:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elespectador/VQMXZJCNFBDLPGXFOEFKKLR3TM.jpg)
Lograr la aprobación de la ley denominada de “paz total” en el Congreso esta semana fue un buen triunfo político del Gobierno, pero, ¿cuáles han sido, en su concepto, los mayores tropiezos oficiales en estos casi 90 días de ejercicio gubernamental?
No fue fácil armar las mayorías en el Congreso poco antes de la posesión presidencial. Estuvimos en intensas reuniones con las diferentes bancadas tratando de establecer cuáles partidos iban a estar y cuáles, finalmente, no irían en la coalición. Finalmente logramos conformarla. Una vez instalado el Gobierno, las dificultades también han estado concentradas en el trámite de cada proyecto de ley, como el de reforma política, la propia reforma tributaria, la misma “ley de paz total”: conseguir poner de acuerdo a las bancadas es como un ajedrez, pues cada una tiene posiciones diferentes y proposiciones que no son sencillas de desestimar. Estos ejercicios implican una enorme capacidad de diálogo y de argumentación del Ejecutivo. También se dan momentos tensos, por ejemplo, cuando se presentan declaraciones contradictorias de unos ministros o cuando, por poner otro ejemplo, el presidente o director de un partido intenta ponernos en jaque cambiando, sustancialmente, el contenido de nuestros proyectos.