¿Qué piensa usted del acuerdo de paz que se está negociando en La Habana?
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Yo no estoy de acuerdo con ninguna de las formas ni maneras como se ha hecho el manejo del acuerdo de paz, yo no lo hubiera manejado así.
¿Cómo lo hubiera manejado?
Muy distinto. Como lo han manejado tradicionalmente todos los gobiernos del mundo cuando terminan un conflicto. Yo tengo la claridad de que lo bueno es bueno y lo malo es malo.
¿Con qué no ha estado de acuerdo? ¿Qué cambiaría?
Yo creo que los señores que han robado, narcotraficado y asesinado tienen que pagar un tiempo en la cárcel. ¿Cuánto? No sé. Un año, o seis meses, o seis años o diez años… no sé cuánto. Entiendo que sería una cifra inferior a la que paga cualquiera, porque habría que hacerles esa rebaja en aras de buscar la tal paz. Y uno debe hacer un sacrificio de esos. Pero aquello de que a todos los que han matado en estos últimos 50 años, esos colombianos a quienes les mataron al papá o al hijo o al hermano o a la esposa o al esposo tengan que quedarse con que los que hicieron el daño nunca tuvieron un castigo y, sin embargo, esos que hicieron el daño sí tienen las mismas prerrogativas que ellos en el futuro cercano… Yo no estoy de acuerdo con eso. Yo creo que lo bueno es bueno y lo malo es malo y por lo bueno se gana y por lo malo se paga. Así aprendí a comportarme en la vida.
¿Entonces usted no les perdonaría?
No. Si alguien que viene y me mata a mi mujer y mata a mis hijos y me quema la casa y me deja inválido cree que, por el hecho de pedir perdón, todos sus crímenes deben ser olvidados, se equivoca. Es que la memoria aquí es flaca. La gente no quiere recordar que durante varios años estos caballeros de la guerrilla volaron, dinamitaron más de 450 pueblos en el país y dejaron heridos e inválidos a miles de colombianos en esos asaltos. Las fotografías de todo eso y las reseñas están y todos los daños fueron relatados. ¿Y ahora piden perdón y se van a la casa sin resarcirle nada a nadie? A mí me queda difícil entenderlo así.
En un reciente informe, el Centro Nacional de Memoria Histórica le atribuye a la guerrilla más de 24 mil secuestros, 3.899 asesinatos colectivos y 343 masacres desde 1964 hasta 2013. Habiendo dicho lo anterior, ¿no le parece mejor tragarse ese sapo que seguir en la lucha absurda que lleva más de 50 años?
No. Yo creo que en la vida hay cosas que se deben aclarar hasta el fin. O la ley gana o a la ley le ganan. O rige la ley, impera la ley y se respeta la ley, o el delincuente gana, y se respeta la delincuencia y no opera la ley. O uno vive en un país donde no hay normas ni reglas, o en otro donde hay leyes, normas y reglas. Yo quiero pagar impuestos en un país donde opere la ley, donde la plata de mis impuestos y la de todos los que pagan se gaste en ver que la ley se cumpla y que exista respeto entre los habitantes. El hecho de que hayamos estado atormentados durante más de 50 años no quiere decir que debamos arreglar de cualquier manera.
Si hubiera tenido ese elemento de castigo, ¿le daría el visto bueno al acuerdo?
Sí, claro, si los señores pagan algo, adelante. Sí estaría de acuerdo. Pero no creo que estos señores estén dispuestos a irse cuatro o cinco años para la cárcel. Pero es que uno no puede pasar campante haciendo los daños que le vengan en gana y que el otro se los tenga que aguantar, exigir que le perdonen y luego lo llamen a festejar en compañía de aquel que le mató a la mamá.
Además del tema de la impunidad, ¿con qué otro ha estado en desacuerdo?
En ese cuento de que van a entregar las armas y dejar de delinquir. Yo no creo que las Farc entreguen todas las armas, pidan perdón o excusas, o manifiesten arrepentimiento de todos los daños que han hecho y la gente que han matado, las mujeres que han violado, los niños y la gente que han secuestrado y lo que se han robado. No creo que les sea fácil pedir perdón y admitir públicamente al mundo que ellos estaban equivocados y que lo que hicieron estaba mal hecho. Y tampoco creo que ellos vayan a entregar todas las armas, las vayan a fundir o las vayan a dejar en manos de un país extranjero. Algo quedará escondido para poderse volver a rebelar el día que les dé la gana o si van a mantener un ejército paralelo en reserva.31
Ha habido otros grupos armados que sí entregaron armas…
¿Sí? Dígame cuáles.
Varios: el epl en 1991, las auc entre 2003 y 2006, el M-19 en 1991 también. Bueno, salvo el Jaime Bateman, grupo disidente del M-19.
Es que el M-19 era otro movimiento muy diferente. Digamos que eran chiquitos al lado de las Farc, eran los muchachos de jardín infantil. Los de las Farc son una gente de mucha experiencia, de mucho trajinar, de mucha vida, de mucha capacidad y preparación intelectual. Pero eso que usted menciona de los frentes disidentes, no le quepa la menor duda de que eso también nos va a suceder, porque además está el tema de que no quieren dejar su negocio del narcotráfico.
Antes de tocar el tema del narcotráfico, si usted piensa que se van a volver a rebelar quiere decir que no cree en la voluntad de ellos en hacer la paz. ¿Usted no cree que pueda haber paz?
No sé, le pregunto yo: ¿Va a haber paz? ¿Tendremos paz? ¿Viviremos en paz? Una cosa es firmar un documento y que al acto lo llamen paz. Otra cosa es la paz de verdad, con todo lo que viene después.
Bueno, si 8.000 hombres, o el número que sea, entrega las armas, estaremos más cerca…
Sí, claro que estaremos más cerca, si lo quiere ver desde ese punto de vista. Pero también me pregunto: esos hombres salen de allá y salen en paz, ¿para dónde?, ¿Quién los va a emplear?, ¿Dónde van a vivir?, ¿Quién les va a dar la salud? y ¿quién les va a dar la comida? Esa gente que sale acostumbrada a que le provean todo. Les dan órdenes de disparar y de vivir en el monte, pero no se tienen que preocupar por nada de lo suyo. ¿Cuál va a ser el futuro de esas personas? Ahora, va a salir esa gente a tener que proveerse todo eso.
Pues eso le correspondería al Gobierno, pero realmente a todo el país… a los empresarios que ofrezcan empleo, los terratenientes, los industriales, los comerciantes y a todos los renglones de la economía y la sociedad, que deberíamos estar en función de eso.
Claro, pero usted se olvida de que aquí hubo más de la mitad de los colombianos que no estuvieron de acuerdo con la forma como se estaba llevando a cabo el proceso de paz. Eso suena muy bien, pero es poco realista.
* Se publica con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial, sello Debate.