en cabeza del presidente para la implementación precoz de los acuerdos. Hay una discrepancia con las Farc, que insisten en el tema de la constituyente, nosotros en el plebiscito, pero sobre todo yo quisiera valorar el gran valor democrático de que las partes hayan decidido que sean los colombianos los que dirán la última palabra”.

Finalmente, De la Calle enfatizó que el tema de zonas de ubicación de las Farc está en discusión y que cuando se habla de ocho zonas, como han dicho algunos medios, se refiere a las zonas de presencia en las cabeceras de la delegación tripartita encabezada por Naciones Unidas. El 2 de febrero el equipo negociador regresará a La Habana para retomar su trabajo a partir de la creación de una comisión ejecutiva –anunciada el viernes pasado– en que tendrán asiento cuatro personas, encargadas de tomar decisiones y coordinar una serie de subcomisiones: la de fin del conflicto, la de género, de cárceles o de refrendación.

Por Alfredo Molano Jimeno

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