Como en cada una de sus asambleas de obispos, la Conferencia Episcopal de Colombia emite sus conclusiones respecto a los temas debatidos en dicha reunión. En el más reciente encuentro, que finalizó ayer, la paz, la corrupción y la solidaridad fueron asuntos vertebrales en los debates de los religiosos, a la vez que consideraron estos puntos como los desafíos principales que afronta el país hoy en día. En ese sentido, frases y palabras como la “cultura del encuentro” y la “esperanza” son claves para la Iglesia católica para superar las situaciones que afectan a los colombianos.
El conflicto y el panorama de una negociación dialogada con el Eln encabezaron las reflexiones de la Asamblea, en la que defendieron el derecho a la vida como principio para cualquier camino hacia la paz, reconociendo el profundo daño que causó esa guerrilla “rompiendo el horizonte de confianza y de paz” en el país. “Les pedimos manifestaciones inequívocas de voluntad: abandonen las armas y súmense al esfuerzo de tantos hermanos que han dejado el camino de violencia”, expresaron los obispos.
La liberación de la tripulación secuestrada por el Eln, que tuvo que aterrizar el helicóptero en el que se movilizaba por motivos de emergencia, el pasado 11 de enero en zona del Catatumbo, puede ser analizada como uno de los gestos sólidos de paz de esa guerrilla tras el rompimiento de la negociación que ordenó el presidente Iván Duque, debido al atentado contra la Escuela de Cadetes General Santander —con saldo de 23 muertos—.
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Sin embargo, monseñor Gabriel Ángel Villa, arzobispo de Ocaña y participante de la misión de liberación de Maxwell Joyay, Carlos Quiceno y Julio Díaz, considera que este hecho no puede considerarse como tal. “La guerrilla no estaba interesada propiamente en secuestrar a estas personas, pero el hecho los condujo a hacerlo. Durante esos días escuché que tenían la firme intención de entregarlos rápidamente porque su objetivo no era retener”, aseguró.
Por el contrario, para él y para la Iglesia en general, actos de paz son “todo lo que tiene que ver con el respeto al Derecho Internacional Humanitario, es decir, no al secuestro, no al reclutamiento de menores y no al ataque a la población civil”. Estos gestos como marco para permitir las condiciones necesarias para retomar los diálogos que, de no ser acogidos por el Eln, monseñor Villa cree que la solución política será difícil, por no decir imposible.
El panorama es complejo, y sin dar postura frente al desacato de los protocolos, la Iglesia católica está dispuesta a mediar con la guerrilla, siempre y cuando el Gobierno le pida directamente esa colaboración. “Siempre hemos pensado que la solución al conflicto es el diálogo, la reconciliación. De lo contrario vamos a tener un espiral de violencias”, reiteró el arzobispo de Ocaña.
Entre otros temas, la corrupción la calificaron como un cáncer que “impide el progreso de las regiones y destruye la confianza en las instituciones”, permeando la vida política, económica y social de todo el país. Bajo esta premisa, los obispos llamaron a los colombianos para ejercer responsablemente el voto para las elecciones que se avecinan. Asimismo, le pidieron a EPM claridad por el desastre ecológico que está ocurriendo aguas abajo del río Cauca por cuenta de Hidroituango. “Lo que está pasando es un impacto que no se puede desconocer”, comentó monseñor Héctor Fabio Henao, director de Pastoral Social.
La solidaridad con Venezuela, como tercer tema transversal de la Asamblea, fue un mensaje para continuar con la cooperación que tanto personas como organizaciones han estado acompañando. “Nosotros, como Iglesia, no entramos en el tema político sino en el drama humano. Somos claros y lo que pedimos es ayuda al pueblo, para que haya atención a los venezolanos”, manifestó el monseñor Víctor Ochoa, obispo de Cúcuta.
Igualmente, sin apoyar o desacreditar la labor de Duque con el país vecino, reconoció la autonomía de los gobernantes. “Creo que nuestros gobernantes tienen responsabilidades con lo que está pasando. Respeto las posiciones del presidente, pero hay que buscar salidas a este conflicto”, dijo. Especialmente porque hay más de 2.000 kilómetros de frontera viva ente Colombia y Venezuela. “Hermanos y padres son de uno y otro lado. Matrimonios de uno y otro lado. Es un tema muy complejo”, agregó.
Pese a las situaciones adversas que se manifiestan en un país polarizado, los obispos invitaron a crear la unidad, mantener la esperanza, y a no ceder ante la incertidumbre, "que es la que no permite dislumbrar escenarios de paz, transparencia y solidaridad de los unos con otros”.