Dudas en parte de 1.660 personerías dadas a iglesias agitaron la pelea en el poder religioso

El gobierno del presidente Gustavo Petro ha reconocido a un poco más de 1.660 iglesias en estos dos años y cuatro meses que lleva en el poder, 340 congregaciones más de las que la administración del exmandatario Iván Duque avaló para el mismo período de tiempo. No es una acción sin importancia, pues más allá de recibir una personería jurídica, las organizaciones religiosas obtienen beneficios tributarios y tienen la puerta abierta para celebrar convenios con el Estado.

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La cifra, sin embargo, ha generado malestar en algunas de las más de 11.000 instituciones religiosas que hay en Colombia, pues hay quienes no temen llamar a las nuevas organizaciones como “iglesias de garaje”. Incluso, aseguran que se han disminuido los requisitos para acceder a la personería jurídica que entrega el Ministerio del Interior, específicamente la Dirección de Asuntos Religiosos, que se ha convertido en un puesto político disputado y no lejano a las polémicas.

El Espectador accedió a varios documentos en los que se expone una por una las iglesias que fueron reconocidas por el Gobierno en estos dos años, así como quiénes han participado en reuniones claves para definir políticas públicas relacionadas con la libertad religiosa y de cultos y para darle aire o ponerle freno a propuestas como la tributación religiosa. En palabras simples, quiénes tienen y representan el poder religioso en el país, desde católicos, cristianos, judíos, musulmanes y de otras corrientes.

Precisamente, a este camino de la tributación se le ha cerrado varias veces la puerta y aunque hay iglesias que tienen negocios millonarios por fuera de la fe -como lo ha contado este diario- hasta la fecha su única responsabilidad sigue siendo la de declarar ingresos y patrimonio, pero no tributar renta ante la DIAN. Igualmente, las organizaciones religiosas argumentan que su aporte al Estado es importante.

Ahora bien, fuentes del Ministerio del Interior, hoy ocupado por Juan Fernando Cristo, dejaron claro que la Dirección de Asuntos Religiosos está en una especie de “limpieza” y “reorganización” con la llegada del nuevo director, Alexander Jaimes, abogado que fue cercano al partido cristiano Colombia Justa Libres y al exsenador y pastor John Milton Rodríguez.

Al parecer, todas las personerías entregadas fueron por orden directa de la exdirectora Amelia Cotes, a quien Cristo apartó una vez llegó al ministerio. Desde la cartera comentan que lo hizo por sospechas de presuntas irregularidades en procesos contractuales y en la entrega de documentos a congregaciones que se habrían concentrado en la Región Caribe, de donde es oriunda.

En todo caso, la abogada reclamó, llevó el caso hasta la esfera judicial y finalmente el Tribunal Superior de Bogotá ordenó su regreso. En efecto, fue reintegrada, pero no a la Dirección de Asuntos Religiosos, sino a la de Comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras, a pesar de no pertenecer a esta población.

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De acuerdo con los documentos, Atlántico fue el departamento en el que más se entregaron personerías a iglesias (252), le siguen Antioquia (209), Bogotá (162), Valle (177), Bolívar (125), Córdoba (104), Magdalena (71), Santander (60), Cauca (35), La Guajira (33), Norte de Santander (30).

Además, algunas de estas organizaciones tendrían menos de un año de existencia, como la Iglesia Vital Comunidad Cristiana (Bogotá), que inició sus labores a finales de 2022. Y otras están registradas en apartamentos, como la Iglesia Cristiana On o las congregaciones Song of Song Christian Church, Formando a Cristo en los Corazones, Iglesia Cristiana Live or Die e Iglesia Internacional Gloria y Poder.

Este punto ha molestado a pastores y representantes de algunas iglesias que llevan largos años en el país, pues consideran que los requisitos para ellas fueron mucho más exigentes y temen que se pueda estar “jugando con la fe” al entregarse la “insignia” tan fácilmente. Ninguna de las resoluciones de reconocimiento de personería jurídica posteriores a la posesión de Cotes están en la página web.

Cotes no le respondió a El Espectador para dar su versión en torno a los señalamientos, pero sí habló el pastor y activista Alfredo Saade, quien además de defender su nombre y gestión, reconoció haber presentado la hoja de vida de la abogada. Agregó que, a su juicio, la dirección es hoy un fortín de Colombia Justa Libres, una colectividad que le ha hecho oposición al Gobierno.

“Sí es cierto que yo presenté la hoja de vida de la doctora Amelia. Cuando uno gana la Presidencia o cualquier otro cargo a nivel nacional, lo lógico es gobernar con los amigos. Yo no me di la ‘pela’ por Petro para que la oposición mande”, mencionó.

Desde la llegada de Cristo al ministerio, los lazos con Colombia Justa Libres sí se hicieron evidentes. No solo por Jaimes, quien tiene hoy la tarea de organizar la dirección, sino también por Cristian Alberto Buitrago, excandidato a la Alcaldía de Cúcuta por dicha colectividad y quien se posesionó como secretario general de la cartera solo días después de que aterrizara el ministro. Buitrago es amigo de uno de los pastores más poderosos en Colombia, José Satirio dos Santos, quien integra la Mesa del Sector Religioso del Mininterior.

Los poderosos religiosos

Precisamente, la Mesa del Sector Religioso del Ministerio es otro escenario que no está exento de las dudas, pues muchos de quienes la integran tienen claras intenciones políticas o han sido protagonistas de irregularidades.

Al revisar documentos, este diario constató que en algunas de las reuniones celebradas en los últimos dos años han estado presentes el exsenador del Partido de la U y vicepresidente de la Confederación Colombiana de Libertad Religiosa Charles William Schultz Navarro, a quien en septiembre la Corte Suprema de Justicia condenó a 104 meses de prisión por los delitos de tráfico de influencias y concusión.

También el presidente de la Asociación de Ministros de Formación y Ordenación, Osmar Galeano Sánchez, quien para 2018 fue imputado por estafar a ciudadanos de Norte de Santander, Córdoba y Magdalena con diplomas falsos.

Igualmente, han asistido líderes religiosos que han estado involucrados en la política desde antes de que llegara el actual jefe de Estado. Un caso llamativo es el del Marlon de Jesús Cantillo, representante de las comunidades musulmanas shiitas en Colombia, y quien en 2022 hizo campaña para el presidente Gustavo Petro y se lanzó al Senado por Fuerza Ciudadana, antiguo partido del exgobernador del Magdalena Carlos Caicedo.

En diálogo con este diario, el sheij afirmó que, si bien apoya el Gobierno actual, es crítico de la forma en la que opera la mesa. Aseguró que “los sectores religiosos ‘progresistas’ que apoyaron al actual presidente no tienen incidencia en esta mesa nacional” y que la presencia de Saade en la mesa también ha dificultado el proceso de inclusión que trató de llevar a cabo Cotes cuando estuvo en la Dirección.

“Su participación en este espacio es cuestionable, y su intento de influenciar a los funcionarios del Gobierno ha obstaculizado el trabajo con apertura y consideración de los líderes regionales”, indicó. Y agregó que la llegada de Jaimes “es una muestra clara de que la derecha en Colombia y la oposición manejan asuntos de libertad religiosa” en el país.

Desde la derecha religiosa también hay algunos nombres: David Ricardo Reyes, pastor de la Confederación Cristiana de Colombia, que para 2022 también intentó llegar al Senado con el aval de Colombia Justa Libres.

Edgar Castaño, presidente de CEDECOL, en su momento un fuerte opositor a la propuesta que lanzó hace dos años la representante Katherine Miranda de ponerles impuestos a las iglesias en las actividades no relacionadas con el culto religioso. “El intento de imponer impuestos a la iglesia es una solapada persecución a la fe y una violación y a la Constitución y libertad religiosa”, dijo.

En el listado se encuentran igualmente personas con especial interés en los trámites legislativos y en mostrar su apoyo a algunos proyectos que la senadora cristiana Lorena Ríos ha llevado al Congreso, entre esos el llamado “Con los niños no te metas”, que propone prohibir la atención y tratamientos de afirmación de género para niñas, niños y adolescentes trans.

Por lo mismo, a los pastores Francisco Alfonso Correa, Henry Figueroa, Arturo Cortés y Raúl Rubio no solo se les ha visto en las reuniones del ministerio del Interior, también en algunas marchas cristianas y en los salones del Congreso. Inclusive, Rubio, pastor de la Federación de Comunidades Mesiánicas de Colombia, sale en algunas fotografías con el expresidente Iván Duque, quien abiertamente durante su mandato mostró su respaldo a Israel.

Pero Ríos no es la única representante que tiene lazos con las comunidades religiosas cristianas, pues la representante de la Alianza Verde Olga Lucía Velásquez también ha presentado iniciativas, como la reforma a la ley 133 de 1994 de Libertad Religiosa y Cultos, que busca valorar el aporte social, cultural y económico del sector interreligioso.

Junto a ella, en varias fotos, se ve a Luis Andrés Montaño Osorio, quien además de ser presidente de Asoemprendedores, fue recientemente designado en la presidencia de la Junta Directiva del Comité Distrital De Libertad Religiosa. Esta junta fue creada durante el mandato de Petro en la Alcaldía de Bogotá, por lo que le manifestaron un apoyo no tan directo para la segunda vuelta presidencial.

Sobre la Mesa, en la que también participan líderes budistas, judíos, menonitas, y de la cienciología, ha habido un notable aumento en sus miembros, pues antes de la llegada del progresismo al poder había un poco más de 40 personas y actualmente sus integrantes oscilan entre los 70 y 90 creyentes.

Estas personas influyen con sus posturas en las decisiones religiosas, pero, lo cierto es que mucho depende de su cabeza, que desde finales de octubre pasado es Alexander Jaimes, el ahora responsable de examinar a profundidad la Dirección de Asuntos Religiosos, despejar las dudas en torno a la entrega de personerías y profundizar o eliminar los señalamientos de que la corporación es un fortín político peleado entre poderosos religiosos.

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