
Según la Confederación Evangélica de Colombia, se estima que hay por lo menos diez millones de profesos. / Cristian Garavito - El Espectador
La gran paradoja de la Constitución de 1991, que abolió el Estado confesional de la carta política de 1886 y declaró la libertad de cultos, es que permitió que minorías evangélicas pasaran de las prédicas de fe al proselitismo político con rotundo éxito. Esa es una de las tesis que, en el capítulo colombiano, esboza el libro Evangélicos y poder en América Latina, una extensa investigación comparada sobre el auge religioso y electoral del protestantismo en países tan diversos como Argentina, Brasil, Chile, Costa...
Por Juan David Laverde Palma / @jdlaverde9
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