Hundimiento del proyecto que eliminaba la casa por cárcel a los corruptos: ¿quién tuvo la culpa?

Mientras el país entero estaba concentrado en los 90 minutos del partido de Colombia contra Catar en la Copa América, en el Congreso sucedieron una serie de hechos desafortunados que llevaron al hundimiento del proyecto de la Fiscalía que buscaba, entre otras, eliminar el beneficio de casa por cárcel y otro temas penales.

Esta iniciativa, a la que se le acumularon puntos del paquete anticorrupción, fue radicada el 20 de julio de 2017 y tenía plazo hasta esta legislatura para ver la luz. Pese a que la propuesta fue aprobada en Cámara y Senado, la falta del documento de conciliación, que no logró ser radicado ayer en la Cámara baja por una confusión alrededor del representante comisionado para esta tarea, generó su hundimiento, a un día de que el Congreso saliera a vacaciones.

Lea: Ley anticorrupción será difícil de conciliar: presidente de la Cámara.

Hoy la pregunta en la opinión pública ronda alrededor de quiénes serían los responsables de enredar el trámite del proyecto, considerado como una herramienta fundamental para la lucha contra la corrupción. Hay que empezar diciendo que el representante Jairo Cristo, de Cambio Radical, fue el designado por la mesa directiva de la Cámara como el comisionado para la conciliación del proyecto. Por el lado del Senado, el responsable de esta tarea era Germán Varón Cotrino, también de Cambio Radical.

“Recibí el proyecto y le pedí a la Secretaría General de la Cámara el expediente del mismo. Me lo dan y minutos después por correo le solicito al equipo de Ernesto Macías, presidente del Senado, que me diga quién es el conciliador designado por ellos para poder proceder a hacer la respectiva conciliación. Pero esta es la hora y no me han dicho. Sigo en la oficina, esperando”, dijo Cristo ayer.

También: liminación de la casa por cárcel: la prueba de fuego para los congresistas.

Sin embargo, simultáneamente, durante la plenaria de este miércoles, un funcionario del Gobierno le notificó al representante Gabriel Vallejo, del Centro Democrático, que la conciliación estaba lista, sin entrar en más detalles. Se refería a la conciliación del proyecto del fiscal, el cual Vallejo no tenía ninguna relación. Igualmente, según relató el parlamentario a Blu Radio, cuando se acercó a la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, ella reiteró que lo estaban esperando para firmar el documento conciliado. La jefe de la cartera política eludió la responsabilidad diciendo que un miembro de la mesa directiva de la Cámara señaló a Vallejo como el comisionado para esa tarea.

Siguiendo con el relato de Vallejo, la sorpresa fue que mientras firmaba el texto, junto al senador Varón, se dio cuenta de que no le correspondía liderar esa conciliación. Él tenía en su haber las conciliaciones del proyecto de los paneleros y la estabilización de los cafeteros. Sin poder radicar dicho documento, pues se necesitaba la firma expresa del representante Cristo, las posibilidades de que sobreviviera la iniciativa del fiscal eran nulas.

La ilusión terminó de sepultarse cuando el presidente de la Cámara, Alejandro Carlos Chacón, levantó la sesión antes de las 5:00 p.m., en pleno partido de Colombia-Catar, sin dejar chance para que se conciliara de nuevo el documento, se presentara a la mesa directiva y se anunciara para la plenaria de hoy. La ministra Gutiérrez recordó que la iniciativa producto de la Consulta, que solamente busca eliminar la casa por cárcel a los corruptos, sigue viva y está pendiente su segundo debate. El Espectador habló con la senadora de la Alianza Verde, Angélica Lozano, quien lideró los proyectos anticorrupción en el Congreso, para analizar lo que ocurrió.

¿Cuáles fueron las dificultades para tramitar este proyecto en el Congreso?

Ese proyecto siempre fue muy drástico. Empezó el trámite hace dos años, con una propuesta dura, después de la Consulta (Anticorrupción) le agregamos los puntos relacionados; entonces unió toda clase de enemigos por diversos temas, por el texto original y por quienes se resistieron a  la Consulta. Hubo dilación, se presentaron más de 70 impedimentos en Senado, eso hizo que se gastaran cinco sesiones para votarlos, el tiempo que se tomó redujo el tema de la conciliación. Además, quien aprobó este proyecto fue la Cámara anterior, de la que yo hice parte, y eso iba a dificultar la conciliación.

¿En qué consistía el tema de la conciliación, último punto antes de pasar el proyecto a sanción presidencial?

La conciliación es un acto que usualmente es sencillo: cada lado (Senado y Cámara) designa a  uno o dos conciliadores, quienes se ponen de acuerdo en el texto que viene de cada corporación con algunas diferencias. Como es un tema que genera mucha roncha, entre más lo apoyan desde afuera, más se resisten por dentro. Y se complejizó por el poco tiempo. Hay que añadir que, inéditamente, la Cámara exigió cosas que nunca se piden, como actas aprobadas, detalles que no se necesitan. Pidieron más requisitos de lo se requieren.

¿Y qué pasó entonces con el nombramiento del conciliador y el supuesto falso conciliador?

Aquí hay por lo menos dos errores. Primero, se da confusión si se nombró o no a Vallejo como conciliador. Segundo, que no se nombró a un congresista de la misma comisión que estudió el tema, o sea, como tema penal, debía ser alguien de la Comisión Primera, de lo contrario, se pierde tiempo. ¿Cómo nombrar a Cristo, un representante nuevo en la Cámara, que ni siquiera es de Comisión Primera? En estos proyectos siempre se nombran a los ponentes, por lo general.

Ya que habla de una Cámara nueva que no conoció el proyecto, ¿cuáles hubiesen sido las dificultades si esta pasaba a conciliación?

La Cámara debía de votar los impedimentos antes de aprobar la conciliación y no sé si hubiesen alcanzado a hacerlo. Si de 106 senadores, 70 presentaron impedimento, ¿cuántos de los 172 representantes lo iban a hacer? Son, más o menos, 119 congresistas nuevos. El hundimiento de este proyecto es el crimen perfecto, porque nunca sabremos determinar quién es el culpable.

Usted habla de excusas, además de las que ya dijo, ¿cuáles más se presentaron?

La renuncia del fiscal Néstor Humberto Martínez retrasó el proyecto, perdimos tiempo porque muchos exigieron que se aplazara la discusión hasta que se nombrara un nuevo fiscal. Logramos presionar para que continuara el trámite con el fiscal encargado. Pero esto es un carrusel de excusas para alargar el debate.

¿Qué sigue aquí con este proyecto?

De fondo se evidencia la pertinencia y necesidad de lograr estos ajustes y cambios. Entre 2015 y 2017 intentamos tramitar ocho veces estos proyectos y, como los negaron, presentamos un plan B que fue la Consulta. Logramos el reto de unir a más de 11 millones de votos; al faltar el umbral, el efecto es que el Congreso quedaba obligado a volver a discutir las iniciativas. El peso de la ciudadanía nos permite seguir insistiendo y presionando. Vamos a perseverar y miraremos cuáles son las acciones a tomar.

¿Cómo están los otros proyectos anticorrupción?

De los siete proyectos, cuatro se hundieron y quedan tres en trámite. Para tercer debate en Comisión Primera de la Cámara queda pendiente la iniciativa de pliegos tipo en la contratación, y el de rendición de cuentas y declaración de renta van para plenaria de Cámara.

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Esta iniciativa, a la que se le acumularon puntos del paquete anticorrupción, fue radicada el 20 de julio de 2017 y tenía plazo hasta esta legislatura para ver la luz. Pese a que la propuesta fue aprobada en Cámara y Senado, la falta del documento de conciliación, que no logró ser radicado ayer en la Cámara baja por una confusión alrededor del representante comisionado para esta tarea, generó su hundimiento, a un día de que el Congreso saliera a vacaciones.

Lea: Ley anticorrupción será difícil de conciliar: presidente de la Cámara.

Hoy la pregunta en la opinión pública ronda alrededor de quiénes serían los responsables de enredar el trámite del proyecto, considerado como una herramienta fundamental para la lucha contra la corrupción. Hay que empezar diciendo que el representante Jairo Cristo, de Cambio Radical, fue el designado por la mesa directiva de la Cámara como el comisionado para la conciliación del proyecto. Por el lado del Senado, el responsable de esta tarea era Germán Varón Cotrino, también de Cambio Radical.

“Recibí el proyecto y le pedí a la Secretaría General de la Cámara el expediente del mismo. Me lo dan y minutos después por correo le solicito al equipo de Ernesto Macías, presidente del Senado, que me diga quién es el conciliador designado por ellos para poder proceder a hacer la respectiva conciliación. Pero esta es la hora y no me han dicho. Sigo en la oficina, esperando”, dijo Cristo ayer.

También: liminación de la casa por cárcel: la prueba de fuego para los congresistas.

Sin embargo, simultáneamente, durante la plenaria de este miércoles, un funcionario del Gobierno le notificó al representante Gabriel Vallejo, del Centro Democrático, que la conciliación estaba lista, sin entrar en más detalles. Se refería a la conciliación del proyecto del fiscal, el cual Vallejo no tenía ninguna relación. Igualmente, según relató el parlamentario a Blu Radio, cuando se acercó a la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, ella reiteró que lo estaban esperando para firmar el documento conciliado. La jefe de la cartera política eludió la responsabilidad diciendo que un miembro de la mesa directiva de la Cámara señaló a Vallejo como el comisionado para esa tarea.

Siguiendo con el relato de Vallejo, la sorpresa fue que mientras firmaba el texto, junto al senador Varón, se dio cuenta de que no le correspondía liderar esa conciliación. Él tenía en su haber las conciliaciones del proyecto de los paneleros y la estabilización de los cafeteros. Sin poder radicar dicho documento, pues se necesitaba la firma expresa del representante Cristo, las posibilidades de que sobreviviera la iniciativa del fiscal eran nulas.

La ilusión terminó de sepultarse cuando el presidente de la Cámara, Alejandro Carlos Chacón, levantó la sesión antes de las 5:00 p.m., en pleno partido de Colombia-Catar, sin dejar chance para que se conciliara de nuevo el documento, se presentara a la mesa directiva y se anunciara para la plenaria de hoy. La ministra Gutiérrez recordó que la iniciativa producto de la Consulta, que solamente busca eliminar la casa por cárcel a los corruptos, sigue viva y está pendiente su segundo debate. El Espectador habló con la senadora de la Alianza Verde, Angélica Lozano, quien lideró los proyectos anticorrupción en el Congreso, para analizar lo que ocurrió.

¿Cuáles fueron las dificultades para tramitar este proyecto en el Congreso?

Ese proyecto siempre fue muy drástico. Empezó el trámite hace dos años, con una propuesta dura, después de la Consulta (Anticorrupción) le agregamos los puntos relacionados; entonces unió toda clase de enemigos por diversos temas, por el texto original y por quienes se resistieron a  la Consulta. Hubo dilación, se presentaron más de 70 impedimentos en Senado, eso hizo que se gastaran cinco sesiones para votarlos, el tiempo que se tomó redujo el tema de la conciliación. Además, quien aprobó este proyecto fue la Cámara anterior, de la que yo hice parte, y eso iba a dificultar la conciliación.

¿En qué consistía el tema de la conciliación, último punto antes de pasar el proyecto a sanción presidencial?

La conciliación es un acto que usualmente es sencillo: cada lado (Senado y Cámara) designa a  uno o dos conciliadores, quienes se ponen de acuerdo en el texto que viene de cada corporación con algunas diferencias. Como es un tema que genera mucha roncha, entre más lo apoyan desde afuera, más se resisten por dentro. Y se complejizó por el poco tiempo. Hay que añadir que, inéditamente, la Cámara exigió cosas que nunca se piden, como actas aprobadas, detalles que no se necesitan. Pidieron más requisitos de lo se requieren.

¿Y qué pasó entonces con el nombramiento del conciliador y el supuesto falso conciliador?

Aquí hay por lo menos dos errores. Primero, se da confusión si se nombró o no a Vallejo como conciliador. Segundo, que no se nombró a un congresista de la misma comisión que estudió el tema, o sea, como tema penal, debía ser alguien de la Comisión Primera, de lo contrario, se pierde tiempo. ¿Cómo nombrar a Cristo, un representante nuevo en la Cámara, que ni siquiera es de Comisión Primera? En estos proyectos siempre se nombran a los ponentes, por lo general.

Ya que habla de una Cámara nueva que no conoció el proyecto, ¿cuáles hubiesen sido las dificultades si esta pasaba a conciliación?

La Cámara debía de votar los impedimentos antes de aprobar la conciliación y no sé si hubiesen alcanzado a hacerlo. Si de 106 senadores, 70 presentaron impedimento, ¿cuántos de los 172 representantes lo iban a hacer? Son, más o menos, 119 congresistas nuevos. El hundimiento de este proyecto es el crimen perfecto, porque nunca sabremos determinar quién es el culpable.

Usted habla de excusas, además de las que ya dijo, ¿cuáles más se presentaron?

La renuncia del fiscal Néstor Humberto Martínez retrasó el proyecto, perdimos tiempo porque muchos exigieron que se aplazara la discusión hasta que se nombrara un nuevo fiscal. Logramos presionar para que continuara el trámite con el fiscal encargado. Pero esto es un carrusel de excusas para alargar el debate.

¿Qué sigue aquí con este proyecto?

De fondo se evidencia la pertinencia y necesidad de lograr estos ajustes y cambios. Entre 2015 y 2017 intentamos tramitar ocho veces estos proyectos y, como los negaron, presentamos un plan B que fue la Consulta. Logramos el reto de unir a más de 11 millones de votos; al faltar el umbral, el efecto es que el Congreso quedaba obligado a volver a discutir las iniciativas. El peso de la ciudadanía nos permite seguir insistiendo y presionando. Vamos a perseverar y miraremos cuáles son las acciones a tomar.

¿Cómo están los otros proyectos anticorrupción?

De los siete proyectos, cuatro se hundieron y quedan tres en trámite. Para tercer debate en Comisión Primera de la Cámara queda pendiente la iniciativa de pliegos tipo en la contratación, y el de rendición de cuentas y declaración de renta van para plenaria de Cámara.

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