"Estamos recuperando el prestigio de la ciudad"

Hablar de política en Santa Marta era un tema que dejaba mal sabor. No es un secreto que la administración en la ciudad y de todo el Magdalena estaba en manos de castas que se mantuvieron en el poder por décadas y resultaron salpicados por parapolítica cerca de 10 parlamentarios de la región. En los comicios de 2012 fue elegido Carlos Caicedo como alcalde, bajo el aval del Partido Liberal, pero con un proyecto independiente que levantó ampolla.

A Caicedo se le tramitó un intento de revocatoria que fracaso. También se implantó un bloqueo desde el Concejo de la ciudad. Hoy las relaciones políticas han retomado el rumbo y la apuesta es un proyecto a largo plazo para el aniversario de los 500 años de Santa Marta, cuya principal apuesta es ganar la sede de los Juegos Bolivarianos 2017.

¿En qué consiste el Plan 500?
Hay un problema de agua potable creciente, en especial, si se tiene en cuenta que en 40 años doblaremos la población. El plan vale $750 mil millones que no pueden salir del presupuesto municipal. Está el tema de la conectividad internacional por vía aérea, hay un flujo de turistas que se desestimulan cuando quieren venir pero tienen que hacer transbordos para llegar. El terminal de transporte terrestre hay que centralizarlo y modernizarlo, si ganamos la sede de los Juegos Bolivarianos será una prioridad. Además, está el tema de las vías internas de la ciudad. Eso es proyectar a Santa Marta.

Cuando sea el aniversario 500 usted ya no será el alcalde ¿Cómo garantizar que esa propuesta sea realidad?
Lo hacen los ciudadanos. Los proyectos son para su beneficio. El sector productivo, las comunidades y la institucionalidad van a ganar. Antes solo el actor político sacaba beneficio, hoy estamos trabajando para todas las personas y son ellos los encargados de velar porque les cumplan. Son planes construidos de forma colectiva que no pueden variar con los intereses del alcalde o del ministro de turno, están acoplados con el POT, que es un mandato legal.

¿El sector político del que habla fue el que trató de revocarlo?
Hay una reacción al cambio, están perdiendo el manejo y si las acciones de este gobierno se consolidan jamás lo volverá a controlar. Ellos son un actor válido, como la gente y la institucionalidad; ese tejido social es la base de lo que vamos a hacer. Le favorece al político porque tiene una gestión que mostrar, al empresario por la inversión y a los ciudadanos porque hay trabajo y obras .

¿Ha sido complejo hacer política independiente?
No ha sido fácil, mentiría si dijera otra cosa. Tuve una especie de bloqueo político. Ha sido año y medio no propiamente de matrimonio. He tendido un puente de aproximación pero mal podría yo nombrar en mi equipo a alguien que no conozco, que no ha trabajado conmigo y que no me acompañó electoralmente. Si el pueblo me eligió es para poner en práctica un modelo de ciudad, y tengo que integrar mi equipo por la ciudad, no por razones burocráticas. Luego podemos mirar cómo trabajamos juntos.

¿Ha evolucionado esa relación?
Creo que sí. El respaldo ha crecido pero está condicionado a los resultados. Cuando los grupos al margen de la ley ostentaban la institucionalidad, tamaña vergüenza, nos desprestigió tanto que nadie creía en Santa Marta, este gobierno es poscrisis parapolítica. Hemos ganado confianza y están creyendo.

¿Por qué quiere a Santa Marta como sede de los Juegos Bolivarianos?
Cuando tomamos la decisión nadie daba un peso porque ganáramos. Santa Marta es la ciudad más antigua de Suramérica y nunca había sido postulada para eventos importantes. Queremos construir una Villa Bolivariana y las cosas se han alineado de forma satisfactoria. Hemos hablado con actores privados para que cedan la tierra, eso les generará redes de servicios y valorización de sus predios para desarrollo urbano. Todos ganamos. Quedaríamos con el Parque Deportivo Bolivariano, que hay que renovarlo, y tendríamos la Villa Bolivariana. Eso es, valorización, mano de obra e inversión. Son los proyectos que nos sacan adelante.

Hablar de política en Santa Marta era un tema que dejaba mal sabor. No es un secreto que la administración en la ciudad y de todo el Magdalena estaba en manos de castas que se mantuvieron en el poder por décadas y resultaron salpicados por parapolítica cerca de 10 parlamentarios de la región. En los comicios de 2012 fue elegido Carlos Caicedo como alcalde, bajo el aval del Partido Liberal, pero con un proyecto independiente que levantó ampolla.

A Caicedo se le tramitó un intento de revocatoria que fracaso. También se implantó un bloqueo desde el Concejo de la ciudad. Hoy las relaciones políticas han retomado el rumbo y la apuesta es un proyecto a largo plazo para el aniversario de los 500 años de Santa Marta, cuya principal apuesta es ganar la sede de los Juegos Bolivarianos 2017.

¿En qué consiste el Plan 500?
Hay un problema de agua potable creciente, en especial, si se tiene en cuenta que en 40 años doblaremos la población. El plan vale $750 mil millones que no pueden salir del presupuesto municipal. Está el tema de la conectividad internacional por vía aérea, hay un flujo de turistas que se desestimulan cuando quieren venir pero tienen que hacer transbordos para llegar. El terminal de transporte terrestre hay que centralizarlo y modernizarlo, si ganamos la sede de los Juegos Bolivarianos será una prioridad. Además, está el tema de las vías internas de la ciudad. Eso es proyectar a Santa Marta.

Cuando sea el aniversario 500 usted ya no será el alcalde ¿Cómo garantizar que esa propuesta sea realidad?
Lo hacen los ciudadanos. Los proyectos son para su beneficio. El sector productivo, las comunidades y la institucionalidad van a ganar. Antes solo el actor político sacaba beneficio, hoy estamos trabajando para todas las personas y son ellos los encargados de velar porque les cumplan. Son planes construidos de forma colectiva que no pueden variar con los intereses del alcalde o del ministro de turno, están acoplados con el POT, que es un mandato legal.

¿El sector político del que habla fue el que trató de revocarlo?
Hay una reacción al cambio, están perdiendo el manejo y si las acciones de este gobierno se consolidan jamás lo volverá a controlar. Ellos son un actor válido, como la gente y la institucionalidad; ese tejido social es la base de lo que vamos a hacer. Le favorece al político porque tiene una gestión que mostrar, al empresario por la inversión y a los ciudadanos porque hay trabajo y obras .

¿Ha sido complejo hacer política independiente?
No ha sido fácil, mentiría si dijera otra cosa. Tuve una especie de bloqueo político. Ha sido año y medio no propiamente de matrimonio. He tendido un puente de aproximación pero mal podría yo nombrar en mi equipo a alguien que no conozco, que no ha trabajado conmigo y que no me acompañó electoralmente. Si el pueblo me eligió es para poner en práctica un modelo de ciudad, y tengo que integrar mi equipo por la ciudad, no por razones burocráticas. Luego podemos mirar cómo trabajamos juntos.

¿Ha evolucionado esa relación?
Creo que sí. El respaldo ha crecido pero está condicionado a los resultados. Cuando los grupos al margen de la ley ostentaban la institucionalidad, tamaña vergüenza, nos desprestigió tanto que nadie creía en Santa Marta, este gobierno es poscrisis parapolítica. Hemos ganado confianza y están creyendo.

¿Por qué quiere a Santa Marta como sede de los Juegos Bolivarianos?
Cuando tomamos la decisión nadie daba un peso porque ganáramos. Santa Marta es la ciudad más antigua de Suramérica y nunca había sido postulada para eventos importantes. Queremos construir una Villa Bolivariana y las cosas se han alineado de forma satisfactoria. Hemos hablado con actores privados para que cedan la tierra, eso les generará redes de servicios y valorización de sus predios para desarrollo urbano. Todos ganamos. Quedaríamos con el Parque Deportivo Bolivariano, que hay que renovarlo, y tendríamos la Villa Bolivariana. Eso es, valorización, mano de obra e inversión. Son los proyectos que nos sacan adelante.