“Este es un voto para salvar vidas”: Roy Barreras

Los del Sí han insistido en que será más fácil afrontar los otros problemas del país sin tener conflicto armado. / Cristian Garavito

Mejor que nosotros, los negociadores de paz, la esposa del general Javier Flórez expresó de manera clara y bella las razones para votar por el Sí. Dijo: “Sólo evitar que exista un amputado más, un huérfano más, un muerto más, un herido más, es razón suficiente para votar el Sí”. De eso se trata fundamentalmente el voto del próximo domingo: es un voto para salvar vidas. Será la primera vez en la historia de todos los colombianos que un domingo a las 8:00 a.m., con un voto simple, libre y pacífico, podremos salvar las vidas de soldados, policías, campesinos y ciudadanos inocentes, parando esta guerra.

Es una responsabilidad enorme, pero también un privilegio para esta generación, poder parar la guerra con un voto democrático. Que éste sea un voto distinto, es el voto del siglo. No es un voto por partidos o candidatos, ni en favor ni en contra de nadie. Es un voto en favor de la vida y la esperanza.

El voto por el Sí salva vidas, para una guerra y desarma a las Farc. Y ese es mi segundo mensaje, con respeto profundo por quienes aún están indecisos o están en el No, hay quienes rechazan el acuerdo de paz porque tienen rabia o porque tienen temores. Respeto por la rabia, cada quien tiene derecho a perdonar o a no perdonar. La guerra ha sido cruel y ha dejado profundas heridas. Una persona en la calle me decía en estos días: “Yo no voy a perdonar a las Farc. Mataron a mi hijo. Yo lo único que quiero es acabar con las Farc”, y yo le respondí que respeto su dolor, pero le doy una buena noticia: es el voto por el Sí el que acaba con las Farc como organización guerrillera, el voto por el Sí desarma a las Farc; en cambio el voto por el No las mantiene en armas y prolonga el conflicto y todas las crueldades de lo que ya conocemos que son 52 años de conflicto armado interno.

El No ya se conoce, tiene cifras trágicas: 8 millones de víctimas, de las cuales 4 millones han sido campesinos desplazados, los mismos que sembraban alimentos para Colombia y el mundo y terminaron errantes en las grandes ciudades, tratando de reconstruir sus vidas destrozadas, y 250.000 muertos, la mayoría de ellos los hijos de mujeres humildes de Colombia, soldados, policías, campesinos, ciudadanos inocentes y también guerrilleros. Hemos ensayado el No durante medio siglo, démosle una oportunidad al Sí que permitirá construir desde la paz un país más justo y equitativo.

Por supuesto, tenemos otros problemas: la maldición del narcotráfico, el Eln, la corrupción que todo lo devora, la miseria de 7 millones de colombianos que nos debe avergonzar. Pero será más fácil afrontar esos problemas con un país en paz que no desperdicie $220 billones que nos ha costado esta guerra, porque, en términos económicos, sí que es mal negocio el No. La economía ha dejado de crecer entre un 2 y un 4 % del PIB, los departamentos han visto atrasados su crecimiento y su potencial de desarrollo agroindustrial, turístico y de inversión extranjera. La destrucción de empleos ha sido la característica del miedo que genera la guerra y la falta de confianza de los empresarios en un país atemorizado por la última guerra que queda en el continente latinoamericano.

Pero también una última palabra para quienes están indecisos por temores: ustedes no son enemigos de la paz, lo que ocurre es que les han infundido miedos falsos, han tratado de engañarlos circulando falsedades, como aquella de que íbamos a acabar con las pensiones para dárselas a los guerrilleros o que se iba a acabar la propiedad privada, o iba a llegar el comunismo, o Maduro o Timochenko iba a ser presidente de la República. Todo eso es falso.

Lo único verdadero es que las Farc dejarán las armas para siempre si los colombianos dicen Sí el próximo domingo. No hay que temerle a la democracia, a nadie debería sorprender que Timochenko sea comunista; en nuestro país hace 70 años que existe un Partido Comunista. La democracia pacífica y sin armas permitirá a los colombianos elegir las opciones más seguras, más confiables, más institucionales, aquellas que seguimos defendiendo: la propiedad privada y el motor indispensable e irreemplazable de la economía, que es la iniciativa privada. No hay nada que temer, salvo la guerra. Todo el esfuerzo que hemos hecho desde hace seis años para construir esta paz, ahora está en manos de los colombianos. Ustedes, con su voto, cambiarán la historia del país. Los necesitamos votando por el Sí.