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Gobernabilidad y estabilidad: los retos del Congreso

Hoy se instala el Congreso 2022-2026 con histórica presencia alternativa, pero las mayorías que aparentemente tendrá el gobierno Petro no son garantía de un trámite exprés a las reformas que prometió. La cohesión del acuerdo nacional será esencial.

Felipe García Altamar
20 de julio de 2022 - 02:42 p. m.
Roy Barreras, próximo presidente del Senado, será una de las claves del éxito o fracaso legislativo del Pacto Histórico.
Roy Barreras, próximo presidente del Senado, será una de las claves del éxito o fracaso legislativo del Pacto Histórico.
Foto: El Espectador - Mauricio Alvarado

Colombia vivirá hoy otra jornada histórica con la instalación del Congreso para el cuatrienio 2022-2026: por primera vez, un movimiento alternativo y con orígenes en la izquierda tendrá la bancada más numerosa. Las casi cincuenta curules que obtuvo el Pacto Histórico serán el soporte legislativo de un gobierno, el de Gustavo Petro, votado por más de once millones de colombianos, que le apostaron a un cambio mediante reformas estructurales en términos económicos, sociales y políticos. Como las fuerzas alternativas no eran suficientes para tramitar los proyectos que prometieron en campaña, el Pacto tuvo que ampliarse y de forma paulatina recopiló apoyos, incluso de políticos y partidos tradicionales con los que sus miembros tuvieron amplias distancias ideológicas en el pasado.

Se inicia un nuevo período en el Capitolio, donde seguro habrá discusiones profundas, por la complejidad de los temas que propone el gobierno entrante. Ahora es cuando se pondrá a prueba el buen rollo que hubo tras la elección de Petro, ya que en el papel el oficialismo tendrá la bancada mayoritaria y una oposición reducida que ejercerá en solitario el Centro Democrático. La clave estará en los partidos independientes, que podrán desequilibrar la balanza en un Congreso que tendrá varios desafíos.

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El primero es el trámite de las reformas tributaria, rural, política, pensional, laboral y al sistema de salud, solo por mencionar las más importantes. Las tres primeras serán prioridad y su trámite empezará durante este período, mientras que las otras se empezarán a tramitar en 2023. La tributaria será la joya de la corona, pues de esta depende que se logren financiar los demás proyectos y programas prometidos. Se tocarán muchas fibras sensibles y el bloque de gobierno tendrá que trabajar a toda marcha, pues, como dice Jorge Iván Cuervo, investigador de la Facultad de Gobierno de la Universidad Externado, son temas que “demandan mucho capital político”.

Eso sí, señala Cuervo, hay varios escenarios, pues están las reformas constitucionales, las leyes ordinarias y las reformas institucionales y en cada una habrá intereses de ciertos políticos y partidos que se superpondrán al acuerdo logrado previamente. “Las mayorías que tiene el gobierno aparentemente en algunos temas serán distintas cuando empiece la discusión en los diferentes escenarios”, dice el analista.

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En este punto será de vital importancia el papel del senador Roy Barreras, próximo presidente del Senado y encargado de liderar la consolidación del acuerdo nacional, así como la labor de la persona que designe Petro como cabeza del Ministerio del Interior. “Si el Gobierno se la juega por todo, es difícil que todo lo tramite. Seguro algo se le va a hundir, porque no tiene capital para eso”, añade.

Aparecerán también los mensajes de urgencia, la priorización de temas y los demás mecanismos que anunció hace unos días Barreras como fórmula para acelerar el trámite de las iniciativas, algo que no cayó bien entre varios congresistas, incluso de la misma bancada de gobierno, que pidieron ajustarse siempre a la Constitución.

Habrá entonces otros dos retos para el nuevo Congreso: la estabilidad y la independencia. Sobre esto último, el tema involucra aquellos anuncios que vienen profundizando la intranquilidad que a muchos les genera un gobierno de izquierda, quizá por las experiencias de la región. Isabel González, politóloga y gerente de asuntos públicos de la consultora buho, considera que para aplacar a esa porción del país a la que le preocupa el gobierno Petro lo mejor es intentar que se mantenga a toda costa la independencia de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo. “Varios partidos que se esperaban como de oposición no lo hicieron. La idea es que haya un balance en los debates y que no necesariamente las bancadas van a estar unidas”, dice.

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Respecto a la estabilidad, la cuestión es ver cuánto y de qué forma se logra mantener la coalición de gobierno. Así lo considera Felipe Botero, profesor de Ciencia Política en la U. de los Andes y director por varios años del proyecto Congreso Visible. “Los partidos tradicionales se unieron a Petro en parte para tratar de montarse en el bus de la victoria, pero también para resarcirse un poco y recuperar imagen entre la ciudadanía. El reto es mantener esa coalición para tramitar las reformas”, expresa.

En medio de la crisis de los partidos y de legitimidad del Congreso, esta podría ser una oportunidad para mejorar su imagen. Según Patricia Muñoz Yi, directora de posgrados de la Facultad de Ciencia Política de la U. Javeriana, un último ítem es la posibilidad de recuperar la confianza ciudadana y demostrar voluntad de atender las demandas de los ciudadanos, que se evidenciaron durante el estallido social de los últimos tres años. “Esa recuperación de confianza tiene que ir ligada a unos resultados que muestren niveles de eficacia”, concluye.

Felipe García Altamar

Por Felipe García Altamar

Bogotano. Periodista de Uninpahu. Vinculado a El Espectador desde 2014. fgarcia@elespectador.com

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