Grupos posFarc y la posible reactivación de la guerra

¿Qué tan posible es que la antigua guerrilla se rearme? Desde hace dos semanas no aparecen cuatro exmandos importantes de las Farc: Iván Márquez, El Paisa, Romaña y el Zarco. Por otro lado, muchos exguerrilleros que le apuestan a la reincorporación piensan que los están matando y nadie los protege.

Ariel Ávila y León Valencia / Especial para El Espectador
19 de agosto de 2018 - 03:07 a. m.
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Seis ataques coordinados en el norte del departamento del Cauca; incremento de las extorsiones en Guaviare, sur del departamento del Meta y algunas veredas del Caquetá; secuestro de militares y policías en Arauca y Chocó y una masacre en El Tarra, todo esto en cuestión de días. En casi todos estos hechos, a excepción de lo ocurrido en Chocó, hay excombatientes de la exguerrilla de la Farc, ya sea como víctimas o como victimarios.

La cereza que le faltaba al ponqué, es que desde hace dos semanas no aparecen cuatro exmandos importantes de las Farc: Iván Márquez, El Paisa, Romaña y el Zarco. Para el caso de Márquez y el Paisa, horas antes de la posesión del nuevo Congreso, en la zona de Miravalle, hubo un operativo militar, algunos campesinos avisaron al Paisa que había tropa de combate en la zona, los dos mandos del partido FARC salieron de sus casas sobre las 11 de la noche y a las 2 de la mañana llegaron los militares. Las Fuerzas Militares niegan el operativo, pero versiones en terreno lo confirman. Por su lado, el Zarco dejo sus escoltas y no apareció más, y de Romaña lo único que se sabe es que ya no está en la Julia en el Meta y hay rumores que lo han visto por Arauca.

Hay versiones de todo tipo, se dice que están escondidos esperando entablar un diálogo con el nuevo gobierno para que les den tranquilidad jurídica y también para mirar como se desenvuelve la situación de Santrich, se habla de que algunos estarían en Venezuela y otros hablan de que ya estarían en la disidencia. Lo cierto es que es una situación bastante complicada.

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La Fundación Paz y Reconciliación  durante los primeros siete meses  del año realizó un diagnostico profundo sobre los grupos de desertores y disidentes de las Farc y la realidad territorial de los mismos. Los resultados son los siguientes:

El diagnostico

La primera conclusión es de tipo geográfico. La entonces guerrilla de las Farc operó en 242 municipios de los 1122 que tiene el país. Actualmente los grupos de desertores de las Farc operan en 57 municipios. Tal como se ve en el siguiente mapa.

La segunda conclusión, es que en sentido estricto, se puede decir que la única disidencia de las Farc es la que se formó en el sur oriente, al mando de Gentil Duarte, los demás son grupos de desertores. Una disidencia, se refiere a que no se compartió políticamente la decisión  de paz de la dirección y por ende un grupo de personas se apartan. La disidencia de Gentil Duarte se creó antes de la firma de los acuerdos, al mando de Iván Mordisco,  luego se fue uniendo una serie de mandos medios de la entonces guerrilla de las Farc. Además se han dado estatutos, reglamentos internos y hasta un himno. Por ello se le considera disidencias, los demás son grupos de desertores de las Farc, es decir, personas que reincidieron debido al acaparamiento de economías ilegales, pero están lejos de ser una disidencia política.

En tercer lugar, el total de los grupos de disidentes y desertores  lo conforman cerca de 1600 personas, de los cuales alrededor de 1080 fueron miembros de la entonces guerrilla de las Farc y los demás son nuevos reclutas. Por ejemplo en la costa pacífica nariñense los grupos de desertores han reclutado nueva gente. En Ituango, el grupo de desertores ha vinculado delincuencia común a su estructura y la ha hecho crecer vertiginosamente para el cobro de extorsiones. A continuación se muestra el mapa de los grupos de desertores y disidencias de las Farc.

La cuarta conclusión, no se puede hacer de forma tajante, ya que puede variar en el tiempo. Se trata sobre la alianza y cohesión de estos grupos de disidencias y desertores. Es claro que los grupos del sur del Meta, el Guaviare, Vaupés y un par de Caquetá, están unidos y forman la disidencia al mando de Gentil Duarte.  Ha sido un proceso relativamente organizado que, en principio, al mando de alias “Iván Mordisco”, perteneciente al Frente 1, único frente en declarase en disidencia seis meses antes de la firma definitiva del Acuerdo, no lograba consolidarse políticamente sino más bien como un grupo armado cuyos intereses eran predatorios y meramente económicos.

Sin embargo, la entrada del comandante del Frente Séptimo, alias “Gentil Duarte”, desertor del proceso de paz que incluso participó en los diálogos de La Habana, dotó de contenido político, aunque sea de manera discursiva, el accionar de la llamada disidencia.  De hecho, después de ser Iván Mordisco el líder de la “disidencia”, hoy se encuentra subordinado a las órdenes de Gentil, razón por la cual la figura del exintegrante de las Farc se vuelve más carismática.  

Algunas versiones en territorio, han asegurado que actualmente la denominada disidencia de las Farc cuenta con alrededor de 700 hombres con armamento de guerra sofisticado únicamente para el departamento del Guaviare, sin embargo, tienen zonas de influencia, especialmente rurales, en los departamentos de Vichada, Vaupés, Guainía, Putumayo, Caquetá y Meta. En varias zonas a través de misiones compuestas por mandos medios sin gran formación política, por lo cual, se conoce de un plan de consolidación política antes que de expansión. Una persona entrevistada afirma que “la disidencia no ha crecido porque no ha querido”, es decir, todo indica que tienen planes de construcción de proyecto político y de expansión militar. Pero la ausencia de mandos ha impedido su crecimiento, por ello el temor de que una posible unión de Romaña o el Paisa causaría un crecimiento de estas estructuras. 

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Las demás disidencias están dispersas, por ejemplo las de la Costa pacífica nariñense están agrupadas en dos organizaciones criminales. Por un lado, el Frente Oliver Sinisterra y por otro lado, en el grupo denominado Guerrillas Unida del Pacífico.

Durante el proceso de investigación, se logró comprobar que Gentil Duarte ha enviado emisario y mensajes a varias zonas del país para lograr una unificación, sin embargo los resultados son bajos, tal vez en Putumayo se ha dado el avance más significativo, en otras zonas sencillamente el mensaje es recibido y de contesta “vamos hablando”. En Antioquia la estructura de Cabuyo y Diomedes ha logrado aglutinar la otra disidencia y en Cauca de dos grupos de desertores han llegado a acuerdos para operar conjuntamente.

Todo parece indicar que la probabilidad de crear una nuevas Farc es baja hasta el momento, lo que se ve en el corto plazo en lo máximo que se lograría más es crear una especie de federación de algunas de estas organizaciones, pero difícilmente una estructura jerárquica. Aunque esto puede variar si algunos mandos de la antigua guerrilla de las Farc reincidieran en el futuro.

Las causas de la reincidencia

Hay dos preguntas que siguen al panorama descrito anteriormente. La primer a se refiere a las causas de que los ex miembros de una guerrilla reincidan y la otra es sobre las probabilidades de que la situación se siga complicando. Sobre las causas hay dos grandes explicaciones: por un lado, lo que se podría denominar el fracaso de la política de reincorporación de los ex miembros de las Farc y la otra explicación es la gran oferta criminal que existe en varias regiones del país.

Sobre la política de reincorporación se puede decir que muy poco ha salido bien. Esta política tiene cuatro pilares. La reincorporación física, jurídica, socioeconómica y política. La reincorporación física se refiere a la seguridad de los excombatientes, y los datos son dramáticos, más de 60 exguerrilleros y 12 familiares de ellos han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz. Varias de ellos han sido amenazados y hay zonas donde no pueden moverse. Muchos exguerrilleros entrevistados para la investigación tienen la visión de que los están matando y que nadie los protege. 

Con respecto a la reincorporación jurídica la situación es igualmente compleja. Casi dos años después de la ley de Amnistía, aún más de 300 exguerrilleros siguen en la cárcel y para ellos, el tema Santrich es un complot. Puede ser que para la sociedad colombiana sea culpable, pero para muchos exguerrilleros todo se trata de una persecución.

En materia de reincorporación socioeconómica la situación sí que es dramática. Son cerca de 13.000  exguerrilleros en proceso de reincorporación y hasta el día de hoy solo dos proyectos productivos que vinculan apenas a 300 exguerrilleros han sido probados. En temas individuales, ya sea como escoltas o en el proyecto Humanicemos de desminado, la cifra de beneficiados ni siquiera llega a 1.000. Es decir, más de 10.000 exguerrilleros no saben qué pasará con ellos, no tienen un proyecto productivo y están sin hace nada. Hay excomandantes o ahora dirigentes del partido FARC que no pueden viajar a Bogotá porque no tiene para el trasporte o para un tiquete aéreo. En materia de reincorporación política, es tal vez el pilar que mejor avanza, pero con los recientes anuncios del nuevo gobierno  sobre sacar a la FARC de la política, se termina de cerrar el ciclo de una muy mala gestión de la reincorporación.

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De hecho, el nuevo gobierno cae en un error monumental en decir que garantizará la reincorporación de la base guerrillera, pero de ahí para arriba, es decir,  para los mandos medios y altos, la situación no es tan clara. El nuevo gobierno debe entender que los ejércitos los hacen sus comandantes y los soldados rasos, pero la espina dorsal es lo que en los ejércitos regulares se llama oficialidad y suboficialidad y en los ejércitos irregulares se los llama Altos Mandos y Mandos Medios, siempre es así, siempre ha sido así en la historia de las guerras. Lo que comprobó la desmovilización paramilitar es que el gran problema fue la reincidencia de los mandos medios, nunca hubo un programa complementario para ellos, y lo que se espera es que no se sigan cometiendo los mismos errores.

El segundo factor de la reincidencia se refiere a la oferta criminal en el territorio, según se logró rastrear por parte de la Fundación Paz y Reconciliación, a ex guerrilleros rasos expertos en explosivos las organizaciones de narcotraficantes y criminales les ofrecen dos millones de pesos mensuales, a mandos medios entre 5 y 8 millones y a mandos importantes hasta 20.000 millones de pesos.  De hecho, varios de los asesinatos a exguerrilleros se han dado por la negativa de reincidencia de estas personas.

A nivel internacional la reincidencia de 1080 personas está dentro de los estándares normales, es decir, en un proceso de paz siempre reincide entre el 10 y el 15%, para el caso de los paramilitares la reincidencia llegó al 22%. Así que con la FARC se están por debajo del diez por ciento aún, la gran pregunta es si esta cifra seguirá creciendo y si altos mandos como Márquez terminarán rearmandose.

Por Ariel Ávila y León Valencia / Especial para El Espectador

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